Capítulo 1

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Narrador P.O.V

Hermione se levantó con parsimonia, acercándose a él y agarrando la cara del chico entre sus manos para así, besarlo lentamente. Mordió su labio inferior, tal como él le enseñó y descendió hacia su mentón, dejando un camino de besos a su paso.

Siguió su recorrido llegando a su oreja y mordiendo el lóbulo con extrema delicadeza; una vez, dos veces... Sus manos cambiaron de lugar, posicionándose una detrás de su nunca y la otra, sobre sus hombros. A la par mientras hacia eso, había comenzado a besar su cuello, con lentitud y una sensualidad exquisita. Draco en ese momento soltó un gemido de placer, encendiendo a la castaña.

No lo quería aceptar pero estaba disfrutando el besar al que era su peor enemigo. Disfrutaba ver como la estrechaba más y más contra su cuerpo y el como la acariciaba con urgencia.

Poco a poco, Hermione fue haciendo acopio de su autocontrol y se separó del rubio, mirándolo a los ojos, que en ese momento eran como plata líquida, y viendo el deseo y la lujuria que lo estaba carcomiendo.

—¿Debo seguir con mi demostración o eso fue suficiente? –dijo con voz apenas audible pero que el rubio si escuchó.

—Nunca es suficiente, Granger. Nunca. –respondió para volver a besarla y luego separarse.

Seis meses antes.

Primero de septiembre y todo parecía volver a la normalidad. Hermione Granger iba caminando en dirección al andén 9¾, sin siquiera pensar que ese último año de colegio sería totalmente diferente a lo que tenía pensado. Los mayoría de los niños de primer año, corrían entusiastas por el andén, otros simplemente se despedían de sus padres para luego, abordar el expreso hacia Hogwarts.

La chica siguió caminando a paso lento, sin prisas. La verdad no le urgía llegar hasta donde estaban sus amigos, donde estaba él. No quería tenerlo frente a sus ojos, no todavía. Quería evitar a toda costa tenerlo muy cerca, pero era inevitable.

A lo lejos divisó a su grupo de amigos.

Bien, la hora a llegado –pensó.

La primera en verla fue Ginny, quien corrió hasta ella y la atrapó en un abrazo.

–Hermione, cariño. –saludó la pelirroja– No sabes la falta que me hiciste este verano.

—Lo sé, lo sé, y tú a mí. –respondió en un susurro– Pero sabes que no podía ir... estoy evitando que mis sentimientos pasen a mayores. –suspiró– ¡Estamos hablando de mi mejor amigo!

—Tranquila, esto debe ser algo pasajero... –le sonrió– Vamos, los chicos nos esperan.

La castaña asintió y siguieron su camino mientras trataba de calmar su acelerado corazón. Suspiró de resignación y al llegar, fue abrazando a todos sus amigos hasta que fue el turno de saludarlo a él.

—Harry... –habló mientras se perdía en aquel abrazo.

—Herms, –respondió el niño que vivió– ¡te extrañé tanto!

—Sí, yo igual. –sonrió levemente, a la vez que se separaban.

No podía tener sentimientos indebidos hacia su persona, Harry era como su hermano, no podía siquiera verlo con otros ojos. Pero claro, ahí estaba ella, con unas ganas inmensas de declarar todo lo que sentía.

Sabía que él andaba detrás de Cho Chang y aún así, comenzaba a gustarle. ¿Cómo podía evitar eso? No encontraba la explicación para aquella particular situación.

Dejó sus pensamientos de lado y todos subieron al expreso. Su amigo, Ronald, se aseguró de comprar cientos de cosas a la señora del carrito para luego, llenarse la boca con todas ellas. La verdad fue que eso la animó bastante e hizo menos tedioso el viaje hacia el colegio.

Clases prohibidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora