Tenía muy claro que haber dejado entrar a Jimin era un error, estaba cansado y débil mentalmente asi que era fácil caer ante los encantos del menor. Sus pucheros le dejaban duro en cuestión de segundos y que decir de su mirada, dulce pero atrevida siempre queriendo ocultar sus verdaderas intenciones.
También tenía muy claro que se iba a repetir incontables veces, le gustaba tener a Jimin entre sus brazos a la hora de componer, lo descubrió en el instante en que éste de acomodó en su regazo para descansar mientras seguía en su tarea de componer.