민윤기 (V)

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NARRA YOONGI

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NARRA YOONGI



-Tiempo de treinta minutos, puedes descansar _____- dicho lo anterior ella asintió, yo solo me limité a clavar mi vista en aquel utensilio que se me hizo un vicio tiempo atrás.

-Hey ¿Qué haces?- respondió al ver que tomaba entre mi mano aquel cigarrillo.

-Voy a dar una fumada ¿Porqué? ¿No sabes lo qué es?- le miré cansado, ya que llevábamos tres horas en clase.

-Claro que se lo que es, pero no quiero que lo hagas- su mirada era una descripción entre seria y divertida, algo me dice que tiene un sucio juego.

-¿Ah sí? ¿Quién eres tú? Como para que decida las cosas en mi vida- le estaba retando, quería saber su objetivo.

-Tal vez no seré alguien importante en tu vida, pero para mi si lo eres- su semblante firme, me hizo dudar ¿Confiar o no confiar?

-Hum da igual- respondí de mala gana, mientras tomaba aquel pequeño cilindro para encender mi cigarrillo.

Ella me miró atenta y antes de que pudiera sacar el fuego de este, me lo arrebato, lo atrajo hacía su persona y con un marcador color negro que no tengo ni la menor idea de donde habrá sacado ese objeto, tomó el encendedor y escribió algo en el "Y. K" , mi expresión para aquel acto, fue muy leve, pero aunque no negaré que por dentro fue muy fuerte. Quien sabe de donde habrá sacado esas iniciales, ya que he cuidado muchísimo en no revelar nada de mi antigua vida. Sin embargo, aquí me encuentro nuevamente, con esta chica a la que no le he dicho la gran cosa de mi vida, pero pareciera como si me conociera de toda la vida, incluso ¡Más que a mi mismo!

Me dedicó una sonrisa ladina, se levantó aún con aquel encendedor, camino lentamente con su singular caminado, dándome la espalda obviamente, tomó su guitarra seguido de flexionar sus piernas y sentarse al estilo indio, sin verme aún. Apunto de tocar algo en aquel instrumento, yo suspiré algo irritado.

-Maldita ansiedad...- susurré pretendiendo no ser escuchado.

Al parecer ella alcanzó a percibir mi susurro, ya que en respuesta a mi quejido, un peculiar caramelo color miel, fue mostrado por su delicada mano, ofreciéndole supongo yo.
Aunque no me pudiera ve, sonreí ante aquella acción tan inocente de la pequeña, me fue imposible no sentir ternura.

LOVE YOURSELF 承 HerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora