Midorima por fin llegaba a su dulce hogar, que de dulce lo tenía todo.
Cerró la puerta con cuidado pues no quería despertar a sus hijos y mucho menos a su esposo que debería estar descansando.
Comenzó a caminar rumbo a su habitación, había sido una noche difícil en el hospital y realmente ansiaba estar cerca de su pareja, aunque si se lo preguntaba lo más probable es que respondiera que no extrañaba para nada su hogar.
Entró a la habitación y dejó su portafolios en el suelo, se sacó la corbata y los zapatos en el camino a la cama. Observo a Takao unos minutos antes de sacarse la camisa, el pelinegro yacía plácidamente dormido abrazando un peluche que probablemente era de su hija menor, sintió celos de aquel objeto inanimado. Se quitó el pantalón y lo sustituyó por un pantalón cualquiera que Takao siempre ponía en una silla cercana a la cama, era para que él no tuviera que buscar algo al llegar tan cansado.
Se acercó y con mucho cuidado se acostó a lado de Takao, él se removió un poco. —Shin-chan. —Susurró adormilado, de algún modo aquello lo hizo sonreír.
—Estoy en casa. —Respondió, el halcón se rió y volvió a dormir.
Midorima trató de descansar después de aquello, pero era como si la risa de su esposo lo hubiese recargado de energía y el sueño había desaparecido.
Acercó su mano al rostro de Takao y comenzó a inspeccionarlo, hacía años que se habían casado y formado una familia, no se arrepentía. ¿Cómo podría? Sus hijos eran lo más hermoso del mundo y tenían a la madre más hermosa del mundo. Sin duda sus decisiones eran las mejores.
Pasó su mano por el cabello del pelinegro, su cabello tan suave hizo que tuviera un recuerdo breve de cuando nació Kazuo, su hijo mayor. Él nació con el cabello negro como su madre, bastante parecido a al halcón, lo único que había heredado de su padre fue su característico tono de ojos. Como el mayor, Kazuo trataba de portarse como un adulto mas cuando sus hermanos menores o sus primos le pedían jugar, Kazuo se transformaba en Takao 2.0. El peliverde río ante el pensamiento de su hijo y su esposo, eran tan iguales como Kagami y Hikaru.
Dejó esos pensamientos cuando cayó en cuenta que hora era y si no dormía en ese momento, estaría demasiado cansado para despertarse después y esa no era una opción. Era su día libre, no tendría que ir al hospital, pero tenía otros planes impuestos por su ex capitán en Teiko.
Dejó a Takao y volteo a la derecha, sus ojos se encontraron con un pequeño portarretratos que mostraba la foto donde salían sus hijos hace algunos años. Ahí estaban Kazuo, el mayor de sus tres hijos, Akane y Hayato. Sonrío y antes de que pudiese notarlo, se durmió.
*****
—Kazuo, papá llegó. —Susurró su pequeño hermano desde el marco de la puerta. El mayor de los Midorima había estado despierto todo el rato, estaba ansioso por ver a sus demás primos aunque los había visto hace un mes, realmente ansiaba verlos otra vez. Las vacaciones de verano realmente parecían eternas para él.
—Lo escuche, ¿te despertó? —Preguntó, el pequeño asintió y le hizo una seña para que entrase en la habitación. Se hizo a un lado y Hayato se acomodó a su lado. Hacían esa rutina cuando el pequeño despertaba gracias a su padre, le costaba dormir solo aún.
Su hermano se durmió unos minutos después de eso y aún seguía ansioso, quería que ya fuese la hora de ver a los demás.
La puerta de su habitación se abrió una vez más, ahí estaba la pequeña Akane, un poco apenada.
—H-he-r-rma-ano-o. —El mayor sonrió. No hizo falta más para entender, llamó a su hermana con un gesto y ella se acercó. Ella, como Hayato, tampoco podía dormir sola y la mayoría de veces también se les unía.
Pasaron minutos y aunque sus ojos estaban cerrados, sabía que ella estaba muy despierta. Entendió que Akane no podía dormir por su culpa, podía entender cómo se sentía su hermano mayor y no dormía por ello. Así que dejó de estar ansioso y se acomodó bien junto a sus hermanos, poco a poco sus párpados se hicieron pesados y se quedó dormido.
El mayor ansiaba ese día, lo ansiaba.
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Una vez más. ~ Kuroko no basket.
FanficAkashi ha tenido una idea un tanto peculiar. Después de tiempo, la generación de los Milagros se volverá a encontrar para cumplir los caprichos de su ex capitán.