Habían pasado ya algunos días desde mi encuentro con Louis, ahora, nos veíamos en el mismo sitio y a la misma hora todas las noches. Y era totalmente feliz con él. Aunque no fuésemos novios aún, nos comportamos como si lo fuéramos, pero aún sigo esperando su propuesta de noviazgo entusiasmada.
Hoy ya era mi cumpleaños.
¡Me estaba volviendo vieja, cumplía veintiún años!
Si mi madre me escuchara, me daría una colleja y de las buenas.
Mis padres no asistirán a mi pequeña fiesta de cumpleaños, y eso me ponía triste. Pero cuando pensaba en que Louis y sus hermanos vendrían a medianoche, la tristeza se me iba y una gran sonrisa aparecía en mi cara. Además, vendrán Demetria, Emma, Rachel y Sarah, ¡no las veía desde hace dos meses! Me gustaba la idea de verlas después de tanto tiempo. Claramente también vendrá Jenna, ella es esencial y bueno, también una de las organizadoras de mi minifiesta.
Josh y ella se habían encargado de todo lo necesario para mi fiesta de cumpleaños. Me dijeron que vendría poca gente, así que será algo íntimo.
Me acomodé en el cabecero de mi cama, ya era hora de levantarse.
—¡Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todos... Cumpleaños feliz! —canturrearon mientras entraban con una tarta en las manos.
Me llevé las manos a los lados de mi cabeza y mi boca se abre en forma de "o". Tenía dibujada una bonita sonrisa, mientras que ellos seguían felicitandome. Se apoyaron en mi cama y sople las velas, no sin antes pedir un deseo. Dicen que decir el deseo que has pedido, es de mala suerte, así que yo que soy tan supersticiosa, no lo diré.
Sólo diré que va relacionado con Louis.
Di las gracias a mi hermano y a mi mejor amiga y empezamos a comernos esa suculenta tarta que se apoyaba en mis piernas.
—¿Y ya tenéis todo planeado para mi fiesta? —pregunté, entusiasmada.
—Claro, aunque vendrán un poco más de gente, espero que no te moleste —respondió Josh, yo sólo negué con la cabeza mostrando indiferencia con el número de personas.
La mañana pasó rápido, llena de llamadas de familiares y amigos felicitandome por mi cumpleaños y miles de cursilerías más.
Estaba descansando en el sofá, quedaban aún unas cinco horas para que la fiesta comience y Jenna y Josh habían ido a comprar no sé que cosa, hasta que sonó el teléfono.
Rodé los ojos, estaba harta de tantas ñoñerias que me decian por teléfono. Al principio sí, me encantaba que se acordasen de mí, pero tengo un límite.
—¿Sí? —contesto pesadamente.
—Abre la puerta —. dijo una voz masculina. La verdad esque esa voz... me suena mucho.
—Buf, está bien. —colgué.
Me dirigí hacía la entrada y me arreglé un poco mi pelo mirándome en el pequeño espejo que habia en la pared. Abrí la puerta con flojera y ahí estaba él.
Oh, no.
Esto no puede ser posible.
No no no.
—Milena —dijo con una gran sonrisa. No podía decir nada, estaba muy impactada con su presencia. —¿Es que no me vas a saludar después de tanto tiempo?
Mis ojos estaban abiertos como platos, estaba como en shock. Hacia un año que no lo veía y tampoco tenía la necesidad de verlo. Puede que pasaramos algunos meses bastantes buenos, pero eso ya era pasado. Ahora yo quiero a Louis.
—Adrián —murmuré. No había cambiado nada, seguía igual de apuesto y superficial como lo era.
Adrián era mi mi novio, ahora mi ex. No sé que hace aquí, perdimos el contacto cuando terminamos.
Una sonrisa de superioridad y sensualidad adornadaba su cara. Me analizaba profundamente con su mirada, me hacía sentir incómoda.
—¿Qué haces aquí? —pregunté aún desconcertada.
—¿No me invitas a pasar? Me muero de frío —se quejó. Me hice a un lado para que pasara y así lo hizo.
Cerré la puerta detrás mía y lo seguí hasta el salón. Él ya se conocía la casa de sobra y no tenía vergüenza en tratarla como si fuera suya. Es un poco maleducado.
—¿Y qué te trae por aquí, Adrián? —pregunté una vez que estabamos sentados en el sofá. Él me miró con una sonrisa de medio lado.
—Me enteré de que era tu cumpleaños... y te trage esto —contestó divertido sacando algo de su bolsillo trasero.
Cuando por fin encontró su obsequio, me lo tendió en la mano. Era una cajita de terciopelo roja con adornos dorados. Abrí la pequeña caja extrañada y vi el regalo.
—Adrián, yo... no puedo aceptarlo —dije observando por última vez el obsequio y acto seguido cerrando la caja y entregandosela de nuevo.
—Oh venga —rodó los ojos y bufó— aquella vez lo rechazaste, esta vez quiero que lo tengas.
¿Qué pretende?
—Está bien —dije rendida. No tenía ganas de pelear. Una sonrisa victoriosa se asomó en su rostro, para luego soltar una leve risa.
—Deja que te lo ponga —dijo sentándose detrás de mí para colocarme el collar de plata.
Sacó la joya de la cajita de terciopelo y la colocó sobre mi cuello. El collar tenía algunas partes bañadas en oro, simulando un reflejo y en medio estaba colgando un símbolo de infinito que era plateado y por el lado opuesto dorado. La verdad es que era bastante bonito. Me lo iba a regalar cuando íbamos a cumplir ocho meses de relación, pero justo lo dejamos y no pude aceptar su obsequio. Me fijé bien en el infinito.
—Vaya, aún tiene la fecha en la que nos conocimos y nuestros nombres —comenté. Él asintió con una sonrisa melancólica.— Que pena que todo ya haya pasado. ¡En fin, la vida sigue!
Él me miró con esa profunda mirada negra llena de nostalgia y de recuerdos. Había olvidado el color de sus ojos. Me había olvidado de él.
—Milena, quiero intentarlo de nuevo —sugirió repentinamente. Mis ojos se abrieron al instante por su comentario. —Dame una oportunidad. No he podido dejar de pensar en ti. Me has hecho tanta falta durante este tiempo...
—Adrián, yo... creo que no es muy buena ide...
—Almenos, deja que te vuelva conquistar, dame esa oportunidad. —dijo interrumpiendome. Lo pensé varios minutos, demasiados. —Por favor...
—Está bien —murmuré. Estaba más que claro que él no podría reconquistarme, mi corazón pertenecía a Louis.
Agh, me pongo muy sentimental cuando estoy enamorada.
Adrián sonrió ampliamente y me agradeció por la oportunidad.
Ja, pobre. Yo quiero a Louis, pero por darle una oportunidad no pierdo nada.
—Vendré a tu fiesta. Recuerda que tu hermano y yo éramos compañeros en el colegio y me invitó. —advirtió. Maldito Josh, como se atreve.
—Oh, genial —sonreí falsamente.
—Hasta esta noche, guapa —se despidió, dándome un beso cerca de los labios. Ya ha empezado con su "reconquista".
—Sí sí, adiós —me despedí.
Él se fue de aquí. Dios, a buenas horas se le ocurre aparecer de nuevo. Espero que no arruine nada con Louis.
Yo quiero a Louis, lo reconozco.
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Memorias De Medianoche [One Direction,vampiros].
FanfictionVendrá ésta noche, como en todas las anteriores. Trepará por la pared y se esconderá en el armario o debajo de la cama. Esperará la hora exacta, cuando relaje los músculos del cuello y entorne los párpados. Sé que voy a sentir miedo cuando escuche...