Sospechas

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El garage no era tan mal lugar después de todo. Papyrus les sugirió dormir en el sofá de su casa, pero incluso el gitcheado no confiaba aún en lo que fuere que les estuviera ocurriendo, así que él mismo propuso quedarse en el garage.

Así, el hermano menor preparó unos grandes cojines para que no pasaran mala noche. El semidios se adelanto para verlo por dentro, puesto que no conocía el lugar pero, también para quitarse esa molesta flor que crecía en su mano.

-Gracias Paps- hablaba cargando los grandes cojines en la entrada de la residencia.

-NO AGRADEZCAS MI HERMANO, YA SABES QUE YO, EL GRAN PAPYRUS, CUIDARÁ DE TI HUESOS FLOJOS- Geno bajo sutilmente la mirada sonriendo - AUNQUE ME TOQUE DOBLE... TAL VEZ ¿TRIPLE? NYE-

En lo que el menor discutía consigo mismo, Doggo, Dogaressa y Dogamy se acercaban a la casa de los hermanos.

-¡Geno!- habló Dogamy aparentemente feliz extendiendo unas gruesas cobijas - Ten, seguro te serviran, ya sabes, nosotros tenemos pelaje pero nos regalan de a montón cobertores. Aceptalos como agradecimiento por la comida- el nombrado sonrió negándose.

-Pero, nosotros...-

-Hueles extraño- declaró Doggo olfateando a Geno - Como a humano- éste se sorprendió y sudó en seco.

-¿Qué?- preguntó nervioso.

-Los años y fumar bocadillos te estan afectando Doggo- rió Dogaressa.

-¡ES VERDAD!¡NOSOTROS TENEMOS OLOR A HUESOS Y A VECES A ESPAGUETI! QUE POR CIERTO VOY A HACER- y salió disparado a la cocina, dejando nervioso a Geno.

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-¡Ah!- se tapó enseguida su boca para que nadie lo escuchase.

El quitarse aquella flor le había dolido como si se hubiera roto un hueso. Las lágrimas amenazaban con salir por el dolor pero pronto la angustia lo opacó, al notar que su mano empezaba a convertirse en polvo y no solo eso, notaba que en más partes de su cuerpo... Habían flores naranjas.

Enseñándole de mi dolor (Geno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora