Capítulo 13

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No me dejen

Estaba tan sumida en el en lo que veía que me olvidé del dolor en el tobillo. Disimulé para que mi amigo no se diera cuenta y así pasamos hasta casi las 3 de la tarde.

—Valentina... ¿Le dijiste a tus padres que no salieran el día de hoy?

—No, ya les había dicho el día de ayer que no lo hicieran, no creo que salgan.

—En menos de 30 minutos tenemos que llegar a donde está tu papá.

—No me digas que no se puede cambiar el destino de ellos... Creí que ellos...—Me preocupé.

—Hasta que no se confirme que están vivos después de la hora señalada para su muerte no podemos confiarnos.

— ¿Cómo puedes estar tan seguro? Debemos buscarlos.

Él me agarró de las manos y a velocidad de la luz estuvimos en su casa. Yo busqué a mis padres por todo el lugar, pero no los encontré.

—Sí no están aquí debemos seguir la descripción de la libreta. Debemos ir a Filanbanco—Demandó él.

— ¿Qué no puedes saber específicamente el lugar?

—Me temo que no será posible hasta que ellos mueran y aparezca en mi libreta.

Así como llegamos nos fuimos. Estábamos en una de las oficinas de dicho banco. La bulla de las personas que estaban en las afuera se escuchaba junto con los innumerables golpes que proporcionaban para forcejear la entrada. Busqué en varias oficinas pero no encontré a papá. Después de buscarlo en cada rincón llegué a la entrada principal donde las personas habían dañado las puertas rompiendo vidrios y destrozando todo a su alrededor, entonces lo vi...

— ¡Papá! ¿Qué estás haciendo aquí...?—escuché un disparo y seguido de eso el cuerpo de mi padre tirado en el piso.

— ¡No! ¡Papá! — Grité desesperadamente y corrí a auxiliarlo.

Ángel se acercó y trato de reanimarlo, me dijo que llamara buscara un teléfono en una de las oficinas y llamara a la ambulancia que él trataría de salvarlo con algo de poder aun si eso no estaba permitido. 

Así lo hice busqué un teléfono, corrí, me tropecé y me lastimé aún más el tobillo, pero eso no me importó ni me detuvo. Encontré un teléfono y marqué a emergencias y para mi desgracia ninguna red estaba habilitada para realizar llamadas.

Lamentos y lágrimas era en lo que me había sumergido. Mi papá, el que me enseño tantas cosas, el que dio todo lo que quería desde pequeña, y quien me compraba libros, ya no estaría a mi lado.

Saqué fuerzas de no sé de dónde y regresé a la entrada. Las personas no se detuvieron y siguieron a golpes y empujones.

Ángel tenía las manos ensangrentadas y había alejado a mi papá de la entrada— ¿Cómo sigue? ¿Está vivo? —Lo bombardeé de preguntas.

Él me miró y solo me dijo—15:25. Descripción... Asesinato.

Yo me tumbé frente al cuerpo inerte de mi padre y lloré con todas mis fuerzas. Esto no podía pasar, esto es una pesadilla, me repetía a cada instante.

Mi padre me miró y sabiendo que ya no tenía fuerzas para seguir aferrándose a este mundo, me pronunció las siguientes palabras:

—No llores mi querida hija... Recuerda que siempre te voy a querer— Tosió débilmente—N-no culpes a nadie de lo que me ha pasado. Quien me asesinó tuvo sus razones—Su mano cayó y sus ojos dejaron de brillar. 

Me exalté al escuchar su voz. Revisé a ver si tenía signos de vida, pero no era así— No me dejes papá regresa conmigo.

—No puedo—Sonrió más para él que para mí—Siempre supe que eras especial y ahora entiendo el por qué, ahora era su alma quién me hablaba.

Lo miré y abracé su sombra por última vez—Te quiero papá.

Y luego un ángel llegó... mi amigo le dio algunas indicaciones y envió a mi padre con él.

—Valentina la siguiente en la lista es tu madre. Debemos darnos prisa y encontrarla.

Casi y sin fuerzas asentí, en el fondo debía saber llevar la situación que estaba viviendo. Aunque el dolor sea inmenso eso no es lo que papá querría para mí.

 Entonces le pedí a Ángel que me llevara a mi casa, quería detener el destino de mamá, aunque para cuando lleguemos ya sea tarde, al menos quiero intentarlo, el tiempo nos limita, pero quiero ir hasta donde ella y detenerla. 

A los pocos segundos de haber llegado a la entrada de mi casa una fuerte explosión se escuchó por todo el lugar. La casa se empezó a cubrir de llamas y por la hora señalada yo sabía que mi madre estaba dentro.

Ahora si... Caí presa del llanto y no pude controlar mis gritos y mi desesperación. Ángel me abrazó y trató de calmarme a toda costa, pero yo no entraba en razón. No entendía por qué me estaba pasando tantas calamidades. ¿Quién era el culpable? ¿Levi? ¿Feriado Bancario? ¿Quién?

—Yo les dije que no salieran de casa, se los pedí y ustedes hicieron todo lo contrario. ¿Cómo pasó esto?

—Teníamos que hacerlo —La voz de mamá se escuchaba detrás de mi—Cuando nos enteramos del Feriado Bancario y sobre nuestras cuentas congeladas, entramos en razón de que no teníamos un solo centavo. Tu papá sabía que esto se aproximaba, pero no podía decir nada. Él estafó muchas personas para darnos una vida digna y yo lo cubrí. Si llegaban a descubrir que estafamos a muchas habitantes de la ciudad nos podían condenar a prisión, por eso... Me armé de valor, le disparé a tu padre y luego acabé con nuestra casa junto conmigo.

— ¡Mientes! Tú no podrías hacer eso. ¡No lo quiero creer mamá!

—Éramos unos monstruos y sentí que este debía ser nuestro final. Te quería dejar esta casa y algo de dinero, pero conociéndote... Tú no lo aceptarías.

— ¡No, no lo aceptaría! Pero que puedo hacer ahora. No puedo odiarlos y la opción que me queda es perdonarlos. Me dolerá recordarlos cada minuto de mi vida. Y si llego a odiarlos en algún momento no me culpen—Respondí amargamente con continuas lágrimas cayendo de mis ojos.

Ángel llamó mi atención y me dijo que lo esperara en casa, Gabriela no tardaría en llegar y el trataría de regresar lo antes posible.

—Sabes que me dolerá recordar tu nombre, tu rostro, tu perfume a tulipanes y más que eso sufriré tu partida.

—Lo sé cariño. No estaba en nuestros planes que supieras de nuestros pecados, pero entiende que lo único que queríamos era un futuro brillante para ti.

—Agradezco todo lo que me dieron, pero deben arrepentirse de todo lo que hicieron mientras estuvieron vivos—Trataba de mantener la calma.

—Perdona a estos viejos e inconscientes padres hija—Tocó mi rostro como lo hacía cada vez que hacía alguna travesura.

—Adiós mamá—Sequé mis lágrimas.

—Adiós pequeña—Se despidió ella. 

Esa fue la última vez que los vi. Si el destino era cruel, por qué tantas veces conmigo, yo era quien debía correr ese destino, era yo quien estaba destinada a morir y no a quienes más quiero. ¿Es esto morir? 

Mi vida está marcada y de ella no puedo escapar, puede que siga doliendo cada maldita cosa que me arrebaten, pero quiero seguir y vivir aun si mi vida termina en desgracias tras desgracias. 

Tiempos Memorables ||TERMINADO||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora