space jammies | tggk

oi. orbits

four | orbits

Los días eran largos y aburridos sin la compañía de Taehyung, y cada día que pasaba Jungkook se sentía más lejos de su mejor amigo, eran como dos planetas en distintas órbitas viajando en direcciones opuestas.

La fiesta de víspera de Navidad era de los más aburrida para el pequeño, no se sentía con ánimos de vestir un incómodo traje elegante, ni de ver a sus tíos y primos, ni siquiera se sentía emocionado por las enormes cajas bajo el árbol navideño; en realidad, lo único que Jungkook quería en el momento era vestir sus pijamas espaciales y mirar por su ventana para observar a Taehyung sonreír. Pero las cortinas de la habitación de su vecino no se volvieron a abrir para él desde la noche de la pijamada.

Jungkook constantemente recordaba esa noche, la recordaba con vivides y se deleitaba con la sensación de mariposas en el estómago y el cosquilleo en sus labios. ¿Qué es lo había hecho mal? Su madre le dijo una vez que cuando dos personas se daban un beso es porque realmente se querían mucho y agradecían la compañía del otro... Jungkook y Taehyung se querían mucho y definitivamente Kookie se sentía muy agradecido con el universo por haber encontrado a Tae, ¿por qué estaría mal demostrar cuánto lo quería?

— Jungkook, cariño, necesito que termines de vestirte, la familia no tardará en llegar —dijo su madre desde el otro lado de la puerta.

Kookie no quería quitarse su camiseta de Pizza Planeta, era su favorita.

— Ya voy mamá —respondió el pequeño suspirando. Si tan sólo Taehyung estuviese con él todo sería más fácil y divertido... pero no lo estaba.

Jungkook se asomó por la ventana preparado para encontrarse con las cortinas de la habitación de su amigo obstruyendo la vista, pero no fue así; de hecho, ésta vez las cortinas estaban abiertas de par en par, las luces encendidas y el niño de melena salvaje se encontraba parado en la cama batallando por acomodar correctamente el corbatín al rededor de su cuello.

Era él. Finalmente podía ver a Taehyung.

Una sonrisa se le escapó de los labios, Jungkook se apresuró a sacar del baúl la pequeña caja envuelta con papel y pegatinas de estrellas, y no se lo pensó dos veces antes de escabullirse por la ventana con todo y el obsequio. Corrió por el patio aún vistiendo los pantalones elegantes y la camiseta de PP, se hizo paso entre los arbustos y llegó hasta la casa de su amigo.

Jungkook estiró su mano, golpeó tres veces el vidrio y esperó. La ventana se abrió lentamente y una cabellera enmarañada se asomó. Y ahí estaba, el pequeño Kim Taehyung, quién lo miraba con ojos curiosos.

— Sólo quería darte un regalo de Navidad, eso es todo. No te volveré a molestar, lo prometo Taehyung —se apresuró a decir.

Ellos eran dos planetas muy lejos el uno del otro, pero existían momentos especiales en los que esos planetas en distintas órbitas se alineaban, y entonces se encontraban frente a frente.

Taehyung estiró sus brazos y los enrolló al rededor del cuello de Jungkook, sujetándolo con fuerza contra su pequeño cuerpo. Ambos sonreían.

Entonces Taehyung habló...