12. Pensar

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Por fin, las vacaciones de primavera ya están aquí. No me vendrán nada mal unos días de descanso, aunque será un poco agobiante ver Cáceres lleno de turistas deseosos de ver las procesiones y las tradiciones de la ciudad. Sin embargo, pasaré esa semana en el pueblo de mis abuelos maternos, no recuerdo la última vez que fui, ni siquiera antes de mi coma; mi madre y yo necesitamos un cambio de aires para dejar estos últimos funestos meses un poco atrás. La verdad, es que no tengo muchas ganas de irme, porque dejo aquí a Rodrigo, a Nicolás y a Guille que, desde que nos reunimos los tres aquel viernes, quedamos todas las semanas. (Salvo los días que apenas veía a Rodri porque se marchaba para estar con Laura...) Desde entonces, mi vida ha ido saliendo a flote poco a poco, incluso he ido conociendo mejor a los amigos de Rodrigo y compañía.

Yo: ¿Quedamos mañana?

Nicolás: Yo no puedo, tengo cumpleaños.

Rodri: Yo tampoco, voy con él. Estamos invitados.

Yo: Jo, vaya... ¿Entonces no estáis libres?

Guille: ¡Yo sí!

Yo: ¿No estás invitado?

Guille: Sí, pero no voy a ir.

Yo: Ah, pues muchas gracias. Pensé que mañana ya no saldría.

Guille: :)

Aquella fue la última vez que hablé con ellos en el grupo de WhatsApp en el que me incluyeron hace unas semanas. Nicolás y Rodri no añadieron nada más, el cumpleaños era de una chica, no pregunté de quién se trataba  (aunque no pude evitar sentir un pinchazo de envidia) ni tampoco por qué Guille no iba a ir. Da igual, agradezco al menos tener a alguien con quien salir este viernes.

A pesar de que aún quede una semana para las vacaciones, ya me han informado de mis notas de este trimestre y gracias que me han quedado solo tres, pensé que sería mucho peor teniendo en cuenta mi coma, mi intento de suicidio, el insomnio y mi depresión... Me parece increíble que hayan pasado todas esas cosas en tan poco tiempo.

Es viernes y al final, Rodri y Nicolás me dedicarán un poco de su tiempo después de comer, luego se irán al cumpleaños. Tengo muchas ganas de verlos, adoro los viernes.

Termino de comer con mi madre, unos huevos fritos con patatas, y comienzo a romperme la cabeza para decidir qué ponerme esta tarde. Me decanto por una camiseta de Stradivarius blanca con un estampado y una frase que dicta: enjoy every moment, una torera negra, vaqueros y botines grises con un abrigo rosa de pana que cubre toda mi parte superior. Espero la llamada de Nicolás y Rodri y bajo al portal a su encuentro después de despedirme de mi madre. Saludo a ambos con un beso en la mejilla y hablamos de la semana mientras nos dirigimos al Bombo del paseo de Cánovas donde hemos quedado con Guille. Cuando lo veo, nos fundimos en un abrazo y le doy su respectivo beso en la mejilla. Por fin, ya estamos todos.

—¿A que hora es el cumpleaños? —pregunto.

—A las seis —responde Nicolás.

—Ah bueno, aún nos queda un rato para estar juntos.

—Claro. Solo que, sería mejor no alejarse mucho porque también hemos quedado aquí después para ir al cumple.

—¿Ah, sí? ¿Con quién?

—Con Laura y una amiga, también están invitadas.

...

Sin comentarios.

—¿Y tú, por qué no vas, Guille?

—Pues bueno, mejor te lo explico después más tranquilamente.

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