una mujer misteriosa

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- Si no te importa voy a ir subiendo.
- No voy a demorar -prometió volteándose hacia Gina, que entró en ese momento.
- El señor Bodarenko está al teléfono, dijo que es urgente.

Yulia entró al cuarto intrigada por aquella llamada. El teléfono prácticamente no sonaba allí, era el lugar más silencioso del mundo. Ni los empleados hacían ruido. Ellos realmente le temían a Elena.

Yulia ahora sabía que era a causa de los rumores absurdos que estaban siempre inventando sobre ella. Nina, la empleada abrió los ojos cuando oyó su nombre. En la casa sólo conocían Gina. Supo que Gina era la empleada más antigua de la casa. Esta había sido contratada cuando Elena tenía seis años de edad. Había ido con ella a vivir a la casa de Aleksandra en Inglaterra. Estaba trabajando con Elena hace veintidós años, ya que ahora ella tenía veintiocho años.

En las otras veces que oyó el teléfono allí, Gina no había ido a llamar Elena. Aún demasiado intrigada con el hecho fue a tomar un baño. Cuando regreso al cuarto, Elena estaba entrando. Fue rápidamente a su encuentro. Se sentó en la cama atrayendo a Yulia a su lado.

- Estaba empezando a pensar que te habías olvidado de mi -dijo Yulia abraza a su cuello.
- Yulia...
- No -pidió encantada con la mirada fija en su boca.

Sus ojos brillaban cuando inclino la cabeza rozando suavemente sus labios con los de ella. Atrajo el cuerpo de Elena hacia ella. Sus labios empezaron a acariciarse con ansiedad. Yulia dejó escapar un gemido de placer. Sintió que su cuerpo comenzaba a reaccionar. Los pezones de los senos de Elena se erizaron pegándose a la blusa de seda que usaba. Hechizada Yulia entreabrió la boca junto con Elena. Se exploraron sin reservas. Yulia sentía la lengua tibia cuando comenzó a saborearla fuera de sí. Sus manos audaces bajaron en busca de los pechos de Elena. Los dedos temblorosos empezaron a soltar los botones cuando Elena se alejó jadeando pesadamente.

- Espera... Tenemos que hablar...
- Ahora no -pidió Yulia empujándola a la cama y acostándose rápido sobre ella.

Elena agarró sus manos hablando.

- Sucedió una cosa grave que tienes que saber.
- Dios mío... ¿Ahora? -reprocho sacudiendo la cabeza mientras trataba de pensar con claridad. Todo su cuerpo temblaba y la quemaba dominado por el deseo.

Elena se alejó encendiendo la lámpara al lado de la cama.

- Está bien, pero lo necesitas saber.
- ¿Mi... Padre? -pregunto tocando su pecho sofocada.
- Tu hermano fue detenido hace un momento. Mi abogado me acaba de llamar. Tu madre debe haber sido comunicada ya y debe estar desesperada necesitando tu ayuda.
- ¿Qué fue lo...

El teléfono sonó de nuevo. Elena dijo pasándoselo.

- Debe ser tu madre.

Yulia saltó sobre la cama, tomando el teléfono.

- ¿Hola?
- ¿Hija? Oh que bueno. Yo...
- Acabo de enterarme -dijo sentándose en la cama- mantén la calma, porque estoy yendo a buscarte ahora.
- ¿Qué haremos? No quiero a mi hijo preso -se lamentó comenzando a llorar del otro lado la línea.
- Vamos a hallar una manera. Ya voy.

Corto mirando asustada a Elena.

- ¿Qué fue lo que hizo?
- Rompió un bar entero con un grupo, todos estaban ebrios y drogados.
- Oh no, drogas no -dijo levantándose y mirando a su alrededor perdida- ¿Tu sabías que él esta usando drogas?
- Sospechaba, sabia que estaba con malas compañías. Quería hablar contigo acerca de él, estaba esperando el mejor momento, siempre te enojabas cuando digo algo sobre tu madre y tus hermanos. Mi abogado está en la comisaría cuidando de todo. El chofer te llevará, no puedes conducir ahora.

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