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La suave brisa de primavera alborotó los mojados cabellos rubios de un sudoroso Henry, acostado al lado de su mejor amigo, Patrick, con la cabeza apoyada en su pecho acariciando su vientre con delicadeza, aún intentando recuperar el aire después de unas horas tan alteradas:

—¿Se sintió bien,Bebé?

Henry asintió lentamente mientras se apoyaba en uno de sus codos para juntar los labios del moreno contra los suyos, dejando que danzanse durante unos momentos:

— Quiero hacerlo de nuevo— Le susurró con aquel rubor en sus mejillas que lo enamoraba— Dejame sentir como me rompes cariño.

Entre las piernas de Bowers quedó la cintura de Hockstetter, manteniendo sus manos en la cintura del menor tirando de el hacia abajo para penetrarlo con la misma rudeza de la primera vez. La espalda del rubio describió una curva perfecta mientras su cabeza se elevaba para soltar un gemido de placer que sonó como ¿La alarma del despertador?

Alterado y sudoroso como en el sueño se despertó de golpe, palpando al lado de su cama comprobando que otra mañana se encontraba solo. Cuando fue consciente de que aquello solo habia pasado en sus sueños empezó a reir. Y luego a llorar, cubriendose el rostro con ambas manos. Lo deseaba tanto, deseaba que le dijese que lo amaba,que fuese lo primero en ver al despertar y notar su peso encima suya después de una noche de romanticismo y placer.¿Pedia mucho? Al parecer si porque a pesar de que Bowers igual lo amaba jamás lo diria, jamás lo expresaria si no era por esos besos que duraban décimas de segundos y le daba con intervalos de décadas.

En la puerta fueron escuchadas unos suaves— Suaves como las caricias que realizaba Henry en su vientre con la punta de los dedos— golpecitos, escuchandose la voz de su madre al otro lado:

— Cariño, te hice el desayuno¿Puedo pasar?

— Claro, Mamá, pasa.

La señora giró el pomo empujando la puerta para revelar su figura con una sonrisa en el rostro,entre sus manos portaba una bandeja rojiza con el desayuno del cual le habia hablado previamente. Con esa falsa sonrisa que el moreno pudo detectar a kilómetros se sentó en la orilla de la cama, dandole la bandeja, la cual ahora reposaba sobre las rodillas del adolescente:

—Cielo... tu sabes que te quiero, y como te quiero mucho mucho, he notado que estas algo...¿Cortante? Solo queria saber si estabas bien.

Patrick engullia un enorme trozo de gofre mientras la miraba hablar, tragando con dificultad la comida para poder dar espacio en su garganta y así sonar su voz con claridad:

—Estoy enamorado de un chico y no se da cuenta.

La sorpresa no fue menor pero la alegria tampoco lo fue:

—¡Oh cariño!¡Ya me habias asustado pensé que estabas depresivo o algo!

Le revolvió el pelo al moreno y fue en ese instante en el que se dió cuenta de lo afortunado que era al tenr unos padres a los cuales ese tema le daba igual, no como el padre del chico al cual le pertenecia su corazón:

—¿Entonces que hago, Mamá?— sus miradas se encontraron mientras la boca del muchacho estaba manchada de nata—¿Qué hago que no haya hecho ya?

—¿Ser romántico?

Simplemente no esperaba esa respuesta:

—Hazle sentir importante, hazle lindos cumplidos, comprale flores...—La mujer de la casa enumeró la lista tocando la yema de sus dedos— Invitale a ver la puesta de Sol...

—Me gustan los hombres no las cursiladas.

—¿Pero y si a el sí?

Hubo unos momentos de silencio:

—Es Henry Bowers.

—¿Henry Bowers?

—Es Henry Bowers—Repitió.

—Entonces si deberias hacer todas esas cursiladas.

—¿Cómo lo sabes?

—Hay muchas cosas que una mujer puede deducir con solo ver los gestos de un hombre.

Le guiñó un ojo y entonces Patrick comprendió que ella conocia mejor a su mejor amigo que el mismo. Le agradeció mientras la modesta mujer reia volviendole a alborotar el pelo y limpiarle un churrete de la mejilla, saliendo feliz de poder aclarar que su hijo se encontraba en perfecto estado y que solo era un amor homosexual del cual no habia que preocuparse.

Patrick miró hacia la ventana unos instantes, casi pudo ver un pelo rojizo agitarse con la siguiente brisa de aire que se coló en su espacioso cuarto. La madera se rasgó por unas negras garras pero el ni lo notó, solo estaba pensando en su precioso y lindo rubio de ojos verdosos.

Escondió el rostro en las rodillas ruborizandose al imaginarlo sonriendo al haberle hecho un regalo como el de las flores. Algo se arratró por debajo de la cama mientras Hockstetter fantaseaba.

¿De que color le gustarian las flores? Siempre pensó que unas rosas harian juego cln sus mejillas. Al levantarse unas uñas casi rasgaron su espalda, haciendo un leve corte en su camiseta, pero el seguia fantaseando:

—Se las podria dar en la puesta de Sol.

Pensó mientras se vestia, notando una respiración contra su nuca a la cual no prestó atención, rodando los ojos se terminó de vestir rapidamente, iba de camino a casa de su amado. Cerró la puerta cuando unos largos brazos casi toman sus tobillos:

—¡Ahora vengo, voy a ver a Henry,Mamá!

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¡Hola! Sí, ya sé que no publico tan seguido como siempre pero es porque no me siento inspirada, y prefiero traer un capítulo bueno a una kk

Espero que os haya gustado pues no sé si lo notasteis pero me suelo centrar más en la situación de Henry que rn al de Patrick, y creo salió bien escribir qué pasa en su casa.

M E N T I R O S O S 《HENTRICK》[TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora