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Jeongguk no es estaba del todo consciente, pero definitivamente jamás sería capaz de olvidar el rostro magullado y la mirada cristalina de Taehyung. Jungkook no podía ser capaz de cargar con la culpa, no podía seguir haciéndole daño a alguien que lo amaba tanto; nunca podría ser tan cruel.

Desde la primera vez que miró a Taehyung, sintió aquél calor en el pecho que lo llenaba y lo hacía sentir bien, y, sabiendo que el chico era alguien fácil de romper, se prometió a sí mismo que jamás dejaría que nada ni nadie le hiciera daño, siempre lo protegería sin importar a quién se tuviese que enfrentar.

Sin embargo ahí estaba él, Jeon Jungkook, parado frente a un cuerpo desgastado, mirando directamente a la profunda y opaca mirada de Kim Taehyung, quién parecía haber perdido cualquier rastro de alegría.

¿Cómo lograría proteger a Taehyung de sí mismo? Jungkook sabía que era el culpable de todo, y si bien no era su culpa que su mejor amigo se hubiese enamorado de él, definitivamente tendría que aceptar la responsabilidad sobre eso, porque era gracias a él que Taehyung estaba perdiendo la sonrisa y el brillo de su mirada. ¿Cómo podría salvarlo de algo que amaba?

Y no es que Jungkook no lo amara, lo hacía, pero realmente no comprendía qué es lo que Taehyung buscaba en él. Jungkook era un completo desastre, su vida era un huracán de desgracias y malas desiciones... ¿Porqué carajo Taehyung querría estar en el centro de aquél jodido huracán?

Si Jungkook fuera cualquier otra persona, posiblemente se aprovecharía de la oportunidad que Taehyung le daba para usarlo y romper su corazón, de hecho, se lo planteó muchas veces mientras besaba labios ajenos, labios fríos e insípidos que le hacían sentirse una persona repugnante e inmunda; Jungkook podría fácilmente sacarle provecho al amor incondicional que Taehyung le tenía, pero... ¡Mierda! Al mirar esos labios, esos ojos y al escuchar aquella voz que pronunciaba su nombre con tanto cariño, le era casi imposible contener las ganas de tirarse al suelo y rogarle por qué lo besara nuevamente, y que nunca jamás parara.

Pero Jungkook estaba consciente de que era cuestión de tiempo para que Taehyung se cansara de la mierda que el castaño cargaba consigo, sólo era cuestión de tiempo para que se rompiera.

— ¡SÓLO QUERÍA QUE ESTUVIESES AHÍ, JUNGKOOK, SÓLO NECESITABA QUE ESTUVIESES AHÍ PARA MÍ! —Taehyung finalmente se quebró en un millón de pequeños trozos de tristeza y furia.

—  Y-YO SIEMPRE INTENTÉ SER EL MEJOR, TÚ ESTUVISTE POR ENCIMA DE MIS PROPIOS SENTIMIENTOS... Yo sólo quería que estuvieses a mi lado, acaso ¿era mucho pedir?

Y también lo hizo Jungkook cuando sintió los labios de Taehyung sobre los suyos, ambos con un sabor metálico y salado por las heridas abiertas en sus labios. La necesidad de ser amado los consumió, y si alguien no los detenía pronto todo se volvería una tormenta de tristeza y decepciones, siempre sucedía.

Fue así como Jungkook llegó a la conclusión de que mantendría a Taehyung a salvo de él y su amor, incluso si para eso debía romper su corazón.

Entonces, con ese pensamiento, se hundió en la nada.