❛12❜

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Nos vimos las caras con lástima, como unos buenos panas despidiéndose entre ellos y agradeciendo por los momentos pasados.

Bueno, no. Mucha mariquera. Perdóname Satanás.

—Si no juegas, te jodes; piedra, papel o tijera—cantó rítmico Hoseok y los tres pusimos las manos al medio.

—Mamaguevos—maldije cuando Hoseok y Namjoon sacaron tijera y yo con la mano estirada haciendo papel.

—Bueno chamo, tú sabes que eres pana y todo, fueron buenos momentos... pero te vas pal' quinto coño—expresó Namjoon imitando mi acción anterior de ponerse la mano en el corazón.

Como sea me despedí de ellos y salí del salón con mis cosas. Camino al patio me crucé con dos chamitos de primer año. Coño, voy a tener que echarles mal de ojo para dejar de encontrármelos.

—Habla.

— ¿Qué?

Me quedé en el aire con la palabra del carajito con cara de jeva, llegó así nada más diciendo que hable, no entendí la vaina.

Pero él se conformó y se quedó callado, viendo al otro de piel más oscura y señalándome después. Cual sea que fuera el jueguito que tienen es mejor que hablen claro, porque mi tiempo no se pierde en guevonadas con gente equis.

—Hablen ustedes... ¿más o menos qué quieren?

—Escuchar tu voz. Sabía que te había escuchado de algún lado—respondió el catire, dándome una explicación que en su momento tampoco entendí.

—Sigo sin entender tu guevonada, panita.

—Jimin, ¿estás seguro de la broma? Porque si me metiste embuste te jodo.

—Este pote de leche fue el que llamó la otra vez, carajo.

—Ya va... ¿cómo es la vaina?—pregunté de nuevo.

—Tú llamaste a mi teléfono y contestó Jungkook, según Jimin—señaló al catire al lado suyo—, pero no sé.

—Yo llamé a un número que sospechaba era el tuyo, y contestó alguien más diciendo que era un amigo del dueño...—repasé los hechos echando cabeza para acordarme de aquel día.

— ¡Viste!—exclamó el pelo rubio.

—Ya, ya...

El que parecía pollito con el tinte de pelo saludó al otro y se fue casi que corriendo, dejándome con él. Entonces entendí la vaina, mis sospechas eran ciertas y el número era del niño este, que aquella vez me dijo que era el cumpleañero, es que yo soy arrecho para no equivocarme en las vainas. Y en este caso no sabía si era bueno o malo.

—Bueno... ¿para qué me habías llamado?—preguntó de pronto, pero veía a todos lados menos a mí.

—Para eso, para saber si eras tú. Bueno, si no tienes nada más...

—Sí, quedaste solo en la evaluación que mandaron hoy...—habló con seguridad, sonando a afirmación más que a pregunta.

—Más o menos, ¿por qué?

—Que yo también, si quieres podemos ir los dos, pues...

Me pensé bien la vaina, después de todo este era uno de los inteligentes, más bien me extrañaba que lo hubieran dejado libre y que otro aprovechado no le hubiera metido labia para agruparse con él. Entonces, si me iba a ayudar a sacar buena nota, ¿por qué no?

—Dale pues, sí va.

Parece que lo que anteriormente le dije fue la noticia que le hizo el año, porque sonrió más que chavista con el pernil del CLAP.

Nunca me iba a cansar de decir que parecía un carajito.

Le extendí la mano para que la estrechara y la tomó, pero en vez de dar un saludo como un desconocido normal, me jaló del brazo para darme un abrazo. Después los dos nos vimos por unos segundos antes de tomar caminos diferentes.

No sé si a este le gustaban los tipos o era así de tostao' con todo el mundo. Pero más vale que fuera la segunda.

Lacra meets Pajúo ↠ yoontae.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora