Luna, Matteo y todos los chicos del Jam and Roller han crecido, ahora tienen hijos y es su turno de vivir locas aventuras, ¿Estas dispuesta a leer cada una de ellas?...
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—¡Estoy en casa!— grité cerrando la puerta de mi casa. Jorge miró hacía las escaleras y luego volteó a mí.
—Creo que no hay nadie— dijo un poco nervioso.
—¡Yo estoy aquí!— dijo mi gemela mientras salía de la cocina—así que nada de comportamientos turbios.—
Rodé los ojos y Jorge se ruborizó.
—Eres la única que piensa en eso— contesté a Nat —¿Dónde están los demás?.—
—Mamá y papá fueron al supermercado y Lucas está ensayando con los chicos en casa de Daniel—
Asentí.
—Iré a ensayar a mi habitación—dije a mi hermana, ella asintió y se sentó en el sofá dispuesta a seguir con su maratón de twilight.
Comencé a subir las escaleras pero al ver que Jorge no me seguía me detuve.
—¿Por qué no subís?—pregunté confundida.
—No están tus papás— contestó nervioso.
—Pero siempre subís, estén o no estén— respondí. — Anda, sabes que no hay problema con ellos—
—¿Y con...?—se aclaró la garganta— ¿Y con Lucas?—.
Suspiré. Con que esa era la razón por la que no quería venir.
—Ya escuchaste a Nat, está con los chicos— dije un poco cortante.— ¿Subís o no?—
Jorge asintió y me siguió hasta mi habitación.
Pasaron cerca de dos horas en las que yo me la viví montando la coreografía para mi presentación y conforme fueron pasando las horas Jorge dejó de estar tenso.
—¿Qué decís de este? —le pregunté a Jorge mientras hacía un pirouette.
—Nicole tranquilízate, sé que estás nerviosa, pero todo estará bien— Se acercó y tomó mis manos.
—Lo sé, es sólo que falta tan poco para la audición que los nervios me comen—me miró fijamente antes de abrazarme.
—Yo sé que eres capaz de impresionar a todos con tu talento—susurró. Yo seguía recargada en su pecho.—Confía en tí como yo lo hago, ¿Sí?.—
