CAP 12: Al Descubierto

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Una multitud comienza a correr en distintas direcciones, niños lloran, mujeres gritan y se escucha una fuerte explosión proveniente de la torre Eiffel. Chat y Lady se ponen alerta y corren hacia el lugar; una vez llegan, ven un nuevo villano, capaz de enfermar a las personas con gripe.

- Nuestra charla… - Dice Chat, algo preocupado por Lady Bug. - … tendrá que esperar, mi Lady.

- Date prisa, gato. Veo mucha gente muy mal… - La azabache enmascarada nota que el villano no está. – Pero no veo al akumatizado.

En cuanto llegan a la torre, logran ver un tipo muy desagradable, cubierto de flema, lanzando pañuelos sucios a la gente para infectarla. Nuestros héroes logran derrotar, con mucha dificultad y mucho desagrado, al villano y logran purificar el akuma.

- Ganamos. – La azabache del antifazo estira el puño simbólico de la victoria, esperando que el gato respondiera, cuando este cae de rodillas al suelo. - ¡Chat! ¿Qué pasa? – La joven heroína corre hacia su amigo y lo ayuda a levantar.

Los reporteros comienzan a llegar, por lo que Lady Bug toma a Chat Noir y huye del lugar con él. Una vez lejos de las multitudes, La enmascarada toma la temperatura del gato y nota fiebre. Sin importarle nada, lo lleva hasta el balcón de su casa.

- Voy por Marinette, quédate aquí. – Lanza su yoyo para irse.

- ¡Espera! – La chica se detiene. – Mi transformación está a punto de…

- Entra en su habitación y cúbrete con las sábanas, yo le explicaré todo a ella.

El gato obedece y, con mucha dificultad, se introduce en la cama de la azabache, esperándola. Su transformación termina y Plaga comienza a revolotear alrededor de su portador.

- ¿Qué haremos, chico? Esto es peligroso. – Plaga se sienta en la almohada, para sentir la fiebre de Adrien. – Además estás muy débil como para irnos a casa.

- Plaga… - El chico se cubre los ojos con la manta y deja a la vista solo su nariz, boca y mentón. – Debo ir a casa… O mi padre…

- ¡Chat! Ya estoy aquí – La azabache corre hacia su amado, con una bebida extraña para darle a beber. – Lady Bug me pidió que te diera esto, dice que el maestro le enseñó su preparación para evitar combatir enferma.

Adrien está muy asustado por ser descubierto, pero al mismo tiempo desea quitar la manta de su rostro.

- Mi… p-princesa… Yo… - La joven pone su mano en el rostro del chico, sintiendo una fiebre bastante alta. – Debo irme… No debo estar aquí.

- Te irás pronto, cariño, solo debes tomarte esto y estarás mejor. – El rubio, sin quitar la manta de encima suyo, se sienta, aplastando a Plaga, por lo que este sale refunfuñando.

- ¡Más cuidado, niño! Casi me matas. – No nota sorpresa en el rostro de Marinette, por el contrario, esta le sonríe. La pequeña Kwami sale de la bolsa de la chica, esta le hace una seña de silencio al felino y se esconde de nuevo.

- Hola, pequeñito. – La chica saluda al Kwami, mientras le da a cucharadas la bebida al rubio, recostado torpemente en la cabecera de la cama.
- Soy… Plaga… - El gatito no puede quitar la vista de la chica… Tikki tenía razón. El amor que se tenían ambos kwami era tan grande, que los portadores se contagiaron con este.

- Chat, voy a bajar por agua y un paño. No te vayas a ir por favor, quiero asegurarme de que estés bien.

El rubio asiente y, en cuanto sale la chica, él se descubre el rostro para airearse un poco. El kwami, que normalmente habla como lora mojada, seguía perplejo y con un deseo muy fuerte de correr a abrazar a su amiga, pero no podía.

- ¿Qué sucede… Plaga? – Pregunta con dificultad el chico.

- Esa chica… - Lo piensa bien antes de decir algo indebido. – Creo que es la indicada para ti… - Adrien lo mira con sorpresa. – Deberías decirle la verdad.

- No… Podría p-ponerla en peligro… - La chica toca la portilla del diván, para entrar sin ver a Chat. Este, al tener en cuenta que la intención de la chica es  colocar paños de agua en su frente, opta por cubrir la parte inferior de su rostro, dejando a la vista sólo sus hermosos ojos esmeralda.

- Chat ¿Cómo te sientes? – La azabache no se atrevía a verle los ojos, solo miraba a la nada, mientras le humedecía la frente.

- Mejor, ahora que estás conmigo… - El rubio voltea la cabeza un poco para mirarla. Ríe un poco. - ¿Por qué los nervios?

- Ya te he visto antes ¿No? – El joven ensancha los ojos. – Te cubriste solo los ojo al llegar. Tú… Descansa un poco, en un momento podrás irte. Voy a estar abajo, para darte más privacidad. – Marinette toma su bolsa y sale de la habitación.

Una vez en la sala de estar, deja salir a Tikki para charlar con ella.

- ¿Será él, Tikki? – La Kwami solo la observa sin decir nada. – No olvidaría esos ojos, aunque quisiera… ¿Por qué se habrá acercado a mí así?

- Tú misma lo rechazaste. Primero como Lady Bug y luego como Marinette. – Tikki se acomoda en la mesita de centro, para ver de frente a la azabache.

- Tienes razón… Pero… ¿Cómo iba a saberlo?

- Debiste seguir tu propio consejo, niña, y fijarte en alguien sin máscara. – Plaga interrumpe. – Escucha, Adrien no tiene ni la más mínima idea de tu identidad… No es tan perceptivo como tú. Pero ahora que sabes la verdad sobre él ¿No crees que es justo decirle la verdad sobre ti?

- Será peligroso para ambos… - Marinette toma a Plaga con sus manos y le da un beso en la cabecita gatuna. Este se sonroja un poco, pero se pone serio al ver el rostro de disgusto de su pequeña compañera.

- Sabes que soy solo tuyo, chiquita. – El felino se le acerca a Tikki y le roba un pequeño y tierno beso.

- Ustedes son muy cercanos ¿No? – La chica sonríe.

- Hemos estado juntos desde que tengo memoria. – Plaga abraza a la Kwami y esta se avergüenza. – El maestro no elegiría a una Lady Bug o un Chat Noir que no fueran compatibles. – El gato toma un trozo de queso que la azabache le ofrece.

- Ya veo… Supongo que debería decirle ¿No? – La chica se levanta del sofá. – Pero temo que no lo tome bien.

- Eso no pasará Marinette, lo prometo. – Tikki abraza lo que puede del rostro a Marinette y esta le sonríe.

Adrien estaba dormido, sin la manta en el rostro, pues él mismo se la había quitado sin darse cuenta. Marinette va a su habitación y se sienta al lado del rubio. Ya no hay fiebre, ni malestar, sólo se había quedado dormido.

BAJO EL ANTIFAZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora