Dia de muertos

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Al fin llegó el tan esperado día de muertos, al menos para el joven Miguel Rivera, el cual a pesar de que todavía no habían acabado de desempacar en aquella nueva casa, se paró muy entusiasmado por pasar algo con aquella persona especial.

Se cambió de ropa y desayuno algo solo por petición de su mamá y salió a la casa de su amigo, esperando no encontrarse a alguien de su familia, pero no, se encontró a su abuela, mamá Elena. — Miguel... — le hablo su abuela con una pequeña sonrisa (algo forzosa). — ¿A dónde vas? — pregunto con obvio interés.

— Voy a ver a Hiro — respondió el mexicano. — Hijo solo te digo que... —.

— ¡Miguel! — se escuchó la voz de Hiro, y las miradas se posaron en el y su robot médico que iba detrás de él, la señora no aguantaba que su nieto estuviera apunto de hablar frente a ella, con aquel mal orientado. — ¡Jiro! ¿Listo para esta noche? Te vas a divertir, podemos jugar en mi cuarto y me puedes ayudar a... —

—¡Mi nieto no va a hacer esas cosas con un hombre! — obviamente mamá Elena había mal interpretado las palabras de su nieto. Pensando que hablaban de tener relaciones. — En día de muertos ¡Qué asco! —

— ¿¡Qué!? — hablo Hiro todo colorado. — Tu te referías a... —.

— ¡¡No!! A eso no ahh... — se puso rojo el mexicano. — No,no,no... Podíamos jugar luchas y me ayudabas a desempacar las causas que todavía me faltan... —

— ah... No emociones — dijo Hiro ya bromeando. Mamá Elena no pudo soportar más y saco su chancla y se la aventó al japonés, de no ser por Baymax le hubiera dado, ya que se pudo en medio y la chancla rebotó. — Hacer esa acción va a dañar a mi paciente —.

— ¡Abuela! —

— Miguel entiende que quiero protegerte de él y de sus pensamientos perversos —.

— Vámonos Hiro — dijo Miguel tornando a Hiro de la mano, obviamente provocó un pequeño regaño de su abuela, el mexicano comenzó a correr obviamente jalando al japonés lejos de ahí.

...

Llegaron a la nueva  casa del mexicano, era pequeña, pero no tanto como la de Hiro, además tenia un pequeño patio.

— ¿Ha si que tú eres el famoso Jiro? — hablo Luisa acercándose a la pareja con su hija en brazos. — Miguel habla mucho de ti — el japonés tenía un leve sonrojo pero no era comparado con el del mexicano. —¡Ma! —

— Bueno, bueno aquí tenemos al chico Ironman — llegó el papa de Miguel. — Me alegra que Miguel tenga tu compañía —.

Platicaron un poco más, y Hiro les contó lo de su hermano y lo de su familia. Y porque traía un robot blanco y algunas cosas más, Miguel se fue tantito dejando a Hiro con sus padres.

— A ti te gusta mijo ¿Verdad? — hablo la madre dirigiéndose al japonés, el cual se sonrojo a más no poder. — Señora yo... —

— Hay chamaco se te nota en tus ojos cada vez que lo ves y también el te ve así. — Hablo el señor Rivera — Verás Jiro nuestra familia no acepta a los homosexuales, por eso nos fuimos de ahí, al final de cuentas el amor es un sentimiento muy bonito que se vive con la persona correcta y me alegra que mi hijo haya encontrado a la suya, aún que mi familia no lo vea así, por lo mientras se bienvenido a esta pequeña familia y espero que hagas muy feliz a mijo o de lo contrario te rompo la madre— concluyó.

— Gracias señor... Supongo... — dijo el japonés.

...

La pequeña fiesta empezó, con una nueva foto en el altar, Miguel recordo la experiencia que tuvo en el día de los muertos, cuando descubrió que Héctor era su tatara abuelo.

Quería compartir aquella experiencia con Hiro, pero ¿Cómo? Sabía que su familia muerta iban a estar muy tristes por el hecho de que el, ni su papá, su mamá y su hermana estaban con el resto de la familia.

Dió un pequeño suspiró y se fue a su cuarto diciendo que iba por algo, pero al ver que tardaba mucho Hiro decidió ir a buscarlo y bueno había dejado la puerta emparejada. — Miguel... ¿Estás bien? —.

— ¿Qué van a pensar mis antepasados de mi? — dijo el mexicano. — Tal vez piensen que soy un maricon... —

— Miguel... —

— Seguro se arrepienten de tenerme como parte de su familia... Ah ya no se que pensar... —

— Sigues confundido... —

— Si... No sé si esto está bien —

— Fue un error venir... — dijo Hiro. — Perdón Miguel por confundirte... Espero que encuentres una mujer buena para ti — y salió de la habitación.

— Hiro... Regresa... Por favor... — y todo se volvió oscuro.

...

Cuando recupero la conciencia, estaba otra vez, esa tierra que no había visitado hace mucho tiempo...

— Aquí otra vez... —

...

Hiro no sabe exactamente qué fue lo que pasó cuando salió de la casa de los Rivera, pero... Podía ver los esqueletos o almas.

Esto debe ser una broma de mi cerebro —.

Havana (Hiroguel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora