Capítulo 4

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— Tan hermosa como siempre, encanto.

Katia se pasó el cabello hacia atrás de manera exagerada con una amplia sonrisa.

— Dime algo que no sepa Damián —ella recargó su mano en su automóvil, coqueta.

Su amiga deseo con todas sus fuerzas no estar ahí, pensó en una idea para escapar, ¿por qué acepto la invitación?

— ¿Por qué no salimos por ahí? —sus ojos estaban delatando todo. No sólo quería salir por ahí, y Katia lo sabía, podía reconocer cuando un chico sólo quería "salir por ahí". Sus ojos derramaban entusiasmo.

Naomi se sintió tan incomoda, que le pasó por su cabeza la idea de simplemente alejarse, pero Katia la tomó del brazo.

— En otra ocasión galán. Llevaré a mi mejor amiga a su casa.

La sonrisa de gusto de Katia, hizo desaparecer la de Damián.

Naomi no pudo evitar sorprenderse y ver a su amiga con cariño.

— ¿Estás segura? —trató de convencer —puedo ser más divertido que tu amiga.

Katia soltó unas risitas.

— Estoy segura —ironizó abriendo la puerta de su Volkswagen e hizo que entrara Naomi, dio la vuelta y entró ella. Bajó las vidrios y le sonrió, altiva.

Damián puso sus manos para recargarse en los extremos de la ventana.

— Aún puedes retractarte —intentó de nuevo con su atractiva sonrisa, mientras veía las mejillas rosadas de su chica, que sabía que no era su chica, pero será chica, o eso deseaba Damián. Ella le quitó sus lentes de sol con la mano que no estaba al volante, y se les colocó.

— Hasta pronto Damián —su voz seductora recorría todo su sentido de placer.

Prendió la radio y después el motor.

Él se apartó y vio a Katia retroceder su auto. Antes de que avanzara hacia la salida, levantó, ahora sus lentes apartando su cabello de su rostro y los dejó a modo de diadema. Lo volteo a ver por última vez, le sonrió y guiñó un ojo.

Él sólo permaneció ahí con una sonrisa boba.

Salieron del estacionamiento.

— Gracias —articuló Naomi.

La conductora le echó una mirada raudal antes de volver su mirada al frente.

— La última vez que puse a los chicos primero fue con Scarlett la noche de la fiesta. No lo volveré hacer.

Naomi sonrió, cohibida. Se sentía tan bien con ella, era imposible no mirarla todo el tiempo, preguntándose porqué demonios hacía su vida un completo caos.

Su mejor amiga le subió el volumen a la radio.

— ¡Amo ésta canción! —gritó, ya con la canción retumbando las ventana. Comenzó a mover los hombros y un poco la cabeza. Trató de cantar la canción que estaba en inglés con tal fuerza y felicidad, que hizo reír a Naomi y mirarla con más afecto.

                               *

Naomi permanecía con la mano estirada en el pomo de su puerta, insegura de poder girarlo. Ya hasta odiaba su entrada, con su color crema y el número 13 incrustada en ella.

Respiró hondo y la giró de una buena vez con el apoyo de sus llaves.

La casa estaba reluciente, como siempre, pero el concentrado humo de cigarro la hizo estremecer.

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