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Maldito sensual, halagador pero estúpido Josh Dun. ¿Por qué tenía que ser tan dócil en cada cosa que decía? Era el único capaz de convencer a mi familia entera, sin tener nada planeado, en irse de vacaciones totalmente inesperadas con una simple sonrisa. Simplemente no entiendo cómo es que este hombre puede torcer todos los principios de mi madre; aseguro por mi vida de que si yo hubiese pronunciado las mismas palabras con el mismo tono o cualquier otra persona lo hubiese hecho, ella lo negaría rotundamente. Primero pondría quejas sobre la falta de dinero, después sobre el alojamiento, luego de la comida y de regalos para las personas que conoce, regalos para quedar bien, claro está, pero no, tratándose de Josh, su queridísimo futuro yerno, no iba a reclamar nada en lo absoluto.

Claramente, la semana fue la más soleada de lo que va del verano, y como al parecer la madre naturaleza también tiene cierto rencor hacia mi hace que todo lo que Josh diga, se haga.
Habían pasado ya seis días del anuncio del tintado, y aquí me encuentro preparando maletas para conocer a su de seguro perfecta familia; en tanto no sean unos cretinos como mi hermano o madre, todo estará bien. Había empacado todo lo necesario: mucha ropa interior, trajes de baño, pantalones largos, cortos y de gala, camisas y camisetas, zapatos, entre otras cosas más. Como estaba casi seguro de que estas supuestas vacaciones iban a tratarse de Josh y Zac decidí también llevar mis libros de medicina para poder estudiar allá.

Eran las 11 de la mañana cuando el avión despegó hacia la ciudad natal del apuesto prometido de mi hermano. El viaje duró poco más de 2 horas. Todo estuvo normal hasta que aterrizamos en tierra firme, donde las cosas se descontrolaron un poco. A la hora de ver a la familia de Josh, la cual tenía una buena apariencia todos corrieron a recibirlo con abrazos y besos, lo extraño fue que luego de saludarlo a él corrieron hacia mi y me llenaron de abrazos y besos, los cuales correspondí para no dar una primera mala impresión.

-¿Tú debes ser Zac no es así? –preguntó una señora con una sonrisa en su rostro que aparentaba ser la madre de Josh-.

Iba a responder de inmediato que no, pero justo uno de los chicos presentes, que aparentaba tener mi edad hizo un comentario.

-Ahora lo entiendo todo, con este guapo de prometido... ¿Quién no se querría casar?
Pude sentir el rubor en mis mejillas, y la mirada intensa que Josh ponía sobre el chico del comentario agradable; por su parecido razonable al del tintado me arriesgaría a decir que es su hermano.

-De hecho... -dije algo tímido- yo no soy Zac, mi nombre es Tyler y mi hermano, él –dije apuntando al chico con el ceño fruncido- es Zac.

Pude notar como la familia de Josh hizo un gesto de incomodidad, no estoy seguro si es por la equivocación que cometieron o porque me preferían a mí como parte más cercana de su familia. Al mismo tiempo también note una espléndida y amplia sonrisa en el chico que recientemente había coqueteado conmigo, tenía una sonrisa idéntica a la de Josh.

-En tal caso... -dije el agradable chico mientras su cuerpo se aproximaba al mío -mi nombre es Jordan, y es un placer conocerte –dijo muy coqueto-.

Reí de manera espontánea, como cuando lo hacía al estar nervioso. Nuevamente el color rojo se apoderaba de mis mejillas dejándome expuesto a cierta vergüenza. El coqueteo y la seducción parecía estar en la sangre de estos hombres.

De manera delicada y disimulada, mire hacia Josh, donde nuestras miradas se enredaron. Sus ojos no transmitían más que rabia y por sobre todo: CELOS; lo cual era perfecto.
En ese momento un plan brillante vino a mi mente, ¿porque no tomar ventaja de Jordan para poner a Josh celoso? Por Dios, acaso te volviste demente Tyler, estás viendo demasiadas películas. ¿Cómo podría utilizar a un inocente chico para darle celos a Josh? No solo lo lastimarías, sino que también quedarías como un patán.

-Entonces ¿qué dices? –preguntó Jordan-

-¿Ah? –dije confundido volviendo a míralo, ¿Acaso había dicho algo? -.

-Me estaba preguntando si querías que te enseñara la ciudad... Digo, si es que no tiene nada mejor que hacer –dijo haciendo pequeños círculos con el pie-.

-¿Yo? ¿Hacer algo? ¿En un lugar que nunca visite? Pff... Millones de cosas –dije entre risas-.

-Entonces... ¿Eso es un sí? –dijo con una sonrisa grande, dejando ver sus lindos dientes blancos-.

-Claro que no –dije serio-.

Su cara de un bella sonrisa, se convirtió en una mezcla de sorpresa y confusión.

-¡Já! ¡Caíste! No puedo creer que hayas caído en la broma más antigua del libro... -dije entre risas-.

Él también rio, y con ganas.

-Que alguien por favor me de ese libro, todos hablan de él y sus chistes... ¿Acaso soy el único que no lo ha leído? –preguntó con una cara triste, que por supuesto era parte del momento y con un tono de voz como la de un niño de 4 años en navidad cuando no recibe regalos-.

-Lamento decirte que... -apoyé mi mano sobre su hombro- es muy probable...

Ambos estallamos en risas. Era agradable poder conversar con alguien que siempre me recuerde que soy malo en algo, o que siempre este diciendo cosas pervertidas, o directamente que me hagan sentir mal.

-Sabes, tienes una linda risa. Me gustaría escucharla más seguido –dijo sonriendo-.

Reí levemente y compartí una sonrisa con él.

Perfection ; JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora