Luna, Matteo y todos los chicos del Jam and Roller han crecido, ahora tienen hijos y es su turno de vivir locas aventuras, ¿Estas dispuesta a leer cada una de ellas?...
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Era un domingo por la mañana. Como cada semana, estábamos fuera de la casa del tío Simón y tía Ámbar, en Argentina.
Tenía una semana que habíamos regresado de Cancún. Una semana en la que mi hermana estaba molesta conmigo. Una semana en la que Valu no respondía mis mensajes.
Conforme fueron pasando los días, iba recordando lo que pasó en la fiesta de Daniel. Me sentía avergonzado por besar a Valu, es decir, es mi mejor amiga, no estoy enamorado de ella, ¿O sí?.
Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando se abrió la gran puerta blanca de la mansión Benson (mi mamá decidió dársela a tía Ámbar, al fin y al cabo, mis padres construyeron una propia para formar su familia).
Tío Simón sonrió.
-Querida, ya llegaron- gritó mientras abrazaba a mamá.
-En un momento salgo - grito tía Ámbar, de repente se asomó por la puerta, sonrió y corrió hacia mamá- ¡Lunita! ¿Cómo han estado?, ¿Qué tal todo por Cancún?.
-Bien Ámbar, muy bien, pero estaríamos mejor adentro. Se siente mucho frío- dijo mi papá mientras nos saludaban mis tíos.
Entramos a la gran mansión. Siempre me ha gustado estar aquí, cuando era pequeño venía casi diario a jugar con Cel y mi hermana.
Hablando de Celeste, es raro que no haya bajado a abrir. Dudo que Sol no le haya dicho que veníamos.
-¿Y Celeste?- preguntó mi hermana por mí.
Tía Ámbar dejó una bandeja con tazas de café en la mesita de centro.
-En un momento baja, seguro se quedó dormida- respondió mi tía con un sonrisa.
-¿Celeste?- preguntó mamá.
- Ámbar, preguntamos por Celeste, no por Sol- dijo papá. Sol golpeó el hombro de mi papá.
Todo mundo sabe que Sol es muy floja, despierta tarde y si lo hace temprano, está de malas, como ahora. Lo contrario de Cel, que ella ama despertar temprano, ir a correr, comenzar el día con buena actitud.
-Muy gracioso papi - hizo un tierno puchero que ni en un millón de años Matteo Balsano podría resistirse. Le dió un tierno beso en la frente.
-A nosotros también se nos hace súper extraño, pero por alguna razón, Celeste ha estado distraída, más que Luna y Leo juntos- confesó tío Simón.
-¿Eso es posible?- respondió mi mamá.
-Al parecer sí Lunita, desde que regresaron de Cancún, Celeste está rara- tía Ámbar tomó una taza de café.
-Ya estoy aquí - Celeste bajó con la pijama y un chongo mal hecho. Saludo a todos menos a mí.
Voltee a ver a Sol pero pareció ignorarlo, igual que el resto.
