Departamento de Investigación y Desarrollo

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Las nubes grises se arremolinaban cada vez más.

La lluvia se convirtió en un torrente de agua pesada que se hacía incómoda incluso para un medio Blanco. Ninguno de los dos quería quedarse a esperar dentro de un edificio cualquiera a que acampara. No sabían si en alguno de ellos se habían refugiado Grises, y tampoco querían averiguarlo. Siguieron corriendo sin cesar bajo el aguacero.

Cuando hubieron avanzado una buena distancia, Grey propuso detenerse. Sabía que mojarse tanto no podía ser bueno para Lyla, pero ella se negó, quería seguir avanzando hasta encontrar un lugar que le pareciera propicio para Rose haberse detenido. Ella sabía que Rose tampoco se detendría en un lugar común.

Siguieron hasta que encontraron un edificio peculiar que, a pesar de no tener letrero, les fue fácil identificar por su singularidad. Supusieron que un lugar tan distinto a los demás y tan ajeno al estándar de diseño de las demás construcciones de Ciudad Sagrada solo podía ser el tal edificio de investigación y desarrollo que había mencionado Clemont.

A Lyla le pareció el lugar adecuado para pasar la lluvia.

-¿Estás loca? -Grey se mostró renuente ante la idea. A pesar de ser valiente, no gustaba de tomar riesgos innecesarios-. ¿Acaso no escuchaste a Clemont? Si este es el edificio de investigación y desarrollo ahí debe de haber un Gris muy poderoso al cual incluso el que controla los cuervos teme.

-Lo sé, pero no representará un peligro para nosotros si no nos ve. Además, piénsalo, una vez que pase la lluvia nos podemos quedar aquí hasta que veamos que todos los caminos están despejados. Los Grises no se atreverán a entrar. Y como su nombre lo sugiere aquí debe de haber tecnología avanzada. Quizá haya algo que nos pueda ayudar a encontrar nuevamente a Rose, o por lo menos a defendernos. Me parece que podemos echar un vistazo.

-Si nos descubren podría ser nuestro final.

-No nos descubrirán. Mi abuelo me entrenó bastante bien en el arte del sigilo. Puedo pasar desapercibida por cualquier lugar y ni siquiera un perro guardián despierto se daría cuenta, créeme. Si quieres puedes entrar y quedarte en la sala principal, pero no te quedes aquí afuera. Podrías pescar un resfriado.

Grey aún lo dudó un instante, pero finalmente asintió al ver a Lyla temblar bajo la helada lluvia.

-De acuerdo, entremos entonces. Pero ante la más mínima sospecha de peligro debemos irnos.

-Estoy de acuerdo.

Y así ambos se dispusieron a pasar la enorme puerta corrediza de cristal que permitía la entrada al edificio. De Grey haber estado solo nunca hubiese podido abrirla. Nunca había visto una igual. Por suerte Lyla había estado anteriormente en la biblioteca de Ciudad Central, la cual disponía de una puerta principal similar.

Inmediatamente al pasar la puerta se sintieron en un mundo diferente. El interior del edificio era aún más peculiar.

En aquel salón se podía apreciar un mostrador a un lado, detrás del cual se posaba en la antigüedad una persona que atendía a los invitados. En el centro había una fuente aún funcional con agua cristalina y potable. El salón estaba decorado por muebles de extraños cueros pegados a la pared, de mejor calidad que los que habían visto antes en otras instalaciones. Cercana a una de las esquinas había una gran repisa con libros y pergaminos, aunque todos trataban de logros científicos y cosas por el estilo. Y lo último que adornaba el salón era una gran caja metálica entre una cavidad en la pared al fondo, una caja que era reconocida por su creador como «elevador» y que permitía el acceso a los pisos superiores. El elevador era su único medio de ascenso, pues no había escaleras allí, y esto fue lo más curioso ante la vista de ambos. Ni siquiera Lyla había visto un elevador antes, y es que en el mundo entero ese era el único.

Ciudad Sagrada - Entre Blanco y GrisWhere stories live. Discover now