Capítulo 5

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— Ella siempre estaba bailando, como un ángel o hasta más hermosa que ellos —continuó —y supe que de esa manera tenía que enamorarla: bailando —.En esos momentos, tomaba a su nieta y bailaba con ella por toda la sala, haciéndola girar y reír.

 Siempre le decía que tan importante era seguir sus sueños. No importaba que tan difícil se viera el camino, tendrías que luchar por lo que quería para alcanzar aún más la felicidad. 

— Tú me recuerdas mucho a ella, dulce Scarlett —tomó su mejilla ese día y la acarició lentamente —tienes su misma pasión aquí —señaló su corazón. 

Scarlett lo abrazó por lo que pareció horas, y desde ese momento, sujetó con más fuerza los deseos de bailar. 

Le dio una punzada en el pecho al recordar todo eso. Extrañaba el olor a pipa cada vez que llegaba su casa, y las agradables canciones con las que bailaba junto con él, pero sobretodo, extrañaba estar entre sus brazos. Había fallecido de un ataque al corazón.

Volvió de su ensoñación. 

— No, en realidad no me gusta, pero amo torturarme —rodó los ojos —De no ser así ¿me hubiera inscrito a la clase? —preguntó en un tono de burla a Cedric, que esperaba la respuesta con cara de intriga. 

Él sonrió de lado con los labios unidos. 

— ¿Eres buena?

— Tú determínalo —contestó sin mirarlo. 

¿Por qué lo estaba haciendo a un lado? Eso era nuevo para él, no es por presumir, pero el siempre tuvo facilidad con las chicas, tan sólo con una pequeña conversación y con su destellante sonrisa, hacía que ellas comenzarán a sonreírle de manera provocativa y se le insinuaban. A los pocos días ya había hecho de las suyas. Aunque, ahora era diferente, la veía de manera diferente, no era de la clase con las que estaría sólo una noche, y al pensar en eso, se sorprendió, ¿desde cuando era así?, sólo la había visto dos días ¿qué le estaba pasando? necesitaba regresar con su verdadero yo, el divertido y mujeriego.

— ¿Ya me vas a decir tu nombre? 

— La verdad no.

— ¿Así tratas a las personas que salvan tu vida? —Cedric alzó una ceja, sonriendo. Parecía que se divertía. Eso hizo poner los ojos en blanco internamente a Scarlett. 

— Recuerdo perfectamente mostrarte la salida más rápida.

 — Tienes razón, hacemos buen equipo, pero el equipo por lo regular conoce sus nombres, y tú ya sabes el mio.

— No lo recuerdo —mintió, con todo su poder de control para no volver a mirar sus ojos.

Parecía que el mundo no estaba de su lado hoy, porque se tropezó, haciendo caer su libro y botella de agua que tenía en las manos. Ella se pudo recuperar con el ardor en sus mejillas.

«Idiota» se dijo así misma.

Se agachó para recoger sus cosas al igual que Cedric.

— Está bien, no te preocupes.

Él cogió su libro y después de pararse se lo regresó.

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