16. Ser

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—Pero, ¿por qué?
Hace buen tiempo. El verano se encuentra cada vez más presente en la ciudad, el sol ilumina las calles y las calienta con sus rayos. Apenas han pasado tres días y no he podido evitar más a Guille, así que he decidido enfrentarme a la situación. Estamos en el mirador, donde vine la primera vez con Rodri y Nicolás aunque parece que la noche se ha llevado toda su magia y ya no es lo mismo.
—Porque... —suspiro— No lo sé, Guille...
—¿Cómo que no lo sabes? ¿Qué he hecho mal?
—Nada...
—¿Entonces?
Resoplo. ¿Cómo explicarle a alguien que no lo quieres? Bueno, en este caso, que nunca lo has querido. Hago un esfuerzo por ver si de verdad no siento nada, una pizca de esperanza que le pueda brindar a Guille.
Lo miro a los ojos, intento ver más allá de sus iris verdosos, de sus pupilas y lo único que veo es... nada. No veo nada en él ni en mi corazón y no hay nada que hacer.
—Lo siento...
Hago ademán de levantarme del banco de piedra pero Guille me lo impide.
—¡Por favor! ¡Puedo cambiar!
—Esto solo me atañe a mí, Guille. No tiene que ver contigo.
Guille me agarra las manos con tanta fuerza que me hace daño.
—Alba, por favor... —tiembla— Estos tres días han sido los peores de mi vida. Incluso...  he pensado seriamente en suicidarme. De verdad, Alba, sin ti estoy perdido.
Suicidio... Yo también intenté quitarme la vida por una persona. Fue una estupidez pero cuando lo vives es como si el mundo se te echase encima. Sé que no es fácil y entiendo a Guille pero ahora miro atrás y descubro que fue una auténtica tontería. No volvería a repetirlo, ni siquiera por Rodrigo, ya no.
—Guille, no puedes hacer girar tu existencia alrededor de una sola persona.
—¡Pero es que no es cualquier persona! ¡Eres tú, Alba! Y no quiero a nadie más ¡Jamás querré a alguien tanto como te quiero a ti!
—Guille, mañana tengo examen...
—¡Dime por qué! Dime qué es lo que ha fallado y te dejaré en paz.
¿Por qué? ¿Porque quiero a otro, quizá? ¿Porque nunca me has gustado y siempre me has repugnado? ¿O porque estar contigo me ha arrastrado siempre a la miseria?
Cualquiera de esas explicaciones podría hundirle y lo mejor, es que son todas verdad. Sin embargo, la lástima que siento hacia él me hace guardar silencio.
—Adiós, Guille.
Y da gracias de que no te destroce.
Me desembarazo de sus manos, me levanto y lo abandono como hice hace tres días.
En la lejanía lo oigo sollozar. Guille, hasta el último momento, me has dado pena.

~***~

La última semana de exámenes transcurrió con estrés y tensión pero me sorprendí al ver que Guille no volvió a insistir. Sabía que no se suicidaría, no tenía valor para hacerlo y me había amenazado con ello, fue un farol; si hubiese tenido intención de hacerlo nunca lo hubiera anunciado. Fue su última baza para conservarme.

Puede que no haya podido recuperar el curso, pero en estos últimos meses me he esforzado lo suficiente como para tener la conciencia tranquila. Y aún falta una semana más para las vacaciones... ¿Qué pasará en verano? ¿Qué será de... Rodri?
Siento un pinchazo en el pecho; de repente lo echo de menos. No quiero que se vaya.
Yo: ¿Estás ahí?
No sé por qué le he enviado ese mensaje, mi instinto me domina en este momento.
Rodrigo: ¡Hey!
Yo: ¿Qué tal con los exámenes?
Rodrigo: Guay, creo que bastante bien. ¿Y tú?
Yo: Creo que bien también. Espero aprobar.
Rodrigo: ¡Claro, guapa! Eres capaz de eso y de mucho más :)
Sin querer, sonrío como una boba pero procuro no creérmelo demasiado, es una forma de evitar el sufrimiento y las falsas esperanzas.
Yo: ¿Qué haces?
Rodrigo: Aquí en Facebook, matando el tiempo. ¿Y usted, señorita?
Yo: Nada en especial.
Rodrigo: ¿Te apetece entonces hablar por Skype?
Mi corazón se acelera de pronto, voy corriendo al baño y me miro en el espejo.
Tengo ojeras, genial.
Me cepillo el pelo que apenas ha crecido durante este tiempo, un poco de brillo para los labios, me coloco el escote y disimulo las ojeras con maquillaje.
Yo: Vale :)
Rodrigo: ;)

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