Capítulo 17.

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Para cuando regreso a casa, me encuentro más tranquila después de haber desquitado un poco mi furia, y con un poco me refiero a una tanda de puñetazos que me di a una pared no muy lejos de aquí.

Entro por la puerta trasera intentando no llamar la atención, pero en cuanto paso por la cocina, no puedo evitar que Lucy me vea y me llame para que le alcance una bolsa de frituras. Sin embargo, al ver la sangre chorreante de mis manos, pega un pequeño grito que hace que quiera taparle la boca, pero reconsidero la idea para no traumarla.

- ¿Qué te pasó? - Intenta acercarse a mí, pero pongo le hago detenerse. 

- No es nada - Murmuro mientras me acerco al lavabo para poder limpiar gran parte del desastre. - ¿Te importaría traerme un botiquín? - Asiente y sale corriendo hacia el baño más cercano de la planta baja. 

Hago una pequeña limpieza, en lo que ella regresa. Apenas tengo las cosas en mis manos, me desinfecto las heridas y me vendo las manos con no mucha delicadeza.

- Gracias, Lucy. - Revuelvo su cabello y le doy una pequeña sonrisa, finalmente le doy lo que ella quería y la acompaño hasta su habitación. Me sorprendo un poco al ver que ya la había decorado incluyendo algunos objetos personales.

Me recuesto en la puerta mientras la observo zambullirse en su cama y ver absorta una película de Barbie. Sonrío con nostalgia, sabiendo que yo era exactamente así a su edad. La diferencia, es que lo hacía luego de entrenar todo el día con los hombres de papá, cosa que espero, ella nunca tendrá que pasar.

Me voy a mi habitación con intenciones de descansar un poco, elijo mi pijama y voy hacia el baño. Luego de una ducha muy relajante en donde tuve que tener cuidado con mis manos, me seco, me pongo la ropa, desenredo mi cabello y me lavo los dientes.

A punto de salir, un ruido allí me frena en seco mientras mi mano está en el pomo de la puerta. Me cuestan cinco segundos poder reaccionar y abrirla rápidamente con únicamente una botella de shampoo en mis manos como defensa.

- ¿Sabes? - Mierda, siseo. - Cuando eras bebé eras mucho más linda e inocente que ahora. - Dice en tono burlón.

- ¿Qué carajos haces aquí, Dan? - Espeto con odio mientras rodeo lentamente la habitación hasta mi tocador, en donde sé tengo una navaja guardada.

- Tic-tac, tic-tac. - Corre hacia la ventana y reacciono tirando la navaja hacia su cuerpo. Aunque me hubiese encantado que diera en su espalda, justo en el corazón, se encaja en su muslo izquierdo.

Cae al suelo del primer piso, pero se levanta tan pronto como su cuerpo le da y escapa entre las sombras. Gimo de frustración y me jalo un poco el cabello exasperada.  Voy hasta mi mesa de noche, tomo mi teléfono y le marco a Mike, dispuesta a cortar la cabeza de quien se suponía tendría que estar de guardia.

  Voy hasta mi mesa de noche, tomo mi teléfono y le marco a Mike, dispuesta a cortar la cabeza de quien se suponía tendría que estar de guardia

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Scarlett Dinovik.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora