Erika

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Todos absolutamente todos estaban hartos de ese hospital, incluso los doctores y enfermeras se sabían de memoria los nombres y caras de los visitantes de Erika, era un total fastidio estar ahí.

- ¿No ha despertado? - el tono de voz somnoliento y la sensación de estar perdido en el universo e incluso la posibilidad de haber olvidado hasta su nombre indicaban perfectamente que el individuo de cabello negro recién despertó de una siesta bastante larga - ¡Ah! Me duele el cuello - estiró el cuello escuchando un pequeño crujir, comenzó a quejarse por eso.

- cállate - sentenció con bastante mal humor - ya despertó pero le están haciendo estudios.

- ¡¿Otra vez?! - escandalizó alzando la voz - ¡Todo el tiempo estan haciéndole estudios! ¡Es como si ella fuera un bicho raro de otro planeta!.

- bicho raro si es pero eso no es motivo para hacerle estudios hasta por un simple estornudo - el chico rubio estaba más que harto, estaba cansado, enojado y para colmo tenía jaqueca.

Takeru soltó una sonora risa por lo anteriormente dicho por el rubio malhumorado y se dedicó durante mucho tiempo a empeorar su mal humor, hasta que el rubio perdió los estribos y le dió un manotazo en la cabeza al pelinegro escandaloso logrando así que se calmara y comenzará a quejarse en voz baja.

- ¿Donde esta Sanda-san? - preguntó harto del silencio del contrario.

- ¿Se supone que debo saberlo?

- ella todo el tiempo está aquí, supongo que tienes que saberlo.

- eso no tiene sentido, además últimamente no ha estado aquí.

- ¿Porque?.

- ¡Ya! No tengo que saber todo de Sanda-san - se alteró alzando la voz.

- cálmate, amigo.

- lo siento - suspiró profundamente y acarició sus sienes - estoy harto de este lugar es todo.

- te entiendo - Takeru recostó su espalda en la silla y miró el techo analizando los manchones marrones que habían.

Ambos guardaron silencio por un largo rato, ninguno tenía intensiones de decir algo, ni tampoco tenían qué decir, solo les quedaba esperar aunque esa opción estaba comenzando a desesperarlos a los dos.

El silencio duró casi por dos horas y aún no habían noticias de Erika, ambos estaban agotados, habían estado allí desde primera hora de la mañana porque la enfermera encargada les dijo que Erika posiblemente podría salir del hospital en la tarde y eso fue suficiente motivación para que ambos jóvenes estuvieran ahí casi desde el amanecer, pero sus esperanzas se vieron cruelmente pisoteadas cuando se enteraron de que ella aún no recobraba el sentido -kyouya seguia pensando que lo hacía a propósito - más tarde fueron notificados de que Erika despertó cerca del mediodía, el rubio se enfureció mucho ya que esa noticia le llegó hasta las tres y media de la tarde, después de eso el humor del chico iba empeorando.

- Kyouya - dijo Takeru.

- ¿Mmm? - respondió éste.

- estoy aburrido.

- yo estoy muriendo.

- tienes suerte de que estamos en un hospital.

- moriré de todas formas, me dará un ataque al corazón y dos semanas después intentarán reanimarme.

- tienes razón - Takeru volvió a carcajearse por las ocurrencias de Kyouya.

Era tal el aburrimiento por el que estaban pasando que comenzaron a nombrar enfermedades y sus respectivos tratamientos, estar en ese hospital por tanto tiempo ha comenzado a afectarlos. Los minutos seguían pasando y no habían noticias de Erika, nada raro se debe mencionar, no saben si todo está bien o no, no saben si ella quedó con problemas después de la presunta droga que le administraron, no saben nada de nada.

- Sata Kyouya - un hombre uniformado, parecía ser un oficial de policía, entró en la habitación alertando a los dos jóvenes.

- soy yo - ambos se pusieron de pie e hicieron una pequeña reverencia de respeto hacia el hombre.

- vine a informarle que el doctor acusado de inducir en coma a la señorita Erika shinohara ha sido detenido - el hombre sonrió al ver la cara de alivio y satisfacción que ambos jóvenes formaron al oír tan excelente noticia - también se me ha pedido que les informe que a la señorita Erika se le han realizado todos los estudios necesarios y el papeleo para su dada de alta ya está listo, en conclusión, pueden retirarse con ella - añadió de nuevo con una sonrisa. Se apartó de la puerta dándole espacio a los chicos para salir sin esperar ninguna respuesta por parte de ellos.

Y como era de esperarse ninguno dijo nada y Takeru y kyouya salieron despavoridos del antiguo cuarto de Erika, corrieron por los extensos pasillos del hospital en busca de la, ya no, castaña. El lugar les pareció eterno pero sintieron una enorme emoción cuando vieron a la chica parada frente al mostrador de recepción con su maleta, llena de sus pertenencias y regalos, a la mano y un gorro negro que cubría su cabeza libre de cabello.

- ¡Erika! - ante la mención de su nombre la joven miró en dirección de ambos chicos. No le tiempo de saludarlos, ni siquiera de sonreír ya que los dos se le arrojaron encima casi tirándola al suelo.

- ¡Kyouya-kun, takeru-kun! - por fin pudo reaccionar y sus ojos se llenaron de lágrimas al sentir que su novio y un muy buen amigo la abrazaban contra sus pechos, se sentía realmente bien recibir tal muestra de cariño de parte de dos personas muy importantes.

- ¡Erika-chan ! - Takeru, Cómo es de esperarse, comenzó a exagerar con la emoción, tanto que terminó llorando de la felicidad - ¡Estás bien! ¡Me alegro mucho!.

- ta-takeru-kun, no llores... Porque... Yo lloro - y, también de esperarse, Erika respondió con más lloriqueos y lágrimas que el pelinegro.

- l-lo siento - se dió cuenta de lo ridículo (nah, Bebe eres perfecto) que se veía, limpio sus lágrimas y sorbió si nariz para nuevamente envolver al Erika en un fuerte abrazo - iré por el resto de tus cosas - le dio un beso en la frente y se retiró.

- me parece una falta de respeto que me dejaras de último - comentó el rubio que había permanecido unos pasos alejado observando la escena.

- ¡Kyouya-kun! - soltó sus maletas y se arrojó a los brazos de su novio mientras nuevamente las lágrimas caían por su cara - ¡Cre-crei que no lo lograría! ¡Pensé que no te... Volvería a ver! - lloró fuertemente contra el pecho del rubio - ¡Tenía miedo, mucho miedo!.

El rubio le devolvió el abrazo y calló. Realmente no habia mucho que decir, no tenía nada que decir por el momento de todas formas, solo quería disfrutar de los brazos de su novia rodeando su torso, su olor frutal que tanto le fascina, el sonido de su respiración, sus manos acariciando su espalda, la manera en que restregaba su nariz en su pecho y hacia sonidos raros, solo quería disfrutar todo de ella.

- no tengo palabras para decirte lo mucho que me alegra que estés bien - su voz temblaba y sus manos apretaron con fuerza la cintura de Erika - te amo demasiado Erika.

- yo... - ella no sabía que responder. Tenía tantas cosas que decirle y tantas cosas que quería escuchar que parecía que el tiempo no es suficiente, es más, que nunca será suficiente - yo también te amo kyouya-kun.

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Soy extremadamente mala para los diálogos amorosos XD lo cual es un poco irónico ya que escribo un fic de romance :v

Un capítulo más!!!! (Y quizá el epilogo) y será el final T-T

Drama innecesario (kyouya Y Erika) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora