Tal vez no era muy sano vivir para él.
Ciclo vicioso el cual su madre lo había atrapado.
"Por favor, hijo, no cuentes nada", creyendo que el amor la atrapaba.
Pero, ¿Es que realmente amo a su primogénito? Olvidado en la actualidad, abandonado eternamente por aquella que con locura debería amar.
Oh bello chico, el destino no se encargó de amarte como se debía.
Pobre alma desafortunada, cayendo en el dolor de la existencia.
— No te creo, SeokJin.
El mundo se caía a pedazos, y él sólo podía abrazar el cuerpo del de cabellos morados mientras cantaba la tristeza, mientras comentaba todo lo sucedido y la desesperación lo ahorcaba.
Tan frágil, tan adolorido. Incapaz de vivir por la eternidad.
"Odio mi vida", repitió hasta que el mismísimo cansancio se agotó de sus palabras tan amargas para ambas personas.
La maldad se encargaba de alimentarse de su dolor, creando más hechos desafortunados que sólo lograban aclarar su mente,
alejar de esa negación por las heridas del más bajo que tanto adoraba.
— ¿Por qué no intentas salir adelante?
— ¿Qué quieres que haga? No tengo nada, no tengo amor alrededor.
Me tienes a mí, a tus pies.
Se tragó sus palabras, se tragó el amor que sale por su pecho continuamente, odiándose porque se miraban bajo el colorido manto,
porque en ese momento la intensidad ya no era controlada
y la estrella estaba mucho más cerca de lo que pudo haber pensado,
y vaya que brillaba.
Deseó que fuera así eternamente, que sus ojos tan oscuros tuvieran ese brillo que era el castaño.
Estaban enloqueciendo de amor, inyectándose medicinas para que no pudieran sentir que era real,
dejándose hacer por la idea de que sólo necesitaban ser amados.
Fue un niño que jamás aprendió acerca de la poesía, que soñaba con ser el mejor, ver el universo frente a él, encontrándolo en un chico delgado que poseía las galaxias más perfectas dentro de su piel.
Una vez tan pequeño se dijo que abrazaría a una estrella, que la besaría para empaparse de su intensidad.
La imaginación jugó a favor de su realidad, eran todo lo que necesitaban.
La unión de sus belfos sólo pudo provocar la envidia del sol, porque ambos brillaban más que él en ese instante.
Derritiéndose en su propio abrazo, en el contacto cálido que hacían y que traspasaba al ser vivo verde que estaba debajo suyo,
ambos sabían que ese toque generoso sólo podía avivar el sentimiento de ambos tristes corazones necesitados de amor,
necesitados del otro.
Y aunque no pudo curar cada herida que su blanca piel cargaba a duras penas, algo en ambos interiores ha sido completado,
el comienzo de algo nuevo en sus vidas,
— Jinnie, ¿quién te hace daño?
o tal vez el comienzo del fin de ellas.

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loveless | namjin
Fiksi Penggemar孤独感 ━ tan sólo eres una pequeña estrella opacada por tu tristeza y falta de amor.