Capítulo 4

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Llegan problemas

Hoy a diferencia de todos los días empecé a tener síntomas extraños, bueno... La verdad es que siempre he sido rara, con eso de que puedo ver a los muertos, pero hoy, específicamente hoy, me pasó la cosa más rara y espeluznante que haya tenido en toda mi corta vida. 

Ángel me acompañó hasta mi casa, después del suceso paranormal que viví en la cafetería. Aun sentía mareos en mi cabeza y tenía el presentimiento de que si cerraba mis ojos por unos minutos esas imágenes y sonidos de terror regresarían a mí.

Me despedí de mi jefe al entrar de mi casa, prometiéndole que al día siguiente estaría laborando responsablemente. Él me dijo que si necesitaba más días para recuperarme, que no fuese al trabajo, pero... ¿Cómo podría tomarme el atrevimiento de faltar al trabajo los primeros días? Eso era de vagos y la responsabilidad que había heredado de mis padres estaba primero, así que faltar a la cafetería mañana sería un pecado.

— ¿Mamá estás en casa? — Grité desde la entrada.

Nadie respondió— ¿Dónde se habrá ido? — Me dije mientras me sentaba en la sala y encendía la televisión para ver las noticias, mismas que por cierto solo hablaban de temas relacionados con la economía, la inflación y el fenómeno del niño.

Después de unos cuantos minutos me di cuenta que estar viendo la televisión, empeoraría mi dolor de cabeza, entonces me levanté de inmediato y me dirigí a la habitación de mi madre por unas pastillas para el dolor de cabeza o algo que pudiese usar para volver a mis sentidos.

Sinceramente estaba confundida, no sabía si el estrés me estaba jugando una mala pasada o acaso me estaba volviendo loca a mi corta edad, porque de ser así tendría que visitar a un doctor o mejor dicho un psiquiatra para evitar posibles problemas en el futuro.

Al cabo de un tiempo, entré a mi habitación y me acosté en mi cama. Mi cuerpo se sentía tan cansado y tan adolorido que era como si hubiese cargado pesadas bolsas de arroz sobre mí espalda. Obviamente eso nunca pasó, pero literalmente me sentía así.

El sueño llegó de inmediato a mí. No caí en cuenta de cuando fue que empecé a soñar. Esta vez me encontraba en una fiesta, no una cualquiera, sino una en la que veía a mis amigos del colegio, y yo estaba sujeta a unos brazos fuertes y cálidos, él estaba vestido de traje negro lo que hacía resaltar mi vestido rojo, no voy a negar que lo examiné de pies a cabeza, lo miré a la cara y el me miró también; me llené de sorpresa y di dos pasos hacia atrás soltándome de su agarre para poder decir.

— ¡Ángel! ¿Qué estás haciendo aquí? —Pregunté de manera exaltada.

— ¿No debería estar aquí? —Suspiró— Estaba preocupado por ti.

— ¿Por qué lo estarías? No lo entiendo... ¿Cómo puedes estar en mi sueño si apenas te conozco?— Contrasté.

—Quizás esto suene raro para ti, pero el hecho de que yo esté aquí depende solo de ti, creo que inconscientemente me estas llamando— Dijo mientras me dejaba asombrada.

— ¡Este es mi sueño! Yo no puedo estar soñando con un hombre que solo viste de negro y que aparte es mi jefe— Articulé en tono enojado, aunque no lo decía para él, más bien lo decía para mi subconsciente.

A decir verdad, si esto no fuera un sueño, no sabría qué decir de esta situación, pues él parecía tan convencido de lo que me comentaba, pero a sabiendas de que este era un mal sueño, opté por seguirle la corriente.

— ¿Por qué te llamo sin darme cuenta? Digo... sé que solo eres producto de mi imaginación... Y hablando de eso, ya que puedo conversar contigo espero que me des una buena explicación a lo que no entiendo— Hablé de manera corrida.

El me miró seriamente—No puedo decirte toda la verdad. Eso va contra las reglas, sin embargo, lo único que te puedo decir es que por favor, cuando llegué el momento de tomar una decisión, pienses un poco más en ti, tendrás momentos muy difíciles y tendrás que afrontarlos sola.

Miles de preguntas me rodeaban, no estaba entendiendo nada de nada ¿Qué era lo que realmente significaba este sueño?

— ¿Es esto real? —Pregunté al abismo del llanto. Un momento... ¿Llanto? Como podría llorar ante su presencia. Alcé mis manos para tocarlo, estaba a punto de rodear sus mejillas, cuando todo se iluminó y de repente esa luz me obligó a despertar.

Abrí mis ojos empapados de lágrimas, me levanté de mi cama y una fuerte punzada en mí pecho hizo que mis rodillas se doblaran haciéndome caer, las lágrimas se hicieron más evidentes y sin fuerzas para levantarme elegí quedarme así hasta calmarme y averiguar la razón de este sentimiento.

Pasaron alrededor de treinta minutos y al fin pude levantarme del suelo; sinceramente yo era una llorona sin remedio, pero esto no me pasaba desde que aprendí a ser fuerte, por lo tanto... ¿Cómo es posible que una simple persona en mi propio sueño me deje con nudos en la garganta? ¡No tenía lógica!

— ¿Valentina estas en casa? — Escuché a mi mamá desde la entrada.

—Sí ¿Dónde estabas? — Dije mientras llegaba a su encuentro.

—Hija lo que sucede es que hoy me acerqué al banco para verificar que todo nuestro dinero esté intacto, con todo lo que andan diciendo, me preocupa que de verdad pase algo—Se veía un poco desanimada.

— ¿Qué pasó entonces? ¿Por qué esa cara? — Bajó la mirada.

—Me dijeron que debía esperar si quería retirar el dinero. Pero sabes... Todo esto me da mala espina—Se acercó al teléfono—Voy a llamar a tu papá. Tal vez él deba saber qué está pasando.

Vi como mi madre intentaba llamar varias veces, pero del otro lado de la línea nadie respondió— Papá debe estar por llegar. No te preocupes.

La inseguridad llegaba a mí y era obvio que mi mamá estaba impaciente. Yo no podía mostrar signos de preocupación, no en estos momentos.

No pasó mucho tiempo hasta que escuchamos el abrir de la puerta delantera. Ambas corrimos a la entrada.

— ¿Eduardo dónde estabas? Traté de comunicarme contigo en el banco y no obtuve respuestas—El tono de mamá era bajo—Te llamé y no contestabas.

Mi papá parecía querer decir muchas cosas, pero la sonrisa que nos dio fue una señal de que no iba a comunicar mucho— ¿Te sientes bien papá?

—Estoy bien. Lo único que tengo sobre mi es cansancio. Hoy tuve muchas reuniones con los accionistas de Filanbanco, es por eso que no podía atenderte ni contestar el teléfono— Su mirada estaba decaída.

—Te prepararé un té y algo para que comas. Después nos iremos a descansar—Mi madre decidió no preguntarle nada por el momento.

En el aire se filtraba un olor a problemas, pero tenía la esperanza de que se solucionarían como siempre. 

Al menos eso creí o era lo que pretendía creer.

Tiempos Memorables ||TERMINADO||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora