La familia Akashi.

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Mentía si decía que se había despertado recientemente pues no era así, el pelirrojo llevaba un rato observando a su esposo tocarse el vientre, aquella imagen lo cautivó a tal punto que olvidó el porqué se había levantado tan temprano en primer lugar.

Cuando al fin salió del transe, se levantó con cuidado de no despertar a su bello castaño, pero aquel plan falló.

—¿Sei? —Preguntó adormilado, su esposo estaba parando junto a la cama, vio el reloj y maldijo al pelirrojo por haberlo despertado tan temprano.

—Tengo unas cosas que arreglar. —Dijo el pelirrojo mientras se acercaba al armario para cambiarse por algo más decente.

—¿Y tenías que hacerlas a las cinco de la mañana? —Reclamó el castaño, aunque estaba oscuro, pudo observar a su marido asentir. —Akashi...

—Sé que estás enojado, pero a mí me enoja más que me llames así, además tú también eres un Akashi ahora. —Reclamó mientras se acercaba a la cama y tomaba su mano. —Perdón por despertarte.

—No importa. —El castaño hizo un puchero, el pelirrojo lo supo y lo beso, un beso algo rápido para el gusto del castaño.

—Sigue durmiendo. —Le pidió el pelirrojo después de aquello, mas sabía que ahora al castaño le sería imposible dormir una vez más. Kouki se removió en la cama, hasta quedar sentado en el borde.

—No pidas imposibles, Seijūrō. —Soltó una risita y acto seguido se levantó en dirección al cuarto de baño.

El pelirrojo río, amaba a su esposo y aquellos teatros que él hacía cuando interrumpía su sueño, pero debía entenderlo, Furihata estaba embarazado y por lo menos aún no había tenido sus drásticos cambios de humor como cuando tuvo a sus primeros hijos.

Salió de la habitación y observó que la puerta de la habitación de  sus hijos estaba abierta, ellos solían algunas veces salir a correr por la mansión, pero no esperaba que lo hicieran tan temprano.

Cuando llegó al patio trasero, las vio. Sus dos hijos estaban jugando un uno a uno entre ellos y eso lo motivó a meterse entre ellos.

—Papá. —Exclamaron ambos pelirrojos cuando el emperador les quitó la pelota y encestó.

—¿Es que se han levantado tan temprano a estrenar esto? —Preguntó riendo, hace solo unas horas se había acabado todo el ajetreo de hace unos meses pues su cancha de basquetbol al fin estaba terminada.

—Papá, ¿vendrán todos? —Preguntó uno de sus dos gemelos, Seiji, mientras iba por la pelota. Después de tenerla entre sus manos, se acercó a su padre, el pelirrojo de 12 años lo miro con aquellos ojos rojos idénticos a los suyos, esperando una respuesta.

—Sí, vendrán todos. Es una ocasión especial. —Respondió con una sonrisa, sabía que a sus hijos les hacía ilusión ver a sus demás primos.

—Eso será genial, ya quiero jugar con ellos. —Dijo su hijo Kō, mientras sus ojos castaños se posaban sobre la pelota de basquetbol que su hermano aún sostenía, pudo ver que una sonrisa surcaba el rostro del pelirrojo. Río al sentir aquella aura creada por sus hijos, tan familiar, pensó.

—¿Es que ustedes también tenían asuntos pendientes a esta hora? —Escucharon los tres y voltearon hacia el lugar donde la voz provenía. Allí estaba él, mirándolos divertido.

—Mamá. —Gritaron ambos niños y corrieron a abrazarlo, Kouki amaba ese afecto diario que sus hijos le proporcionaban.

—¿Estaban jugando? —Preguntó al ver la pelota en el suelo, Seiji la había dejado caer por ir a abrazarlo y esta había rodado hasta los pies del Akashi mayor.

—Sí, le he ganado a Kō. —Susurró el "mayor", aunque solo habían segundos en realidad.

—Hey. —Refunfuñó uno, su padre río al verlos.

—¿Shiori aún duerme? —Preguntó Kouki al ver que solo sus gemelos estaban ahí, su hija no era de ser tan activa como ellos a esas horas.

—Ya sabes cómo es. —Respondió Kō.

—Bueno, ya que están tan activos a estas horas, creo que si hacemos esto en familia será más divertido. —Habló el Akashi mayor, eso sorprendió a los dos pelirrojos y al castaño. —Oh, vamos, ya saben lo que suelo decir.

—Cierto, tus órdenes son absolutas. —Recordó Kouki riendo mientras recordaba aquello que el pelirrojo solía decir antes de formar una familia con él.

—No, Kouki, eso no. —Río mientras se acercaba a su esposo. —Las cosas son mejores en familia. —Recitó él seguido por la voz de sus hijos. Definitivamente él había cambiado desde que conoció a su emperatriz.

***

—Mamá se ha quedado dormida aquí. —Susurró Kō al ver a su madre sobre el sofá, habían pasado dos horas limpiando y arreglando el espacio donde estarían sus tíos.

—Dejadlo dormir, ya saben cómo se pone si lo despertáis. —Ambos pelirrojos se sobresaltaron al oír la voz de su hermana, "¿es que acaso se ha estado juntando mucho con los hijos del tío Kuroko?" Pensaron ambos.

—Shiori tiene razón, sigamos nosotros. —Espetó su padre entrando al salón, el había estado haciendo un par de arreglos más en su oficina.

Los tres pelirrojos miraron a la pequeña niña, está aún parecía adormilada, pero se apuntó a seguir limpiando con ellos.

Hacia un tiempo que el emperador había cambiado por su familia, aún tenían gente trabajando en la mansión, pero esta era una ocasión diferente. El haber limpiado no era algo que hubiera hecho años atrás, mas el haber escuchado sus voces desde la mañana sí que le había alegrado más el día.

***

Bueno, esto fue como una breve descripción de las familias y desde acá los capítulos ya van conforme la historia. También incluiré a otras familias pero conforme desarrolle la trama. Espero les haya gustado un poco de la primera parte y siento que este capítulo me quedo feo, estoy en parciales y he estado bajo el estrés por ello.

Espero les guste y sigan leyendo eta historia, gracias por votar y comentar. Actualizaré lo más pronto posible.

Besos, Noa.

Una vez más. ~ Kuroko no basket.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora