El Principe De Los Ladrones (Yaoi/BL/Gay) [CANCELADA]

2. Sorpresas

El príncipe de aquel lugar estaba devastado, ¿en cerio había la necesidad de humillarlo de esa forma?

Él estaba dispuesto a convencer a aquel pelirrojo, costase lo que costase, después de todo la segunda es la vencida... o la tercera.. o la cuarta, pero el punto es que no iba a rendirse hasta dar todo lo que podía.

Pero justo ahora, justo ahora solo había un pequeño detalle... no sabía como regresar.

Se dispuso a tratar de ir entre los arboles que le parecían familiares, pero seamos sinceros ¿acaso todos los arboles son diferentes? o por lo menos no los de ese inmenso bosque.

Mientras mas iba avanzando, mas perdido se sentía a la vez, hasta que oyó un crujir en las ramas y un "shhh" seguido de una disculpa.

Algo no estaba bien, nada, nada bien.

Ya se iba a hechar a correr hasta que los bandidos que se escondían detrás de un arbusto saltaron y lo atraparon metiéndolo en un saco apestoso ¿que acaso este día no podía ser peor?

Gritó, gritó por ayuda hasta que ya no pudo más.

Y cuando creía que ya todo estaba perdido...

—Creo que allí llevan mucho mas que todo el oro del castillo.

Escucho la voz de aquel ladrón que le robaba muchas cosas ¿justo ahora? ese sentimiento que tienes cuando sientes que todo esta perdido ¿desesperación? ¿vergüenza? justo ahora lo único que sabia es que probablemente sus ojos brillaron con esperanza y tal vez, solo tal vez... ¿a quien tratamos de engañar? definitivamente se había puesto duro de tan solo oír esa voz grave proveniente de 'su salvador'.

Mientras que los bandidos pronto caían uno por uno gracias a aquel chico lleno de seguridad en si mismo al momento de disparar sus flechas.

Y tan pronto como el príncipe fue tirado al piso, volvió a ser cargado como costal de papas por quien sabe quien.

—¿¡¿Q-quien me esta cargando?!?

—Tranquilo mi príncipe, solo soy yo.

—Oh... oye... ¿no estabas ocupado?

—Bueno, no es buena señal escuchar gritos por ayuda tan desesperados, y menos si provienen de el príncipe, usted puede ser un egoísta, pero es lo único que le queda al pueblo.

Esas palabras dejaron pensativo a el príncipe, ¿Realmente era tan malo como lo pintan?

—Yo... lo siento.

No dijeron nada mas por el resto del camino, y el príncipe Juan decidió quedarse en ese saco con olor a cebolla para reflexionar, después de todo lo que había pasado no creía ser capaz de mirar a la cara a quien lo cargaba cual costal de papas.

—Hemos llegado a su destino, mi príncipe.

Y sin mas lo bajo y lo ayudo a salir de aquel costal. Por cierto ¿ya dije que tiene un mal olor a cebolla?

—G-gracias.— no podía ni verlo a la cara, apenas y podía creer lo que le había propuesto horas atrás y su entre pierna seguía despierta

—No hay de que, pero no vuelvas a ir al bosque solo, es muy peligroso y... tu hermano no estaría muy contento de que te pasara algo malo, ¿o si..?

—De hecho... no importa ¿sabes? creo que el nunca me ha llegado a querer como un verdadero hermano lo haría...

¿porqué terminaron hablando de eso en primer lugar? era un tema incomodo para los dos, así que por lo visto se quedaron en un silencio, pero no era incomodo, mucho menos satisfactorio, sino mas bien... neutral.

—Bien... eeh... yo ya debo irme, nos vemos luego Robín Hood.— dijo el príncipe Juan con una sonrisa pero esta vez mas humana, y no como la que había asustado al pobre de Robín hacia horas antes.

Este solo se limito a devolver desconfiado la sonrisa respondiendo solamente con un "tal vez".

Ese día había sido raro, y mas si te dedicabas a reflexionar sobre el en la cena.

Bien, si esos dos seguían pensando en eso terminaría con unas grandes ojeras por la mañana, pero sin embargo allí estaban, cada uno en sus respectivos hogares, en sus mesas, comiendo sus cenas, y sin poder dejar de pensar en todo lo que había pasado respecto al otro.

¿se trataba el trato de una broma?

¿aquel rescate repentino se había tratado realmente solo de aquella razón que le había dado?

Solo había una forma de saberlo, y los dos sabían muy bien cual era.

Ya era de noche y el príncipe Juan se encontraba saliendo del castillo por la puerta principal, cuando de punto una silueta que había aterrizado frente a él lo tomó por sorpresa.

Se trataba nada mas y nada menos que de el príncipe de los ladrones...