La familia Aomine.

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—Papá. —Susurraba el pequeño mientras con sus pequeñas manos mecía a su padre. Ni aún así despertaba aquel peliazul. —Papá. —Repitió mientras seguía con el acto.

—¿Qué pasa, Ryû? —Preguntó si madre levantándose de la cama, el chico lo miró y entendió la situación.

—Mamá irá contigo. —Dijo el mayor, se levantó con cuidado y se movió hasta donde estaba su hijo. —Venga, vamos, papá está muy cansado por culpa del trabajo. —Explicó y acto seguido, tomó la mano de su pequeño.

Se dirigieron hacia el cuarto de baño. Ryû aún tenía cinco años y le era difícil usar el baño solo, por ello algunas veces se daban situaciones parecidas donde el pequeño se despertaba a media noche y le pedía a su padre que lo ayudase. Sakurai entendía el porque Aomine no había despertado, la noche anterior estuvo patrullando hasta muy tarde y regresó a casa pasada la media noche.

Cuando el pequeño acabó, se lavó las manos y miró a su mami. Se miró al espejo, le gustaba bastante su cabello, el cual había heredado de su madre, se sentía completamente orgulloso de parecerse a su madre en ese aspecto, aunque por lo demás había heredado la tez de su padre y el color de sus ojos, igual sabía que era muy guapo. 

—Mamá. —Habló el pequeño cuando comenzaron a caminar a la recámara del más pequeño. —¿Puedes dormir conmigo? —Preguntó, no era que tuviese miedo o algo parecido, solo quería dormir abrazado a su mami por un rato.

—¿Tienes miedo? —Preguntó el mayor recordando cómo su primera hija había sufrido de terrores nocturnos por una mala experiencia en el pasado. Se sintió relajado cuando el pequeño movió su cabeza diciendo "no". —Está bien, vayamos a dormir juntos. —Dijo el mayor, a veces no estaba mal poder disfrutar a sus hijos de esa manera, probablemente cuando esté fuera más grande no querría ni siquiera abrazarlo.

—Mamá. —Escuchó la voz somnolienta de su otro hijo, volteo y en la puerta de su habitación estaba el pequeño.

—Lo siento, ¿te despertamos? —Preguntó apenado, algo que no había cambiado en él. Junto con Ryû se acercó a Asahi, él pequeño era un año mayor que Ryû.

—¿Y papá? –Preguntó mientras bostezaba.

—En nuestra habitación. —Respondió y el pequeño salió de su habitación, lo observo caminar hacia la habitación donde yacía un dormido Aomine. Su hijo Asahi era muy pegado a su padre, se podría decir que el pequeño había heredado la personalidad de Aomine más que Ryû, aunque nadie le ganaba a su hermana mayor, Akemi era la versión femenina de Aomine en todo el sentido de la palabra. No sólo tenía la apariencia física, sino que también tenía la misma personalidad que el As de Tōō. Aunque la única que podía calmar a aquel "demonio" era la hija de los Kagami.

—Mamá. —Llamó una vez más el pequeño, había olvidado todo por estar pensando en sus hijos.

Caminaron hacia la puerta continúa de la habitación del pequeño Asahi. Una vez adentro, el pequeño se dirigió a su cama junto a su madre, sería muy difícil para Ryû dormir ahí, era muy pequeña.

Como pudo, se acomodó junto a su hijo, este lo abrazó y se acurrucó junto a él.

Como si lo hubieran transportado en el tiempo, comenzó a tararear una canción de cuna mientras acariciaba el cabello de su pequeño hijo.

Y como si ese fuese un desencadenante, algunos maravillosos recuerdos lo inundaron.

Sonrío melancólico al recordar cuando le dijeron que tendría un bebé, su primer bebé. Si bien al principio no sabia como decirle, Furihata Kouki, un completo extraño en aquel entonces, lo ayudó. Por ese tiempo aún no oficializaba su relación con el moreno y tenía miedo de decirle, ¿qué pensaría él? Tenía tantas dudas, pero por primera vez en su vida tomo todo el coraje que Furihata había hecho crecer en él y confrontó a Aomine.

Río, cuando le dijo al moreno, este se desmayó del shock y pensó que lo había matado, llamó a su sempai y este llegó para ayudarlo con el peliazul. Cuando Aomine despertó, lo había agarrado desprevenido y lo había abrazado. Iba a tener un hijo, un hijo con la persona que había comenzado a amar. Realmente estaba feliz.

También recordó cuando nació la pequeña morena, ella era tan delicada en ese entonces. Otro recuerdo que lo inundó fue cuando les dijeron que tendrían a Asahi, el moreno volvió a desmayarse en el consultorio de Midorima. Takao a veces se burlaba de las reacciones de Aomine, pues cuando les dijeron de que tendrían un hijo más, el moreno volvió a desmayarse.

Sonrío mientras bostezaba, quería dormir un poco más. Aquel día iba a ser un poco cansado y el castaño lo sabía. Mientras trataba de dormir se dio cuenta de que su pequeño hijo ya estaba en brazos de morfeo, mas él aún luchaba para poder dormir. La incomodidad lo despertaba.

***

La morena observó a su madre y a su hermano, la puerta de la habitación estaba abierta y pudo darse cuenta del cambio de habitación que su madre hizo. Vio la puerta que proseguía, está también estaba abierta, así que lo más probable era que su hermano se había despertado e ido algún lado.

Caminó hasta la cocina y se sirvió un vaso de leche, había dormido tan solo 6 horas, pero ya tenía mucha energía y el sueño había abandonado su sistema.

Se sentó en el sofá y prendió la televisión, asegurándose de que el volumen no fuese alto para no despertar a los demás.

Ahora solo le quedaba esperar unas horas más para que el resto de su familia despertase y fueran a la mansión Akashi.

Una vez más. ~ Kuroko no basket.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora