CAP 2: El Altar

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- La puerta estaba abierta y yo pasé – Dice el felino, con aire de confianza. – Qué curioso, nunca había estado en la habitación  de una chica. – Sonríe con picardía.

- Y ¿A qué se debe su presencia en mi alcoba? Señor gato – Dice la joven en tono burlón.

- Me pasó algo increíble, Mari. – El chico rodeaba la habitación con la mirada. – Por fin mi Lady aceptó una cita conmigo.

- (Este tonto… Por eso está tan feliz, no puedo creerlo) Y ¿Por qué vienes a decirme a mí?

- Porque eres mi mejor amiga – Dice el gato, con una tierna sonrisa.

Chat Noir sigue platicando con Marinette, ella se levanta de su cama y se acomoda de nuevo en el escritorio, cuando Chat suelta una pequeña risilla al mirar una de las esquinas de la habitación. Había un nochero color rojo, con fotos de revistas donde el protagonista era Adrien Agreste, pegadas en la pared tapizada arriba del nochero, sobre él habían unas cuantas velas en forma de corazón y por último, una sombrilla colocada delicadamente sobre una base.

- ¿De qué te ríes? Gato – la chica se da media vuelta y al ver que el felino tenía la mirada postrada en el pequeño altar de Adrien, su rostro se ruborizó por completo. – Aahh, ¡no veas eso! ¡Es privado! – comenzó a empujar el felino, por su espalda hasta llevarlo al balcón - ¡No entres de nuevo a mi habitación! Gato malo.

Marinette cerró la puerta del balcón y su rostros se ruborizó aún más. – Ese idiota.. – se dijo – se burló de mi altar… - Marinette comenzó a sollozar, mientras continuaba con su labor.

Ya en el instituto, la azabache por primera vez había llegado mucho antes que los demás, por lo que cuando Alya, su mejor amiga, entró al aula, supo que algo no iba bien al verla recostada en su escritorio, con el rostro cubierto por sus brazos.

- ¿Qué sucede? Niña. – La morena colocó una mano sobre el hombro de la deprimida chica.

- Ese estúpido gato… - levantó la mirada hacia su amiga,, dejando ver unos ojos azules cristalizados por el llanto que intentaba retener. – Se coló en mi habitación y cuando vio el altar de tú sabes quien, se burló de mí.

- Ay, niña, (Ese Chat nunca aprende), No te preocupes, tal vez solo sonrió por la sorpresa de ver algo así.

- No, creo que él tiene razón… - se limpia las lágrimas, se levanta de la silla y toma su bolsa. – Ya soy mayor para tener cosas así en mi recamara.

Al salir, no notó que el amor de su vida había rozado un hombro con el suyo, Adrien al verla tan mal, decidió preguntarle a Alya qué sucedía.

- Un amigo suyo irrumpió en su habitación anoche y vio algo que no debía. – Respondió algo cabizbaja por su amiga – Además dice que el tarado se burló.

Adrien se ruborizó al recordar las fotos pegadas en el muro tapizado de la chica y pensó:

- (¡Claro, no me habla en mi forma normal, porque está enamorada de mí) – Se palmea la frente, a lo que Alya se sorprende – (Y encima, la ofendí al reírme de su muy elaborado altar… Soy un idiota) Lo siento Alya, quiero consolarla, pero no sé si acercarme a ella sea buena idea…

- ¡Pero qué dices, chico! Seguro le alegrarás el día.

BAJO EL ANTIFAZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora