Prólogo

28.1K 3.1K 1.3K
                                    

El día iniciaba como cualquier otro para nuestro chico universitario. Las vacaciones habían pasado demasiado rápido para su gusto y él era un fiel creyente de que su cama era el mejor lugar donde se podía estar. Así que no se mostraba muy alegre cuando llegó a su campus, su cara en estos momentos era digna de un premio.

Tenía ojeras porque ayer había pasado horas viendo su serie favorita en Netflix y su cabello parecía un nido de aves, ya que no se había tomado el tiempo de arreglarlo en la mañana. Eso, claramente era una de las pocas cosas que le importaban ahora mismo.

Mientras más avanzaba empezaba a recordar por qué era que odiaba ir a clases. Todos a su alrededor parecían demasiado felices de estar allí, caso completamente contrario al suyo.

Min Yoongi era un chico de 19 años que prefería pasar su tiempo libre en la comodidad de su hogar leyendo algún libro o escribiendo letras de canciones que pasaban por su mente, a estar rodeado de personas hablando y causando ruido.

Las personas creían que era un tipo asocial y aburrido, pero él estaba muy lejos de serlo. Porque si bien odiaba el tiempo afuera, era un chico divertido y sentimental cuando lo llegabas a conocer a fondo.

Y solo había una persona que conocía aquella faceta, su único amigo.

Cuando lo conoció, no había tenido intención alguna de llevarse bien con él, pero el chico parecía tan decidido a convertirse en su amigo que Yoongi no tuvo otra opción más que dejarlo entrar en su vida.

Su nombre era Taehyung y era por mucho, el chico más ruidoso y elocuente que Yoongi alguna vez pudo haber conocido.

Taehyung podía pasar horas hablando de temas banales y no cansarse nunca. Prefería las fiestas los viernes por la noche mientras que Yoongi las detestaba.

Nadie entendía cómo es que aquellos dos podían llevarse tan bien y ser tan diferentes al mismo tiempo.

Justo en ese instante, el celular de Yoongi vibró, indicando la llegada de un nuevo mensaje.

Con algo de pereza sacó el celular de su bolsillo delantero, rezando internamente para que no se trate de su madre recordándole que aún era un bebé para ella y que lo quería muchísimo. Le había tomado casi media hora para que ella lo dejase ir a la universidad.

Cuando vio que se trataba de Taehyung, esbozó una pequeña sonrisa.

Taehyung.
¡Enano gruñón! Me quedé dormido y llegaré tarde, guárdame sitio a tu lado ¿vale?

Suspiró al leer el mensaje, no entendía cómo era que siempre le preguntaba lo mismo, al fin y al cabo él nunca se sentaba con otra persona que no fuese Taehyung.

Empezó a teclear la respuesta y, una vez esta terminada, la envió.

Gruñón con swag.
Ya sabía. Y si te guardaré sitio, siempre lo hago.

Estaba a punto de guardar el celular, cuando la respuesta llegó.

Taehyung.
También te quiero, hyung.

Rio por eso y decidió dejarlo en visto.

El salón se iba llenando de poco a poco y empezaba a incomodarle la bulla, por lo que se puso los audífonos y presionó en aleatorio.

Estaba tan inmerso con la música que no se percató que frente de él había un chico rubio que lo miraba con una sonrisa de oreja a oreja.

Cuando lo miró y supo de quién se trataba, frunció el ceño.

¿Por qué Jimin estaba mirándolo así?

—¿Puedo sentarme a tu lado?—preguntó el rubio, señalando el sitio vacío a su lado.

Yoongi trató de entender por qué le estaba hablando, aún cuando habían muchos sitios disponibles, pero no logró llegar a una respuesta coherente.

En todo el tiempo que llevaba en la universidad, nunca le había dirigido la palabra. Y a Yoongi no podía importarle menos, hasta podía decir que sentía cierto odio por el pequeño rubio.

Le molestaba de sobremanera cómo siempre llevaba una sonrisa, siendo el favorito de muchos profesores al ser considerado un chico prácticamente perfecto con altas calificaciones y siempre siendo atento y generoso con todos, él odiaba eso.

—No, está ocupado.—respondió frío y sin expresión alguna, con la vista pegada en la pantalla de su celular.

Yoongi no lo vio, pero la expresión de Jimin cayó al oír la negativa.

—Oh, ya veo ¡Será otro día entonces!—dijo con una sonrisa y se alejó de la carpeta de Yoongi, dejándolo con una mueca de confusión absoluta.

Le había respondido de la forma más hosca que pudo y el otro chico ni siquiera se había inmutado por eso.

Bufó al pensar en cómo el chico había sonado tan feliz incluso a pesar de haber sido rechazado.

Min Yoongi decidió que una de las cosas que odiaba de Jimin era su sonrisa.














¡Hola! Muchas gracias por leer, espero que les haya gustado el prólogo.

10 razones para odiar a Park Jimin » Yoonmin [#1].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora