Capítulo Ocho |Editado

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Celeste

Sábado.

Hace tres días llegamos a Crowbylls con mi madre y que podría decir.

El llegar a la casa en donde viví con mi esposo fue mucho para mi sistema y con el corazón en mano le conté a mi madre lo que sentí.

Ella no tuvo problemas con dejarme ir a un hotel, me comprendió y eso me hizo sentir muy bien.

Asi que me encontraba en un hotel muy lindo, a decir verdad, en el centro de la ciudad. Mi madre se encargó de pagarlo por mí durante el mes que me quedaré.

Nuestra situación económica siempre fue muy buena, ya que mi padre era un empresario importante.

Cuando él falleció dejó la empresa en mis manos, pero realmente nunca me gustó ese mundo laboral y siempre quise ganar mis cosas por mi propia cuenta.

El mismo día del funeral conversé con Henry, la mano derecha de mi padre y dejé la empresa a su cargo. Él solo deposita a mi cuenta lo que me corresponde y créanme, son varios ceros que acumulo porque tengo mi propio trabajo.

Digamos sutilmente que estoy ahogada en dinero, pero no es algo que me enorgullezca ni me haga sentir mejor, me da igual.

El dinero no me quita las ganas de morir.

Con respecto a la casa de mis padres, es muy hermosa.

Tiene ventanales y balcones por doquier, tres pisos y muchas habitaciones.

Pensar en eso solo hace que mi preocupación aumente al darme cuenta que mi madre esta sola en ese lugar tan grande.

Hay otra cosa en la cual debo detenerme, y es que mi vida laboral se fue al carajo.

Cuando desperté supe que mi madre había renunciado por mí.

Obviamente dijeron que podía volver cuando quisiera y me sintiera mejor, pero lo único en lo que pienso en este momento es en disfrutar a mi madre y mi estadía en Crowbylls.

En este preciso instante me encuentro acostada en mi habitación del hotel, más que un hotel es como un departamento.

Apenas eran las 11:22 am y tenía varias notificaciones de algunas redes sociales que pocas veces abría.

Miré mi instagram, facebook, whatsapp y después de revisar lo mismo unas cinco veces más me entraron ganas de mandar todo al carajo.

Y eso hice.

Estaba cansada de ver tanta falsedad en las redes. Todos reían para la foto, cuando su realidad no era así.

Al menos dejé el whatsapp instalado.

Me levanté, tomé una toalla del mueble que estaba en la habitación y me dirigí al baño.

Me di una ducha y para cuando salí mi móvil tenía un nuevo mensaje de whatsapp.

Que bueno que no lo había eliminado.

Era Laura.

Laura: oye tú, el trabajo es más aburrido sin ti. :p

Sonreí, y luego me sentí rara al ser consciente de eso.

Nunca hubiera respondido un mensaje de Laura. Me parecía demasiado llena de vida para una persona tan amargada como yo.

Ahora me preguntaba, ¿por qué no? Ella nunca ha sido mala persona conmigo pese a todos los desprecios que le he hecho.

Aún así pensé que si había alguien muy profesional era Laura, ¿qué estaría haciendo con el teléfono en el trabajo?

Como dije antes, no la consideraba tan cercana como una amiga, sin embargo era muy simpática y muy graciosa.

De verdad era muy graciosa... Y siempre buscaba citas por Internet.

Yo: tendrás que acostumbrarte. No pienso volver tan pronto, menos para ver tu horrible cara.
Pd. deberías darte unas vacaciones tú también.

Respondió al instante.

Laura: ya quisiera yo, lástima que no nado en dinero como tú. ¿Por qué no me mantienes? e.e

Reí de verdad.

Yo: FKJDKDK, ya quisieras. Me haría pobre con lo derrochadora que eres.

Puse el teléfono a cargar sin ver el mensaje de vuelta.

Abrí la maleta y miré por la ventana, hacía mucho calor y decidí ponerme un vestido blanco con flores azules y vans negras.

Mi secreto era que cuando no estaba en el trabajo no dejaba de usar zapatillas bajas.

Dejé mi cabello mojado y lo tiré hacia un lado, me maquillle un poco y antes de salir tomé un vaso de agua.

Agarre mi pequeño bolso negro con lo necesario: llaves de mi auto (sí, tenía uno aquí), llaves de la habitación, dinero, mi teléfono, pañuelos desechables y ya.

No tomé desayuno, realmente tenía la capacidad de no comer y no sentir hambre.

Cuando llegué hasta el ascensor estaba ocupado por lo que decidí usar las escaleras, pero a la mitad del camino me arrepentí porque se me había olvidado que mi habitación estaba en el piso quince.

Me detuve en el piso número ocho y me quedé frente al ascensor esperando. Apreté uno de los botones y arriba decía que mi ascensor venía en camino.

5...6...7... Y... 8

Al fin. El ascensor se detuvo frente a mí y comenzó a abrirse, pero nunca pensé lo que vería. Palidecí.

Era Daniel... ¡Daniel! Pero no estaba solo, venía con una imitación de barbie a su lado. Pasé saliva.

-Cel...este -dijo mientras abría los ojos de la impresión.

-Daniel. -levanté mis cejas.

-Jamie -dijo la chica que estaba a su lado, voltee a verla.

Sonrió muy exageradamente para mi gusto y estiró su mano hacia mi.

Que asco su sonrisa tan animada...

Miré su mano dudando si tomarla o no, finalmente la tomé con desconfianza.

-soy la novia de Daniel. -dijo con entusiasmo.

-¿qué? -dijimos yo y Daniel al unísono.

Jamie solo se limitó a sonreír y arrastró a Daniel fuera del ascensor.

- un gusto -dijo alargando la "o" para que luego se perdieran en el pasillo.

Daniel en todo momento solo se limitó a abrir su boca y quedarse en estado de shock mientras era empujado por la rubia, vaya que tenía fuerza.

¿Qué hacía el aquí? ¿Tenía novia? ¿Por qué no me lo dijo?

¿Tenía novia?

Parpadee dándome cuenta de que el ascensor se había cerrado y suspiré ya desesperada.

Maldición, mejor si tomaría las escaleras.

Prometo Olvidarte ©| CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora