o. gray skies

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one | gray skies

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one | gray skies

El cielo era gris es tarde, el viento húmedo anunciaba una tormenta próxima, y muchos ya se dirigían hacia sus respectivos hogares. No obstante, Kim Taehyung aún permanecía apoyado contra la fría barandilla de metal de las escaleras principales del colegio; como la mayoría de los días, esperaba durante una hora y varios minutos más a que su mejor amigo saliera de detención con algun reporte hacia sus padres y unas cuantas magulladuras y cortes. Y, por supuesto, era parte de su rutina caminar junto a él hasta llegar a su casa y explicarle a su madre que había sido todo un malentendido (aunque no lo fuera), para después ir a casa, colocarse los audífonos y la música al tope para ahuyentar sus impulsos ante los gemidos y sollozos de Jungkook siendo golpeado cuando su padrastro se enteraba de su nuevo reporte, y finalmente esperar hasta media noche para escabullirse fuera de su habitación e ir hasta la ventana de su vecino y colocar banditas con dibujitos espaciales en ellas simplemente para hacer reír a Jungkook.

Algunas cosas parecían ser iguales, como el inmenso amor que Taehyung guardaba hacia Jungkook y también hacia las estrellas. Pero muchas otras habían cambiado, Jungkook y Taehyung no eran los mismos niños alegres que solían ser diez años atrás, su inocencia se había perdido, ambos habían aprendido a la mala que la vida era dura, y nada era bueno sólo porque desearas que lo fuera.

Sin embargo, el amor que Taehyung le profesaba a su mejor amigo lo había mantenido calentito durante todo ese tiempo... Incluso si Jungkook se hubiese olvidado de corresponderle.

— Puta mierda —Taehyung se sorprendió al escuchar la voz de Jungkook, y se giró hacia su amigo cuando éste estuvo frente a él— Ahora si estoy realmente jodido, Tae —murmuró el castaño pasando su mano temblorosa por sus cabellos. Era una vieja manía que había adoptado gracias a un amigo suyo del campamento scout.

Taehyung suspiró negando con la cabeza, sabía que Jungkook se había metido en serios problemas ésta vez, podía presentirlo, y por supuesto sería castigado duramente por su padrastro. No tendría piedad.

— ¿Qué hiciste, Jungkook? —preguntó el rubio teñido intentando no sentirse débil ante la mirada cristalina del menor— ¿De nuevo te metiste en una pelea?

El labio partido del cuál aún caía un muy pequeño hilillo de sangre, el moretón en su pómulo y los nudillos ensangrentados hablaban por sí mismos. Jungkook parecía haber salido directamente del El club de la pelea. El chico era más magulladuras que persona, su piel pálida ahora estaba decorada por galaxias violetas y rojizas, y sí aunque a Taehyung le gustara muchísimo el espacio, definitivamente no deseaba ver ese tipo de cosas en el cuerpo de Jungkook.

— Seulgi, ella provocó ésto... —masculló escupiendo un poco de sangre hacia un lado— No sabía que ella había vuelto con Baekhyun, y-yo creí que ella...

La voz de Jungkook estaba cargada de tristeza y enojo, parecía que colapsaría en cualquier momento. Taehyung podía ver todas las fracturas que su pobre alma había sufrido, y si alguien hacía una más, temía que el chico podría desmoronarse.

— No entiendo, yo te advertí sobre ella, y tú... —Taehyung se interrumpió al mirar al castaño agachar la mirada, mierda, le dolía verlo así de mal. Negó soltando un suspiro de cansancio, y atrajo su mano de un tirón para poder observar más de cerca las heridas en sus nudillos— Jungkook, debes de detenerte. Ya no es tiempo de jugar a ser el héroe...

Ambos quedaron en silencio un momento, no había más que decir. Ninguna palabra que Taehyung dijera podría salvar a su mejor amigo de su futuro castigo, simplemente podía desear al universo para que Jungkook no terminara moribundo.

— Hey, no es el fin del mundo —susurró Taehyung repentinamente, seguía sin soltar la mano de Jungkook—; ya llegará alguien más, y ese alguien te amará tanto que las estrellas se sentirán celosas de ti.

Taehyung estiró su mano libre dispuesto a acariciar el pómulo del contrario para sanar su dolor, pero Jungkook se apartó antes de que los dedos de Tae llegarán a él.

El menor parecía súbitamente incómodo con la presencia, las palabras y el toque de su amigo. Taehyung fingió pasar por alto la.brusquedad con la que Jungkook lo trataba, aunque le causara una terrible punzada en la boca del estómago. Siempre se obligaba a sí mismo a sonreír con melancolía y retroceder, evitando la mirada de Jungkook hasta que el dolor desapareciera.

El camino a casa se había convertido poco a poco en un recorrido silencioso y un tanto tenso, en el que ambos chicos caminaban a la par pero cada uno reflexionando sobre sus propios problemas.

— ¿QUÉ TE SUCEDIÓ? —preguntó alarmada la madre de Jungkook al abrir la puerta y encontrarse con las magulladuras en el rostro de su hijo, y a Taehyung sonriendo avergonzado— ¿Qué sucedió? —ésta vez se dirigió al rubio.

— Perdone señora Jeon, todo ha sumido mi culpa —mintió el mayor, haciendo una gran revencia—. Yo me metí en un lío con unos chicos de otro trago, e iba a ser golpeado de no haber sido por su hijo. Realmente estoy muy apenado con su familia. Perdón.

La mujer sonrió tristemente y acarició la cabeza de Taehyung, ella no era estúpida, conocía a la perfección la personalidad de su hijo, y era lindo que su mejor amigo mintiera para salvar su pellejo.

Sin decir más, ni esperar un agradecimiento por parte de Jungkook, Taehyung se reincorporó y dió media vuelta para ir a su casa.

Esa noche Taehyung no cenó, el apetito se esfumaba cuando el dolor permanecía. Quizá tenía mariposas muertas, quizá era momento de dejarlo ir. Pero cómo podría, sí cada vez que Jungkook le miraba sentía que el universo le estaba dando una nueva oportunidad de ser feliz, como en los viejos tiempos.

Más tarde esa noche, Taehyung se escapó de su habitación y escabulló por el muro hecho de arbustos que dividía su jardín con el de su amigo, caminó hasta quedar frente a la ventana y tocó tres veces esperando a que el otro siguiera despierto. La ventana se abrió suavemente y el rostro de Jungkook apareció tras de ella, pero esta vez las heridas que se había hecho antes estaban abiertas y ensangrentadas, y habían cuatro nuevas marcas rojizas y circulares el dorso de su mano (que sabía que estaban hechas con la colilla de un cigarro).

Taehyung metió la mano en el bolsillo trasero de sus jeans y sacó unas cuantas benditas con un patrón de estrellas fugaces y cometas en papel holográfico. Jungkook sollozó fuertemente y estiró una mano hacia el rubio, para que éste comenzara a colocar una por una las curitas sobre su piel lastimada mientras le sonreía ligeramente.

Taehyung apenas terminaba de colocar la última bendita cuando sintió la mano de Jungkook ceñirse a la tela de su camiseta y hablarlo hacia su cuerpo para después rodearlo con sus fuertes brazos, y esconder su rostro, húmedo por las lágrimas que se negaban a detenerse, en su cuello.

Cómo iba a dejarlo a ir si cada vez que él lo sostenía de esa forma, Taehyung no podía evitar sentir que él era lo único que mantenía al chico aún vivo.

space jammies | tggkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora