Capítulo 8 (Final)

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Un beso tierno...

Narrador Omnisciente

Una mujer observaba aquel inocente beso que esos pequeños niños se daban mientras en su mente se preguntaba el porque el futuro sería tan cruel con ellos.

¿Por qué dos almas inocentes que se amaban con inocencia se alejaría en el futuro? ¿Por qué su hilo rojo debía cortarse y se atado a otra persona? ¿Por qué querido destino?
Esos niños no te han hecho nada, sólo se han querido desde el primer día y tú decidiste separarlos como si de un juego se tratase, ¿por qué debían de pagar así? Dime el porqué marcas tan dolorosamente a las personas. Dime querido destino, dímelo a mi que sufro por saber que le depara a mi pequeña hija...

Los pensamientos de la mujer, una madre con sentimiento de dolor, lograron ser leídos por su pareja, pero él no le dijo nada. ¿Qué podría decirle? Cuando cargas con el peso de saber el futuro de tus hijos sientes que tú corazón se desgarra al saber con tal dolor cargarán a tan temprana edad, quizás por ellos los humanos no nacieron con los dones iguales a los licantropos.

Quizás nacieron así porque su Dios deseó que no sufrieran o tratarán de cambiar el destino... Sólo quizás fuese así...

Dos año después...

Dos muchachos se levantaban de sus camas para vestirse y luego correr a la cocina de su hogar donde sus padres los esperaban con el desayuno y una gran sonrisa.

Ian: He ganado, y hoy te toca a ti.

Travis: No es así, a ti te toca porque yo he llegado primero. -contrajo el gemelo. La disputa de cada mañana se hizo presente una vez más y sus padres no interferian, aún no era tiempo.

Ian: Mamá, es verdad que he llegado primero. -la mirada de ambos adolescentes se posó en su madre al igual que la de su marido, quien la miraba divertido.

Rose: Ganó Travis, así que te toca ordenar el cuarto de él y el tuyo hoy Ian. -decreto y sirvió el agua caliente sobre las tazas para que sus hijos pudiesen desayunar. Claro que eso no era del todo cierto, ambos habían llegado al mismo tiempo pero Travis había limpiado el día anterior y a su gemelo le tocaba ese día.

¿Qué tan mala podía ser una pequeña e inocente mentira? Después de todo era por un buen motivo, la limpieza de ambos cuartos ninguno quería hacerla y justo no era que su madre tuviera que hacer todo eso, o eso decía ella, por ello la idea de la carrera y su mentira del final era muy buena.

Ian no dio objeción y Travis no hizo burla, ambos gemelos sabían que provocar una pelea a la mañana era un castigo para ambos y ninguno quería limpiar los cuartos, la cocina y la sala de estar. En silencio se sentaron y desayunaron con sus padres.

Arthur: Niños. -les llamo su padre y ambos lo miraron, su madre había salido de la cocina con la excusa de ir al baño pero al volver traía algo, en sus manos, escondido en su espalda.

Rose: Hemos pensado en lo que han dicho sobre su cabello. -mientras las palabras surgían de sus labios ella se acercaba a su marido.

Arthur: Tal vez tengan razón, quizás puedan pintarselo para que otras personas puedan diferenciarlos...

Rose: Y no tengan que repetir una y otra vez quienes son cada uno. -Ambos niños sonríen y miran con ilusión a sus padres. ¿En verdad les dejarían teñirse el cabello? ¡Ojalá fuera cierto!

Arthur: ¿Ustedes quieren pintarse el cabello?

Rose: Teñir, se llama teñir amor, no pintar. -Se ríe.

Ian y Travis: ¡Sí! ¡Aún quiero! -ambos se miraron y los padres se miraban esperando una discusión pero los gemelos miraron a sus padres.- ¡Sí queremos!

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