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Henry despertó con un molesto gruñido al escuchar el cantar de los pájaros posados sobre su ventana, sobandose el rubio cabello el olor familiar de su desayuno favorito llegó hasta su nariz, colandose debajo de la ranura de la vieja puerta. Con un dolor de huesos que hizo crugir al estirarse, dejé que sus pies se dirigiense fuera de su oscura habitación.

Su mirada chocó con unas tostadas, simples, solo panes que ya habian sido tostados como su nombre indica. No habia comido desde el dia de su rabieta y algo delicioso como aquello se le apetecia al estómago del rubio. Pero entonces llegó el menos acertado, y se sentó delante de sus delicias, deborandolas sin piedad y sin escrúpulos de que las migas de pan se quedasen pegadas en la barba de cuatro dias:

-¿Qué quieres?-Su voz sonó ronca y pesada, como siempre.

-Yo... tenia algo de ha-

-Pues no hay más pan-Le cortó, terminando lo que una vez fueron dos tostadas en su punto justo- Vete a fregar platos como la puta que eres.

Entonces al levantarse, pasó por al lado del rubio que era su hijo, dandole un fuerte azote que provocó el quejido casi como un gemido del menor, soltando sus risas mientras se dirigia al sofá.

Humillado incluso en su propia casa. Cuando fue a tomar el plato para fregarlo-A pesar de que solo eran migas de pan- la voz de Butch sonó una tercera vez, más tosca que antes, diciendo una frase que repetia siempre:

-Traeme una cerveza.

Como un perro amaestrado, llevó el plato a la cocina, abriendo la nevera para sacar dicha bebida alcohólica la cual dió a su padre , siempre con la cabeza agachada. Al volver se entretuvo en frotar el estropajo contra el plato, teniendo una escusa para volver a llorar en silencio, ocultado por el agua que caia del grifo, al igual que las lágrimas caian de su rostro.

Sus manos se sacudieron cuando cerró el grifo con un chirrido que a los oidos de este sonó como una voz aguda susurrando su nombre. El instito y un dolor de estómago le hizo salir de alli con el corazón acelerado por la dosis de adrenalina que le inyecto el miedo de que alguien lo hubiese llamado.

Ese dia si fue capaz de salir a las calles de Derry, en silencio, con navaja en mano y ceño fruncido. Sus intenciones no eran buenas y nunca lo fueron o lo serán, buscaba como un perro hambriento algún perdedor extraviado para tal vez, marcar su nombre en sus costillas. Y hablando de perros cuando uno de pelaje atigrado, aullaba y gimoteaba con una de sus patas traseras herida¿Cómo lo supo el rubio? Porque esta crugia cada vez que el cachorro la apoyaba.

Entonces poco tiempo después un chico de pelo negro, camisa a cuadros y ensemblante sonrisa que dejaba ver sus dientes como perlas apareció persiguiendo al animalito asustado. Reia y mantenia sus manos delanre del cuerpo encorbado para tomar al perro pero este siempre se escapaba de entre sus dedos como humo de cigarro:

-Ven aqui pequeño, ven aqui, ven con Patrick.

-¿Cazando mascostas abandonadas de nuevo,Hockstetter?

La voz del rubio detuvo los pasos acelerados del de mirada perdida sin quitar su sonrisa, mientras Henry se agachaba y tomaba al cachorro entre sus brazos al ver que corrio a sus brazos.

-¿Acaso no sabes hacer bien el trabajo?-Colocó la navaja en el cuello del pequeño animalito que se revolvia desesperado,dejando el dedo pulgar sobre el botón que sacaria la hoja de la cuchilla-En cierto modo me da pena que este chucho sarnoso haya tenido que ver como te masturbabas delante suya.

Su sonrisa desapareció de golpe y eso provocó una burlona por parte del rubio.

-No se de que hablas-Afirmo acercandose hasta quedarse delante suya a casi unos metros. Henry apreció de que era media cabeza más alto, un detalle que en su momento pasó por alto.

-Patrick no te hagas el loco-"Más de lo que ya estas"Quiso añadir- Anda, vamos.

No hubo reproche alguno por parte del más alto de ambos chicos, Bowers caminaba en silencio acariciando el áspero pelo del perro, y asoció su tacto con el estropajo con el que lavó el plato, con ello la sensación de miedo al recordar del chirriante sonido del metal del grifo al cerrarse.

En la cabeza de Hockstetter sucedia algo totalmente diferente, primero pasó la idea de donde iban, luego se centró en la espalda trabajada de su mejor amigo percantandose de que una mancha más oscura del color de su camiseta en forma de triangulo con la base en sus hombros se denotaba en su espalda-Henry siempre suda demasiado- fue lo que pensó en un momento previo, luego sus ojos se fueron desplazando con lentitud examinando toda su posterior hasta detenerse en el culo del menor, pero tuvo que apartar la mirada disimulandolo con un tosco ataque de tos fingido cuando Henry se giró para mirarle.

Una suerte que no lo pilló por que si no la navaja se hubiese undido en su traquea y no en la del chucho:

-Lo harás tu.

Su sonrisa era cínica pero su mirada demostraba confusión.Henry gruñó:

-Matar al perro, mátalo-Giró la navaja entre sus dedos poniendo el puñal en la mano del de pelinegro, agachandose para sostener al perro apoyando en el suelo cubierto de hojas-¿Sabes usar una navaja?

-¿Tanta cabeza y no la usas?-Su risa desató otro gruñido por parte del rubio-Solo bromeaba Hen, claro que se marica.

Se agachó undiendo su rodilla en el suelo, apegando la ranura por donde saldria la navaja al débil cuello del cachorro. Al morderse el labio sintió que su erección empujaba la tela de su pantalón hacia arriba pero Henry no reparó en eso-¿Fijarme en tu polla?¡No soy marica Hockstetter!- Respondió cuando más tarde le dijo de aquello:

-Hazlo de una puta vez, me pegará las pulgas si sigo sosteniendolo.

El "Click" del botón permitió que la afilada hoja saliese impulsado por el resorte de su interior, y unas milésimas de segundo después se escuchó el gimoteo de dolor del cachorro, y su respiración se detuvo.

Ambos amigos se miraron e intercambiaron maliciosas sonrisas. Patrick enseñaba sus dientes y Henry se limitaba a curvar sus finos labios.

-¿Donde se metieron?Estuvimos buscandolos todo el puto dia-La voz irritada de Victor heria los oidos de Henry al medio dia al encontrarse con este en la entrada de los Barrens, pero no dejaba de sonreir junto al de camisa a cuadros.

-Nada-Respondieron al uniso ambos mejores amigos, volviendo a intercambiar esas sonrisas maliciosas, en donde solo ellos entendian la atrocidad cometida.

M E N T I R O S O S 《HENTRICK》[TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora