Capítulo 9

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Narrador P.O.V

Hermione se quedó con la boca abierta. Aún aturdida bajó nuevamente hasta la sala común donde se encontraba Draco. No sabía siquiera cómo mirarlo ahora, ¿acaso era real todo lo que Ginny le había dicho?

No tenía dudas, pero tampoco tenía pruebas de que su mejor amiga le estuviera mintiendo sobre un tema tan delicado como ese.

—¿Me estás oyendo? ¿Te encuentras bien? –le decía el Slytherin mientras pasaba las manos delante de su cara.

La castaña lo miró confundida y asintió levemente tomando asiento en el sofá.

—Sí, estoy bien. –respondió al cabo de unos minutos.

—No sé que te dijo la pelirroja pero no debió ser algo muy bueno si es que te dejó así.

—Tienes razón, no me dijo algo muy agradable que digamos… –dudó unos instantes antes de hablar– ¿Podemos continuar mañana? No estoy muy concentrada que digamos…

—De acuerdo. –respondió sin emoción– Iré a hacer mis deberes, buenas noches, Granger.

—Buenas noches, Malfoy.

La castaña vio subir al rubio y soltó el aire que tenía contenido. ¿Realmente cabía la posibilidad de que al hurón le gustase?

—¡No! ¡Es imposible...! ¿O tal vez sí...? –se cuestionó.

Debía ser una broma por parte de Zabini, Malfoy jamás se fijaría en ella. Eran totalmente opuestos. Al hurón le gustaba lo fácil y ella no lo era. Sí, era jodidamente sexy y atractivo, no lo iba a negar pero lo idiota, egocéntrico e imbécil opacaba todo lo demás.

**
Draco por su parte se quedó mirando un punto fijo de su habitación, meditando lo que dijo Theo y suspirando se tiró a la cama.

—¿Que a mi me guste Granger? ¡Imposible! –pensó.

Si bien Theo era su mejor amigo, a veces podía decir cosas muy fuera de lugar e inimaginables.

Despejó su mente tomando una ducha y luego, se recostó a dormir.

Despertó un tanto desorientado y mirando a todos lados se dispuso a arreglarse para bajar al gran comedor.

Cuando llegó, divisó a sus amigos que hablaban animadamente. Decidió sentarse junto a ellos, no quería seguir enojado así que por eso optó por hacer caso omiso a las estupideces que había dicho el día anterior.

—Pero si es el gran Draco Malfoy, ¿ya está todo bien? –preguntó Blaise.

—Sí, gracias por preguntar.

—No hay de qué.

—¿Pensaste en lo que te dije? –preguntó Theo, quien había mantenido silencio.

—¿Referente a qué tema? –cuestionó haciéndose el desentendido.

—Granger.

—Por favor, no empieces con eso…

—No nos sigas mintiendo, somos tus amigos, puedes confiar en nosotros. –insistía el castaño.

—No hay nada que decir… en ese caso tú más que nadie debería ser sincero consigo mismo y admitir que estás tras la lunática. –soltó el rubio.

—Es cierto, me gusta Lovegood, pero al menos lo admito, algo que tú no intentas.

—Porque claramente ella no me gusta, si fuera así, no le haría la vida imposible.

—Ahí está la respuesta. –habló Zabini– Solo le haces la vida imposible a alguien, cuando esa persona te gusta. ¡Es la única manera de llamar su atención!

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