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El día iba transcurriendo lento. Mamá y Papá hacía unas horas se habían ido a trabajar, al igual que YoonGi. No tenía nada que hacer en la casa, y tampoco tenía mis maletas a la mano para entretenerme desempacando; ya YoonGi se encargaría de buscarlas cuando saliera del trabajo. Suspiré hondo.

Agarré mi celular y vi la hora, 11:53. Aún faltaba mucho para que todos salieran de trabajar. Y yo estaba encerrada en la casa haciendo nada. YoonGi me había dicho que preguntaría si lo dejaban salir antes, pero que no creía que lo dejaran; por otro lado, Mamá y Papá prometieron salir temprano.

No estaba en mis planes quedarme en casa.

Con la misma ropa que tenía de ayer, me levanté de la cama y deteniendome rápidamente en la cocina para dejar una nota, salí de la casa. Con mi celular en mano, y ayuda del 'Google Map', caminé por las calles del vecindario en donde viven mis padres... Mis verdaderos padres. Era un lugar realmente agradable; la brisa, el ruido, e incluso los niños me parecían agradables.
No pasó mucho tiempo cuando llegué a una calle principal, donde decidí llamar y esperar a un taxi; hoy iba a recorrer un poco Seúl.

<···>

Me bajé del taxi, no sin antes pagar la cantidad necesaria por el servicio, y contemplé el centro comercial que estaba frente a mí. Era inmenso. Con una sonrisa que era escondida por el cubre bocas, me adentré al gigantesco edificio enfrente de mí. Me pasee un rato por las tiendas, pensando en que iba a hacer allí, podía ver una película; pero no sabía de ninguna que estuviran pasando que fuera buena. O podría ir a comprar ropa o algo; pero no lo veía necesario.

'Kyori yo kokoro hirei suru nante'

Detuve mis pasos al escuchar la inconfundible voz de mi hermano acompañada de una suave melodía proveniendo de una tienda. Al girarme me llevé con la grata sorpresa de que era una tienda de música.

Valla sorpresa.

Shinpai ni naru motto
Toki wa sugi dondon

Me adentré en la tienda con la curiosidad a flor de piel. Ahora que lo pensaba, no le había preguntado a mi hermano en que trabajaba.
Discos. Habían muchos discos por todas las estanterías de la tienda, además de algunos radios o MP3, y demás cosas en las que se pudiera escuchar música; lo normal en una tienda de música.

Me dejé guiar por la melodía, hasta dar con una pequeña radio.

Onaji futari wa itsu made mo issho

Sip. Estaba más que claro que esa era la voz de mi hermano. Eso no me lo esperaba: era cantante, ¡era un maldito cantante!

Subete for you~
Kotae nante nakute ii
Subete wa kimi no egao no naka ni aru
Truth
Hanarete ite mo
Kokoro to kokoro wa tsunagatte iru
Forever kimi to

Luego de que la voz de mi hermano se esfumara, una familiar voz profunda captó mi atencion. Sabía que la había escuchado en algún lado, pero no tenía claro en donde.

Se me puso la piel de gallina.

---BTS, una gran banda--- me embriagué tanto con la voz profunda del chico que ahora había cantado, que no me di cuenta del chico que estaba a mi lado.

---¿Disculpa?

---BTS, una banda de chicos, ¿los conoces, verdad?--- Tomó una breve pausa, dándose cuenta de mi falta de conocimiento sobre la banda, y luego agregó:--- Esa se llama 'For you', ¿quieres escuchar otra?

Negué con la cabeza, mirando por unos segundos de más al chico. Cabello negro y piel con un ligero y y casi invisible color pálido, sonrisa y ojos soñadores, bastante y alto y, notablemente era de mi edad o tal vez uno o dos años mayor que yo.

Guapo, sin duda.

El chico aclaró su garganta algo tímido, haciéndome volver a la tierra y apartar la mirada algo avergonzada.

---Bueno, mi nombre es MinHo, y cualquier cosa que necesites, estaré por allá--- se presentó rompiendo el momento incómodo, y señalando a una esquina donde habían discos regados por el suelo, y agregó un poco apenado:--- aún los estoy ordenando.

Estiró su mano para estrecharla con la mía.

---Yo... Me llamo Iseul, y tengo que irme--- me presenté rápidamente, no estando segura si debería, e hice una pequeña reverencia para no parecer descortes; y para tratar de aliviar la dureza de mi voz. Me apresure en salir de allí, no sin antes darle una última mirada, notando como devolvía su mano a su lugar.

<···>

---Iseul pásame los platos

---Ya voy Mamá

---Me gusta como suena... 'Mamá'--- sonreí al escuchar a Mamá hablar por lo bajo.

Apresuradamente le pasé los platos. 10 platos en total. Demasiadas personas iban a venir hoy, demasiadas para mi gusto.

Ya era tarde, y en cualquier momento los invitados iban a llegar. El día había transcurrido bastante normal, diría yo. Sin contar las veces que me confundieron con Suga en el centro comercial, aunque no se me hacía raro. Pero eso me llevó a pensar en el chico de la tienda. MinHo. Curiosamente, y a pesar de que tenía conocimientos sobre música, no mencionó mi parecido con el tal Suga, como todo el mundo había echo. También había ido a buscar mi ropa al hotel, avisandole por mensaje a YoonGi para que no fuera a ir ya que yo la había buscado.

---Iseul--- La voz de mi Papá me trajo de vuelta de mis pensamientos---, puedes irte a cambiar de ropa si quieres, yo termino de ayudar a tu Mamá por ti.

Sonreí.

---Gracias Papá

Me dirigí a mi habitación para buscar unas toallas y luego ir al baño del pasillo, y casi en tiempo record me fui a duchar. No tardé mucho. Salí con una toalla envuelta a mi cuerpo y otra a mi pelo, y con cuidado de no toparme con nadie me apresuré en entrar a mi habitación y cerrar con seguro.

No pasó mucho cuando ya estaba lista. Unos jeans de mezclilla pegados más no ajustados, con una camisa gris oscuro manga larga, y unas vans blancas. Casual y presentable en mi opinión. Si, estaba bien.

---Iseul, ya llegué--- la voz de YoonGi sonó desde la primera planta de la casa, supongo.

Justo a tiempo.

Agarré mi celular que hasta ahora había estado en mi habitación, y salí de mi habitación con rumbo a enfrentarme a los amigos de mi hermano.
Me sentía mas nerviosa de lo esperado, y no era de esperarse. Solo cuatro de los platos que puse eran para mi familia, y eso me daba a entender que los seis restantes eran para ellos. Y en la mañana me habían dejado claro que eran chicos.

Hombres.

Cuando llegué a la planta baja no vi a nadie. Y unos microsegundos más tarde escuché demasiadas voces proviniendo de la sala.

Bien, Iseul, hora de enfrentar uno de tus mayores miedos: Hombres.

Cuando entré a la sala todo se volvió silencio, y todos, absolutamente todos se me quedaron mirando.

Momento incómodo. Muy incómodo.

Mi vista viajó entre los seis pares de ojos desconocidos que me miraban, y casi como un auto-reflejo, mi semblante cambió a uno un poco serio.

Las siguientes palabras se me escaparon:

---El Tonto del ascensor--- hablé con seriedad señalando al mencionado.

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Tropiezo Con El Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora