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Andy, Samantha y yo, fuimos de paseo a la plaza comercial cercana al edificio donde actualmente ya vivía con Diana.

Íbamos ya en camino a casa de Tía Mary, decidimos cenar ahí al igual que lo iba a hacer Diana. Hoy era noche familiar.

Andy un conduciendo el automóvil de papá, el cuál le prestó por el hecho de saber que Samantha y yo íbamos acompañando a Andy en la noche.

—¿Desde hace cuanto trabajas con Tía Mary? —pregunto a Andy curiosa.

—Tenía 13 años cuando comencé a trabajar con Mary.

—¿Por qué nunca te ví si luego iba a verle con mis hermanos y mis padres?

—Yo sí te ví a ti. Siempre he sido —pausó Andy— como un sirviente en casa de Mary. A pesar de que ella no me vea como tal sé perfectamente que soy sólo un sirviente sin título oficial.

—Suena muy mal si lo dices de esa forma —sonrío avergonzada.

—Es la verdad, _________ —me observa al detener el auto frente a una luz roja de tránsito—. En tu familia no me pueden ver de otra forma. A pesar de ser una increíble y bondadosa persona, para Mary soy sólo un sirviente sin sueldo.

—Realmente no me agrada te expreses de esa forma.

—Te digo una verdad muy obvia, linda. No pienses que ahora utilizo este automovil por sólo ser un chico bueno, —arranca el automóvil— si no que también soy un buen conductor y gracias a ello soy tu chofer esta noche.

Me muevo en mi asiento incómoda. Le observo conducir y su perfil me deja ver lo hermoso que puede llegar a ser. Me siento en cierto grado mal por las acusaciones que dió Andy, tal vez no sean acusaciones pero yo las sentí como tal.

Desde mi llegada a Berlín. Andy se convirtió en alguien indispensable en mi vida y no sólo por necesitarle o verle como un "sirviente" como él decía serlo siempre. Si no más bien, como un hombre atractivo, gentil, humilde y trabajador. Alguien en quien pudiera confiar mi vida entera. Alguien a quien pudiera yo corresponder con grandes muestras de afecto.

•••

Llegamos a casa de Tía Mary. La luces del comedor se encontraban encendidas, debí suponer que se encontraban ya cenando, era tarde así que debió ser así.

Andy bajó del auto a la par mía, decidí bajar a Sam del auto pero se encontraba profundamente dormida en el asiento trasero del auto por lo que Andy me ayudó a cargarla entre brazos y llevarla al interior de la casa.

—Buenas noches —saludé a la familia en cuanto pude el comedor.

—Hola, cariño. ¿Qué tal la función? —preguntó mi padre.

—Muy bien. Sam salió agotada de la función.

—¿Y dónde está ella ahora? —Sonia se unió a la plática.

—La llevó Andy a la habitación de Tía Mary.

Mi padre sonrió por algún motivo y continuo con su cena. Me invitaron a acompañarles pero realmente no me sentía con apetito por lo que solamente opté por un té.

Andy llegó al comedor a los minutos. Se detuvo en el umbral de la puerta y observó a mi padre. Éste le indicó fuera hasta él así que Andy aceptó y caminó hasta él.

—Gracias por acompañarlas, Andy —mi padre aceptó las llaves del auto que momentos antes Andy le regresó.

—No es nada, Gordon —respondió Andy.

Y así se retiró del comedor.

Feliz 2018 a todas y cada una de ustedes. Gracias por formar parte de mi 2017 siguiendo con cariño esta historia ❤. No tienen idea de lo agradecida que estoy con cada una de ustedes, de verdad que el escribir estas historias para ustedes, me trae felicidad infinita. Las quiero y les deseo lo mejor este 2018. ❤

Delirante #2 El delirio de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora