Reencuentro. [ I parte.]

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—Akashi-sama, la señorita Momoi acaba de llegar. —Aunque aquellas palabras se las hubieren dicho desde pequeño, Kouki aún no estaba acostumbrado al trato de los mayordomos de la mansión. Jamás se sentiría a gusto completamente. Después de procesar sus palabras, le asintió al mayordomo principal.

—Está bien, iré enseguida. —Espetó, el mayordomo hizo una reverencia y se retiró de la habitación. Seijūrō seguía en la ducha así que prefirió no incomodarlo.

Salió de su habitación con cuidado y camino hacia el salón principal, se alegró cuando vio a su ex entrenadora, más su expresión cambio a una confusa cuando vio una pila de cajas a su lado.

—Furihata-kun. —Gritó emocionada Riko mientras corría hacia él y terminar envolviéndolo en un dulce abrazo. —¿Cómo estás? ¿Qué tal el embarazo? ¿Akashi te trata bien? Sino es así, dime y yo...

El castaño río ante las palabras de su entrenadora, habían pasado años, pero aquella castaña no cambiaba en lo absoluto. —Akashi me trata bien, ¿y usted? ¿Cómo ha estado? ¿Momoi-san la trata bien? —La última pregunta agarro desprevenida a la castaña e hizo que se sonrojara.

—Bueno...

—Kou-chan. —Gritó la de cabello rosa mientras tiraba la caja para ir a abrazar al castaño, se detuvo cuando dos pequeños la abordaron.

—Tía, recuerde el estado de mamá. —Hablo Seiji mientras protegía a su madre de los peligrosos abrazos de su tía Momoi.

—Por favor. —Agregó el pequeño Kō, su hermano olvidaba decir aquellas palabras mágicas que su madre les había enseñado, por ello él era quien tenía que decirlas. Momoi rió ante ese gesto.

—Kō-chan, Sei-chin. —Gritó la mayor y apretujó a los pequeños, estos comenzaron a quejarse.

—Nunca escucha. —Habló Riko mientras ponía los ojos en blanco. Kouki rió.

—Akiteru-kun, Hana-chan. —Dijo el castaño al ver al hijo mayor de los Momoi con la pequeña pelirosa en brazos. La pequeña se removió en los brazos de su hermano, estaba impaciente por ir y abrazar a su tío.

—Buen día, Akashi-san. —Habló el mayor con respeto, el castaño sonrío ante el gesto.

—Buen día también, Akiteru-kun.

Kouki dudó un momento, antes de empezar a caminar hacia a ellos y cómo pudo tomó a la pequeña en brazos, esta pesaba.

—¿Cómo estás hoy, Hana-chan? —Preguntó el mayor, la pequeña le sonrió.

—Muy feliz, Kouki-san. —Sonrío la pequeña mientras depositaba un beso en la mejilla del mayor.

—Mamá. —Gritaron ambos niños cuando por fin lograron escapar de su tía Momoi. Sabían que su madre era delicada y más aún ahora que estaba embarazada, no debía hacer esfuerzo y ahí estaba, cargando una niña de unos 30 kg.

Kouki les sonrío, no esperaba ser reprendido por sus propios hijos. Mayor fue su sorpresa cuando Hana fue arrebatada de sus brazos y el miedo se situó en él al ver a su querido esposo cargando ahora a la pequeña.

—Veo que has crecido mucho, Hana. —Dijo Seijūrō mientras la levantaba en el aire y la pequeña reía. Kouki desvió la vista cuando los ojos del pelirrojo buscaron los suyos, se notaba un poco de disgusto en él.

—Tío Seijūrō. —Gritó la pequeña riendo, Aida río al notar la preferencia de su hija por sus tíos.

—Akachin. —Musitó la Momoi mayor mientras le quitaba a la pequeña, no es que desconfiara en la fuerza de su amigo, pero prefería evitarse viajes al hospital ese día.

—Satsuki, ¿no confías en mí fuerza? —Habló el pelirrojo sonriendo, la de cabello rosa rió nerviosa.

—Akashi-san, ¿cómo está? —Intervino la castaña salvando a su amada.

—Perfecto, ¿y tú, cómo has estado? —Preguntó a la castaña.

—Muy bien, en familia y eso. Me alegra poder volver a ver a todos esta vez, será divertido. —Aquellas palabras sonaron extrañas para Furihata, pues en aquel momento la mirada de nostalgia que invadió a su entrenadora lo dejó perplejo, ¿quiénes más llegarían aquel día?

—Con que muy buena guardando secretos, ¿no? —Dijo el pelirrojo mirando a Satsuki, la nombrada miraba hacia otro lado, no quería en ese momento encontrarse con aquellos ojos.

La tensión se sintió por unos minutos, tensión que fue rota cuando la Akashi menor llegó saltando y gritando al ver a sus dos tías favoritas, Kouki dio gracias al cielo mientras veía a su hija saltar a abrazar a su tía Satsuki y mandarle una mirada furtiva a su padre, este se rió ante el gesto de protección de su hija.

"Será un largo día." Pensaron Kouki, Aida y Akiteru ante aquella escena.

***

Súper perdón por no haber subido el capítulo antes, he tenido algunos problemas personales y se me ha hecho un lío todo.

Lo más probable es que suba el siguiente capítulo en unos días pues la verdad estoy muy emocionada, esta novela no iba a durar mucho y espero les guste lo que planeo hacer en capítulos próximos. 

Con mucho amor, Noa. 💕

Una vez más. ~ Kuroko no basket.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora