oi. sunrise

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four | sunrise

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four | sunrise

Los primeros rayos de sol se escurrieron entre las rendijas de la persiana e iluminaron de forma tenue la sala. Taehyung pensó que esa era la primera vez en mucho tiempo que contemplaba un amanecer.

Su madre que se encontraba en su lugar habitual, hecha una maraña en el viejo sillón que alguna vez perteneció a su esposo y que ahora la ahuecaba con soledad, se removió alejando varias botellas de vino ya vacías.

Taehyung sabía lo que estaba por pasar. Su madre despertaría demasiado ebria para poderse sostener y con una resaca terrible, Taehyung se encargaría de darle algunas pastillas para el dolor, ella comenzaría a pelear con él sin algún motivo y volvería a su habitación para dormir hasta el atardecer y luego despertar solo para volver a beber hasta quedar inconciente.

Él se limitó a suspirar con cansancio y aprovecho que ella estaba aún dormida para preparar el desayuno, aunque sabía que ella ni siquiera lo tocaría.

— Taehyung... Cariño... — la voz de su madre era débil y oxidada.

Al escucharla, Taehyung dio media vuelta y le miró sorprendido por la tranquilidad de su voz y sus palabras.

— ¿Qué sucede? — dijo acercándose a ella con cautela.

Entonces la mujer repentinamente se echó a llorar, y lloraba tan fuerte que su cuerpo comenzó a tener espasmos mientras que los sollozos desgarraba su garganta. A Taehyung se le encogió el corazón al ver a su madre de esa forma, con su huesudo rostro empapado en lágrimas de dolor, sin saber muy bien porqué lloraba.

— Oye, tranquila — susurró mientras se arrodillaba junto a ella — ¿Te sucedió algo? ¿Te duele alguna parte del cuerpo? ¿Necesitas ayuda?

Ella se tapó el rostro con las manos y negó fuertemente.

— Lo siento — ella murmuró entre sollozos y tomó a Taehyung del rostro — Lo siento tanto, cariño — lo había comenzado a acariciar con delicadeza — Te he hecho tanto daño.

Taehyung tomó las manos de su madre y les dio un apretón cariñoso — Hey, mírame. Estoy bien, mamá. Estoy bien.

La mujer volvió a negar y mientras se tragaba las lágrimas y los sollozos dijo: — Te he lastimado mucho, Taehyung, te he repudiado e incluso te llegué a odiar... Y lo siento tanto, porque no lo pude evitar y es que estoy demasiado rota como para darme cuenta de cuánto daño te estoy haciendo, y ahora tu también comienzas a fracturarte.

Taehyung no sabía si su madre estaba sobria o si estaba alucinando pero sus palabras le tocaron un fibra muy sensible.

— ¿Puedes perdonarme, Taehyung? ¿Puedes hacerlo? — susurró la mujer con desesperación mientras buscaba la mirada de su hijo.

Taehyung luchó contra el nudo que se había formando en la base de su garganta y asintió demasiado conmovido por las palabras de su madre.

— Por supuesto que te perdono, mamá.

Su madre sonrió débilmente y acarició suavemente su mejilla.

— Entonces ahora debes de prometerme algo, Taehyung — él asintió sin rechistar, su madre agachó la mirada — Toma el dinero que escondí en la cocina, en un viejo tarro de galletas, tómalo todo y vete de este jodido lugar, déjame aquí y escapa.

— ¿Qué...?

No entendía que es lo que su madre había dicho. Realmente, no sabía si había en serio.

— Taehyung, prométeme que te irás de aquí.

Taehyung se negó fuertemente.

— Mamá, no puedo hacer eso. ¿Qué hay de ti? No dejaré aquí sola.

— Tienes que hacerlo, yo puedo conmigo misma, sí voy contigo solo seré una carga para ti — dijo ella con una sonrisa melancólica.

— Eso no es cierto...

— Taehyung — su madre se puso seria y rígida —, tienes que encontrar tu camino, tienes derecho de vivir la vida al máximo y yo quiero darte esa oportunidad. Es lo mínimo que puedo hacer por ti después de todo lo que te he hecho pasar. Así que toma ese dinero y lárgate, ve por tu destino.

Su madre parecía completamente decidida, y Taehyung sabía que nada de lo que dijera o hiciera la haría cambiar de opinión.

— Házlo, cariño, te lo suplico.

Taehyung se obligó a asentir.

Taehyung saltó sobre el viejo arbusto que dividía los jardines y se apresuró hasta la ventana de la casa vecina

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Taehyung saltó sobre el viejo arbusto que dividía los jardines y se apresuró hasta la ventana de la casa vecina.

Se sentía como si fuese un niño de nuevo, su corazón latía acelerado y sus manos no dejaban de temblar. Estaba tan nervioso que ni siquiera podía pensar con claridad.

Cuando estuvo frente a la ventana, dió tres toques con los nudillos y esperó.

Uno... Dos... Tres... Cuatro... Cinco...

Los segundos pasaron y nadie se asomaba aún. El alma se le cayó al suelo y cualquier rastro de esperanza se escapó de su cuerpo.

Seis... Siete... Ocho... Nueve...

Jungkook apareció frente a él, con el cabello alborotado y mirada somnolienta. El chico abrió la boca para decir lo que sea pero Taehyung no perdió tiempo.

Se inclinó sobre el borde y cerró el espacio entre sus labios, y lo besó con tanta necesidad que sintió que el oxígeno se le acababa.

Jungkook no puso resistencia, en cambio, subió sus mano por los hombros de Taehyung y enredó sus dedos en los caballitos de su nuca.

Entonces Taehyung se atrevió a acariciar el rostro de Jungkook con delicadeza y cariño, pero se sorprendió al sentir sus manillas húmedas y frías.

Jungkook estaba llorando. Taehyung también lo hacía. Estaba bien porque ahora estaban juntos de nuevo.

— Te extrañé tanto — susurró Jungkook sobre su boca cuando el beso hubo acabado.

Taehyung sonrío saboreando las lágrimas del castaño y sus propias lágrimas saladas en sus labios.

Sal, amor y polvo de estrellas, a eso sabía su destino.

— Vámonos, Jungkook. Terminemos esa aventura — pidió Taehyung y sentía que con esas palabras le estaba entregando su propio corazón.

— Diablos, sí.

space jammies | tggkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora