Quiero conocerte

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En el bello pueblo de Santa Cecilia empezaba a amanecer, al menos para el joven Miguel Rivera ya que se había dormido muy tarde por estar componiendo una canción y como consecuencia se está despertando muy tarde, si no hubiera sido por qué una chancla a su puerta él seguiría dormido.

—¡Mijo ya párate que ya es más de medio día!— Se escuchó la voz de su abuela al otro lado de la puerta, él joven músico le contesto con un "voy" se arregló para los deberes que tenía que hacer (aún que presentía que ya los habían hecho).

El chico tomo su guitarra y salió, trato de pasar desapercibido pero. —¡Miguel! ¿Qué te he dicho de dormir hasta tarde? — le dijo su abuela con escoba en mano, la mujer estaba barriendo el patio de aquella casa, la mujer hubiera seguido con el regalo de no haber sido por. —Se están mudando—.

La curiosidad fue muy grande en aquella mujer que dejó a su nieto ahí y se acercó junto a la mamá del chico, él joven pareció que la curiosidad se apoderó de él y se acercó. —¿De dónde serán? — dijo la mujer de cabello oscuro cargando a su pequeña hija.

—Chicos, chicos está bien, estoy bien, si llegué bien a México, si si... Estaré bien — se alcanzó a escuchar al chico hablar en un idioma, que obviamente no era español.

— ¿Es chino? — dijo la mujer mayor. — Esos chinos no son de confianza. —

— Creo que viene solo... ¿Dónde estarán sus padres? — dijo la madre.

— Bueno, dejemos de ser metiches, vamos al taller — sentencio la mujer mayor, la madre del chico dijo que iba más al rato, ya que iba a preparar leche para su pequeña, él joven músico le dijo a su abuela que iba a la plaza a reunir dinero a su manera, la abuela acepto, solo por qué toda esa semana estuvo en el taller.

Él joven mexicano se acercó a aquella residencia, una vez fue perdido de vista por su abuela, se acercó con curiosidad por saber quién era aquel chico de orígen asiático. — Si díganle a mi tía que estoy bien... —.

— Hola... — hablo el mexicano para captar la atención del chico, que pensó que no lo había entendido. —Esperen un segundo — dijo el chico de ojos rasgados y apartó el teléfono de su oreja. — Hola... ¿Te puedo ayudar?—. Para sorpresa de Miguel el chico hablaba perfectamente el español.

— Oh... Soy Miguel... Somos vecinos, solo quería darte la bienvenida... ¿Eres chino? —.

— Japonés — dijo el chico de mayor estatura. — ¿Es lo mismo no? — el chico asiático se le dibujo una pequeña sonrisa ante el comentario del mexicano — Soy Hiro Hamada —.

— Mucho gusto Jiro — dijo Miguel el cual saco otra risa ante la mala pronunciación del nombre de aquel asiático. — ¿Tocas? — pregunto el chico viendo la guitarra del joven.

— Algo... — dijo el joven mexicano apenado, pero ¿Por qué el chico se sentiría apenado ante aquella persona? Apenas cruzaban miradas y palabras.

El asiático atendió la llamada y dijo algo en su idioma natal y Miguel imagino que era una despedida, ya que después de ello colgó el teléfono y lo guardo.

— ¿Y... Vas a algún lugar? Siento que te estoy entreteniendo mucho —.

— oh... Si pero... — el mexicano está buscando una excusa para conocer un poco más a aquel chico, pero nada se le ocurría nada bueno. — Si querías ser cortés ya lo fuiste, puedes irte, gracias por la bienvenida Miguel— dijo el joven y le dedicó una sonrisa.

— Quería conócerte... — dijo el más bajo. — La verdad... Es raro ver a un chico de China por aquí... —.

— Japón — corrigió.

— Pues eso pueh... Bueno... Solo me dio curiosidad — termino el mexicano esperando que lo corrieran de aquel lugar por andar de chismoso. — Ya veo... ¿Quieres ayudarme? — hablo el japonés, el chico de piel morena asintió.

Se pasaron una hora sacando cajas, Miguel rezaba por qué nadie de su familia lo viera, y tubo suerte, una vez acabado todo, pudo ver bien el lugar en el que se quedaba, no era muy grande, eran tres cuartos, imagino que uno iba ser habitación y lo otro no sabía exactamente.

— ¿Vienes solo? — el japonés asintió y de una caja saco un artefacto raro. — Vengo por un intercambio estudiantil —.

— ¿Pero no los intercambios son de universidades? — dijo el joven músico. — Estás viendo al universitario más joven — dijo el chico.

— ¿Y... A qué universidad vas a ir? —.

— Se llama UNAM... Sé que está en la ciudad pero, quería probar algo nuevo por eso no me quede aquí, bueno, además de que leí sobre el país y las tradiciones y mencionaron que estar en un pueblo valía la pena — concluyó.

— Disculpa que me meta, pero... ¿Cual es tu edad?... —. Pregunto el mexicano. — Tengo 16 años... ¿Y tú? —.

— 14... —.

Se quedaron en silenció, ambos se sentían incómodos, Miguel veía aquella pequeña casa. — ¿Y tú familia? — al fin hablo el mexicano. — Es complicado... —

— ¡Hay caramba! No fue mi intención preguntar... — dijo algo apenado.

— Dime... ¿Cómo tocas? Bien, Más o menos, exelente? —.

— Toco bien... —

— ¿Podrías hacer una demostración...? — dijo el chico de mirada rasgada, el mexicano asintió y comenzó a tocar su guitarra, la primera canción que se le vino a la mente fue "un poco loco" , comenzó con el típico gritó mexicano y comenzó con aquella melodía, esperando sorprender a su espectador.

Al final termino de tocar y recibió unos aplausos de parte de aquel chico. —¿Enserio eso es tocar bien? Lo haces exelente... — él chico se puso a pensar en algo. — Ibas a un lugar ¿Verdad? Ibas a... Tocar para ganar dinero... Y yo te distraje — el asiático se sintió un poco mal por el hecho de que había distraído a un artista para solamente bajar cajas, él mexicano lo noto de inmediato. — No, no y no, te te sientas así, si iba a la plaza del mariachi a tocar, pero valió la pena conocerte — el mexicano sonrió, para tratar de ayudar al otro chico a que se sintiera mejor, pero en cambió el chico le extendió dos billetes para que no lo regañaran en su casa. — No como crees, además es mucho dinero... —.

— Tómalo, por favor... —.

El chico mexicano, al final tubo que acceder ante ella acción, ya que el chico no iba a parar de insistir.

Pasaron la tarde conociendo más del otro y al final se le hizo tarde al chico menor y se tuvieron que despedir, prometiendo que iban a volverse a ver.

Havana (Hiroguel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora