Sin Miedo A Nada [StrangeIron | IronStrange]

Unas largas vacaciones

Definitivamente la vida le tenía planeadas muchas sorpresas, y no todas ellas eran agradables.

—¿Cómo pasó?—los nervios hicieron que su voz sonara átona-Dímelo...

Steve se quedó en silencio, con la cabeza gacha y el temor de ver a Tony a los ojos.
¿Qué podía decir?
¿Tal vez un "Lo siento"?
No, aquello no bastaba para remediar su error.

—¿No piensas decir nada?— todo se estaba derrumbando poco a poco y Steve no se atrevía ni a dar la cara.

—Tony...yo no—se excusó—no quería hacerlo.

Stark empezó a reír desconcertando por completo al rubio. Reía porque le resultaba gracioso que Rogers creería aquello.
Que la mujer con la que lo encontró en su propia cama, hace apenas unos minutos, lo obligó a estar con ella y que el inocente Capitán América se negó siempre y en todo momento.

Vergonzoso...lástima que el resto del equipo no se encontrara allí para ver su verdadera cara y dejaran de idolatrarlo.

—Quiero que te vayas—ordenó sin más—no te atrevas a permanecer en el mismo lugar que yo.

Se disponía a abandonar la habitación cuando sintió el agarre de Steve en su brazo. Rápidamente intentó liberarse pero la fuerza del otro era mayor, maldito suero del super soldado.

—No puedes dejarme-replicó—Soy tu soulmate, me perteneces.

Tony maldijo internamente el momento en el que la marca en su muñeca apareció, aunque en aquel entonces hubiera sido tan feliz de tenerla.

—Yo no te pertenezco—contestó con enfado.

Aquello hizo que Steve se enfureciera y tomara su muñeca con brusquedad. Levantó la manga de su playera para revelar su propio nombre en ella.

Steve Grant Rogers—decía en la inscripción.

—Aquí está la prueba de que sí.

Tony dirigió su mirada a cualquier lugar que no fueran los ojos azules y traicioneros que lo miraban con anhelo y furia.

—Yo nunca vi mi nombre en tu muñeca.

Al parecer había tocado una fibra sensible pues sintió que el agarre en su brazo comenzaba a perder fuerza y aprovechó para tirar de el con todo lo que pudo. Logró liberarse y rápidamente se alejó de Rogers.

—Tienes cinco minutos—su voz sonó gélida, dándole a entender que no estaba dispuesto a seguir escuchándolo.

Abandonó la habitación dejando al rubio con la palabra en la boca.

Mientras caminaba por el pasillo pudo sentir la oleada de emociones que no eran suyas. El vínculo hacia que sintiera la ira, desesperación, culpa y tristeza de Steve.

—Señor, el capitán Rogers está causando un gran destrozo en su habitación—informó Friday.

—Envía las armaduras...-observó su reloj—si en tres minutos no abandona las instalaciones ordena que ataquen.

Se lo advirtió, no lo quería más en su vida y no debía interferir en ella.

Se agobió al pensar en los oscuros días que se avecinaban. El no tener a tu alma gemela duele, pero la separación es desgarradora.

-¿En algún momento vas a calmarte?—Steve no había hecho caso y continuaba aún en la torre, esta vez peleando contra sus armaduras. Y por supuesto lograba transmitirle sus emociones a Tony, desagradables a su parecer.

La idea de regresar allí y enfrentarse el mismo al capitán cruzó por su mente, terminaría cediendo como siempre y eso no era lo que quería.

La solución era simple. Si Rogers no se iba él tendría que marcharse.

—Friday, cariño—llamó—creo que es hora de unas vacaciones...unas muy largas.

—¿Tiene algún destino en mente señor?

-No, no aún—contestó, ya luego decidiría a dónde ir, por el momento lo más importante era alejarse de todo y de todos. En especial de Steve.

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Aclarando alguna posible duda...
Tony tiene el nombre de Steve grabado en su muñeca, es por eso que las emociones que el rubio sienta se le transmiten.

Pero Steve no lleva ninguna marca, haciendo que el vínculo sea unilateral...quiere decir que únicamente el que siente todo es Stark.