LOVE YOURSELF 承 Her

민윤기 (III)

NARRA YOONGI

Hoy me encontraba componiendo una nueva canción, nada más que me dio hambre que tuve que ir a conseguir algo, verdaderamente tenía mucha hambre.
Ya fuera del apartamento, suspiré, estaba tan cansado que hasta creo que mi trasero se hizo más plano de lo que era, duele mucho. Le resté importancia aquello, y estaba por cruzar la calle cuando escucho nuevamente esa voz.

—¡Oppa!— y ya se encontraba tras de mí haciendo preguntas preguntas y ¡Más preguntas!

—¿Ahora qué? Mira ya te dije que no soy maestro de piano y mucho menos de música— dije aturdido por sus preguntas.

—Bueno, no es necesario que tengas el titulo, es que créeme que lo haces genial— se interpuso frente a mi.

—Mira niña, tengo hambre y no estoy de humor ¿Sí? Así que por favor déjame pasar— estaba perdiendo la paciencia.

—Uhu...— se hizo a un lado.

—¡Al fin! Gracias enana— le sonreí, espero no lo mal entienda.

Ella me regresó la sonrisa, en mi opinión muy tímida, pero no es importe mucho.
Seguí mi camino, llegué y compré comida rápida, una Hamburguesa con papas fritas y un refresco negro. Comí en el mismo establecimiento, al terminar pagué y salí ahora sí satisfecho. Cuando llegué al apartamento, una débil sonrisa se escapó de mis labios al ver al la misma chica de hace un rato; dormida al pie de mi puerta, se me hizo tan tierna verla así que no dudé ni un segundo en tomarla en brazos junto a su guitarra, por que sí, la muy pilla tenía una a su lado. Entré con una enorme dificultad, la dejé en mi cama y su guitarra a un lado del piano.

Le miré atento, sus facciones son muy lindas tomándole atención, sus finos labios con un toque rosado, sus cabellos largos y ondulados, pestañas cortas pero negras ligeramente rizadas, su piel luce tan suave y delicada.
En un movimiento involuntario, mi mano se deslizó por su esponjosa mejilla, y pude ver como se erizaba por mi tacto bajo las sabanas, es tan tierna ¡Dios! ¿Pero que me pasa? Yo no soy alguien cursi, y el amor es solo perdida de tiempo ¿Verdad?

Me levanté de un solo golpe mirando a la chica con asco, pero no necesariamente asco de ella si no de lo que acabo de pensar y hacer con ella.

¡No puede pasarme esto!

Le dí la espalda y respiraba bastante rápido, como si hubiese corrido un maratón, o peor aún.

—O-oppa...— escuché a la chica hablar medio dormida.

—¿Hmmm?— sentí mis mejillas calientes ¿Enserio me estaba sonrojando? Pfff patético.

—¿Estás bien? Te escuchas agitado— mi mente se encontraba prácticamente en un debate mental.

—Mmmm sí— gruñí, lo que menos que quería era hablar.

—No lo creo— y hay fue cuando ella se puso frente a mi mirándome con asombro.

—¿Q-qué?— le mire extraño.

—Estás... ¡Sonrojado! ¡Que cute!— comenzó a dar saltos como una niña una pequeña emocionada.

—¡Yo no estoy sonrojado!— le grité enojado.

—Oh...— su bella sonrisa desapareció y fue cambiada por una mirada de miedo.

Esa mirada la he visto antes...

¡JungKook!

—Oppa... Lo siento... lo mejor será que me vaya— y volví sentir el mismo miedo de aquella vez, el miedo de perder a alguien.

—No— tomé su brazo sin avisar.

—¿E-eh?— me miró entre asustada y confundida.

—Quiero decir... vuelve mañana... digo... si quieres— me puse tenso al instante.

—Esta bien...— y salió de esa puerta.

Me fue imposible no recordarlo

Me fue imposible no extrañarle

Me fue imposible no sentir miedo

JungKook...