Capítulo 11

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"¿Te has enamorado alguna vez?¿No es horrible? Te hace tan vulnerable. Abre tu pecho y abre tu corazón y significa que alguien puede entrar a ti y deshacerte." 

NARRA AMBER

Un fuerte golpe de nudillos me despertó, froté mis ojos y puse la almohada sobre mi cara, tratando de ignorarlo. De nuevo el mismo golpe acompañado de otros tres más, gruñí.

- ¿¡Qué!?- La puerta se abrió dejando ver una figura masculina.

- El desayuno está listo y debes mover tu lindo culo fuera de ahí.- Lo ignoré hasta que escuché el sonido de la puerta cerrarse.

Suspiré, quité la almohada de mi cara y después caí bruscamente al suelo. El estúpido volteó el colchón.

- Pero, ¡que mierda te pasa Blake!- Mi costilla punzaba del dolor. Giré a verlo y estaba riendo fuerte. Tomé la almohada entre mis manos y la lancé lo más fuerte que pude hacía su dirección.

- Agresiva.- Sacó la lengua y salió rápido de la habitación dejándome tirada.

En ese momento caí en cuenta que no estaba en mi casa, ni mucho menos ésta era mi habitación. Me levanté del suelo y salí para buscar a alguno de los hermanos, mientras caminaba por el estrecho pasillo escuché voces provenientes del al parecer la cocina.

- ¡No, estás agregando demasiado aceite!

- Ya, por eso te dije que no quería hacer esto.

Entré y mi vista se dirigió a Jane quién miraba de mala manera a su hermano Evan, y Blake sólo se encargaba de reír en un rincón. Ninguno se percataba aún de mi presencia hasta qué.

- ¿Como amaneciste?- Lo mire de mala manera al notar lo que estaba insinuando.

- ¡Oh, Amber! Qué bueno que llegaste estábamos preparando el desayuno.- Volteó a mirarme.- ¿No te has bañado?

- Nop.- Sonreí

- ¿Y qué esperas, mujer? Hay un baño al lado de donde dormiste.- Asentí.

Blake me tomó del brazo y subió ambas cejas.

- Bañémonos juntos, para ahorrar agua.- Solté una carcajada.

- Ahorremos oxígeno, Ford, pégate un tiro.- Me solté de su agarre y salí.

Escuché como Jane se soltó a reír y por un momento creí haberla escuchado también por parte de Evan.

                         (...)

Salí de bañarme y enredé una toalla blanca alrededor de mi cuerpo, después tomé otra e hice lo mismo con mi cabello, suspiré al ver que habían unas 20 toallas más.
Salí de la ducha, tomé la ropa que Jane me había dejado encima de la cama y la observé.
Era un conjunto negro, una blusa sin mangas y un pantalón negro con detalles grises. Me vestí, caminé al espejo que colgaba en medio de la habitación, la blusa se amoldaba perfectamente a mi cuerpo, de igual manera el pantalón. Busque mi chamarra negra y me la puse.

Entré a la sala y los vi a los tres esperando.
Evan estaba recargado en el muro derecho mientras escribía unas cuantas cosas en su celular, Jane y Blake reían de no sé qué.

- Oigan.- Hablé pero al parecer ninguno me escuchó porque todos seguían con sus cosas.- ¡Disculpen!- Me froté la cara. Sentí la mirada de los tres ir de arriba hacia abajo.

Sin Memoria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora