10ma Bala

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Dos siluetas se encontraban caminando a un costado de la desierta calle. Una de ellas pertenecía a un cuerpo bien trabajado, con visibles músculos bajo la ropa de otoño, mientras que la otra era de un cuerpo esbelto, de movimientos ligeros y gráciles. Ambos siguieron su camino en silencio hasta llegar a una calle transitada, donde podrían tomar un taxi que los llevara al hotel donde se estaban hospedando.

Yuri, ¿qué estás pensando? —preguntó el mayor por curiosidad una vez llegaron a la parada. Como no se veía ni un alma alrededor, no se preocupó por moderar su tono de voz.

Lo que yo pienso no te interesa.

Es porque me interesa que te pregunto. —replicó Christopher mientras paraba un taxi que iba pasando. Le dió las indicaciones del hotel al desconocido antes de subir, y una vez dentro, volvió a preguntar, obteniendo una respuesta cortante.

¡Cállate pervertido, eres muy molesto! Me recuerdas a Víctor cada vez que me lastimaba entrenando. —exclamó Yurio de mal humor y con el ceño fruncido, pensando en todas aquellas veces en los que el peliblanco le había llamado la atención por no ser cuidadoso.

hablando de Víctor, ¿por qué le dijiste esas cosas? Sabes que normalmente no escucha a nadie, pero no es como si fuese indiferente a todo lo que le dicen.

—Es para que permanezca alerta. No sabemos por cual lado nos atacarán así que es mejor que salga de ese lugar rápido. Además, ¿qué es esa estupidez de que está comprometido? Y con otro hombre, para rematar.

A Yakov le daría un infarto si se enterara de esto.

No sería la primera vez. Recuerdo el día en que Víctor decidió irse travestido a la reunión anual de la asociación.—Ese día tuvieron que sostener el furioso cuerpo de Yakov para evitar que se abalanzara sobre Víctor. Claramente el peliblanco disfrutó de la velada, ellos no.

Fue una hazaña evitar que lo matara. Al final todo salió bien, y Víctor terminó recibiendo miles de invitaciones para salir.

Y eso fue lo que más le molestó al anciano. Que no se te olvide que somos asesinos profesionales, no damas de compañía. No debemos sentir simpatía por las víctimas, tampoco cariño o cualquier otra emoción que nos pueda hacer vulnerables al enemigo. Sin embargo ese maldito viejo chasqueó la lengua al pensar en la imagen de cabeza hueca con la que inesperadamente se encontró— necesita que Yakov le de otra lección, pensar que tiró todo nuestro código a la basura.
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Mila encontró a su jefe en la oficina con el ceño fruncido. Se había quitado los lentes de pega y llevado su cabello hacia atrás , un acto inconsciente que había adquirido con el pasar de los años ante la necesidad de relajarse y de pensar detenidamente.

—Yuuri, ¿te encuentras bien? —recibió una afirmativa silenciosa del contrario— no te enojes con Víctor, sabes que esa es su forma de actuar.

—No estoy enojado con él.

—Pues tu actitud demostraba lo contrario.

—No, no estoy molesto, es solo que... —Yuuri se quedó callado unos segundos, se sobó un poco el cuello y suspiró antes de cambiar el tema— ¿Crees que Víctor se haya enfadado porque le dije que no?

—Pensé que eso era obvio —bromeó Mila con tono inocente— ¿quien es tan egoísta como para negarse a cumplir el deseo de su esposo para que sus amigos se queden unos días en su casa? — Yuuri se deprimió un poco, pero no respondió.

Mila no pudo evitar sonreír mientras se sentaba en uno de los escritorios cercanos al de su jefe.

—por supuesto que no está enfadado —aclaró apiadándose de él— solo un poco molesto y confundido por tu actitud. No te preocupes, lo olvidará una vez te disculpes con él.

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⏰ Última actualización: Dec 31, 2017 ⏰

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