Capítulo 11

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Love in the forest 


Parte  3/4




Alec se encontraba en la mayor etapa depresiva que hubiera vivido jamás; después de jurarse amor eterno con Magnus éste había desaparecido. Le había preguntado a su madre si había visto al moreno y Maryse fiel a sus principios de suegra mala y cruel le había dicho que Magnus necesitaba volver a su hogar, qué les agradecía todo lo que habían hecho por él pero que ya no volvería, pues tenía a su prometida esperándolo. El corazón de Alec se rompió en miles de pedazos puesto que Magnus en verdad parecía sincero con él, pero al final se había burlado como todos.

En ese mismo instante había decidido que nunca sería feliz, por lo cual se encontraba en el palacio de la princesa Lydia Branwell terminando los preparativos de su boda que sería al día siguiente. Alec se sentía destrozado porque sabía que, aunque nunca podría desposarse con Magnus, el compartir la vida con él sería simplemente magnífico, pero ahora eso sólo era una simple fantasía que no hacerle cumpliría.

-Quiero que toda la habitación esté cubierta de azul cobalto, es muy Alec –decía Isabelle emocionada–. ¿Qué te parece la idea?

-Bueno a mí realmente me importa muy poco –la rubia abrazo a Alec –lo que quiero es que este chico sea mi esposo lo más pronto posible.

Isabelle resopló completamente irritada mirando a la rubia, sabía qué Alec no disfrutaba en lo absoluto aquella boda, pero también sabía que lo hacía por su futuro; Isabelle le había hablado a Alec muchas veces, le había aconsejado que tomara las riendas de su vida, que hiciera lo que él quisiera, pero Alec no podría hacer nunca lo que quisiera, no podría estar con Magnus, él ya estaba prometido, él lo había enamorado y luego le había roto el corazón, lo había engañado y ahora lo único que importaba era su hermana, el futuro de ella, que pudiera casarse con quién quisiera, él siempre se encargaría de que estuviera económicamente bien.

Después de horas y horas de trabajo, por fin todo estaba listo.

El banquete, los arreglos florales, los invitados, las bebidas, la fiesta de gala, el salón, la música; Alec comenzaba a fastidiarse por aquella boda, pero valdría la pena, su familia siempre valdría la pena.










(n˘v˘•)










Aquella noche Alec se había quedado en palacio ya que tendría que levantarse temprano para arreglarse, el ojiazul pasó horas y horas rodeado entre personas bañándolo, alimentándolo, vistiendo, arreglándole su cabello, su piel, su rostro, humedecido sus labios y poniéndole miles de corbatas para saber cuál quedaba mejor con sus ojos; Alec se sentía abrumado y no sabía si podría vivir así toda su vida. No, definitivamente no. No era el muñeco de nadie, pero si eso tenía que ser para que su hermana estuviera bien no importaría, porque Isabelle valdría la pena.

Conectados (Malec) One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora