Capítulo 3

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Capítulo 3

—No… No me hagas daño —Dijo con terror en su voz, tenía mucho miedo, sabía que aquella cosa o lo que fuera que estuviera a su lado, no era humano.

¿Cómo era posible sentir tal grado de terror? Sentía que se asfixiaba y su cuerpo temblaba demasiado, su boca estaba seca y su rostro húmedo a causa de las lágrimas ¿Qué demonios era esa cosa? ¿Un espectro, un demonio, un fantasma?
Sintió como <<esa cosa>> puso una de sus manos en su espalda,  quedó petrificada y no era porque él hubiera aplicado magia en ella o algo por el estilo, sino que sus terminaciones nerviosas se vieron afectadas sin poder sobrellevar aquello, no emitió ningún sonido, quería gritar, quería correr lejos y nunca más volver.

—Volviste a mi —Pudo escuchar, aquellas palabras las escuchó el día anterior cuando entró por primera vez a habitación, pero en aquel momento creyó que todo era producto de su imaginación, ahora nada era producto de su mente, todo era real, aquel ser o lo que fuera, había hablado y su voz no era delicada por decirlo de alguna manera, se sentía como si cargara odio. —Volviste a mi —Volvió a repetir y luego desapareció sin más, la habitación ya no tenia aquel frío y la carga sobrenatural ya no estaba, pero _____ definitivamente no estaba bien, lo que había sucedido no era normal.

Amaneció, _____ estaba horriblemente mal, en toda la noche no pudo dormir ni siquiera 10 minutos, el miedo inundaba  por todo su cuerpo, solo quería largarse para nunca más volver, pero... ¿ A dónde iría? No es que tuviera muchos lugares a los cuales ir, es más, no tenía ningún lugar en el cual quedarse. Podría volver a seguir arrendando como lo hacía antes de heredar esta casa, pero Demonios, casi todo su sueldo se iba en el arriendo, con suerte le sobraba algo de dinero para comprar productos de limpieza personal y otras cosas como la comida, en pocas palabras, solo trabajaba para pagar, no podía darse el gusto de comprarse un vestido o quizás unos hermosos zapatos de tacón, esta casa significaba que el arriendo que pagaba, ahora lo gastaría en ella, pero con lo que estaba sucediendo, ya no sabía si era lo mejor.
Bajó las escaleras sin nada de ánimos, cuando quedaban cinco escalones para llegar al final, se sentó y comenzó a llorar ¿Qué ganaba con ser fuerte si aquel ser era poderoso? ¿Qué demonios era?, aquello se lo preguntaba una y otra vez.

Pegó un pequeño brinco cuando tocaron el timbre de la casa, se puso de pie y bajó los escalones restantes, al abrir la puerta se encontró con su amiga, Zia.

—Por Dios, ______ —Su amiga no se esperaba verla en aquellas condiciones. —Cariño, si no podías tu sola, me hubieras esperado, yo de igual modo te iba a venir ayudar, mira como estás ahora, te notas muy agotada. —_____ no dijo nada, solo se lanzó a los brazos de su fiel amiga y comenzó a llorar a más no poder, estaba tan aterrada que ni siquiera quería apartarse de ella. En aquel instante Zia comprendió que su estado no era por cansancio, sino, por otra cosa.  —_______, ______ ¿Qué te hicieron?.

La hermosa mujer de ojos azules inolvidables se separó de su amiga, y negó rápidamente, sabía o mejor dicho presentía que su amiga había pensado que tal vez un hombre había entrado y habían abusado de ella, después de todo, era un lugar desconocido para ambas.

—No es nada de lo que puedas pensar —Dijo ______. —Si te digo lo que pasa, no sé si me creas.

—Linda, te creeré todo —dijo su amiga tomando sus manos. —No tengo porque dudar de ti, somos amigas desde hace años.

—Es que lo que te diré es difícil de creer —Secó sus lágrimas, pero estas otra vez aparecían.

—¿Es algo con esta casa?—Preguntó de golpe.

—¿Por qué piensas que tiene que ver esta casa?

—No lo sé, es que te veo asustada y cuando me abrazaste, todo tu cuerpo temblaba.

YO NO SOY ELLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora