Última narración de Daniel.
Daniel
Mi corazón palpitaba rápidamente. Mis manos viajaron a su rostro y lo acariciaron con desesperación, mis labios presionaban los suyos suavemente, pero con una dosis sobrecargada de pasión.
La miré sorprendido una vez que nos alejamos. Su vestido negro remarcaba sus curvas y su largo cabello hacia ver su cuerpo mucho más delgado. Su labial cargado hacía que sus ojos verdes destacaran entre su pálida piel.
Era sencillamente perfecta.
-¿Qué fue eso? -pregunté anonadado.
-fue que me encantas. -susurró cerca de mi oído.
Entonces me tomó de la mano y me guió escaleras arriba, yo solo la seguí sin importar.
No podía dejar de pensar en lo maravilloso que el vestido encajaba en su cuerpo.
Celeste era hermosa físicamente así como por dentro también lo era. Realmente el caparazón de arrogancia que solía tener las primeras veces que nos vimos desapareció por completo.
Ella era todo lo contrario a lo que fingía ser. Era una persona muy sensible que había sufrido demasiado a lo largo de su vida.
Claro que yo daría lo que fuera por ella y por su felicidad.
Aunque esa decisión me rompiera por dentro.
Subimos al tercer piso de la casa y yo intentaba no mirarla demasiado, no quería parecer depravado, en absoluto.
Mi admiración por ella era la más sincera admiración que pude tener por alguna mujer en mis veintisiete años de vida.
Nunca tuve alguna novia, ella era la primera. Pero si a veces solía acostarme con prostitutas o alguna que otra chica que quisiera sexo sin compromiso.
Jamás había sido de los que regalan flores o se preocupan por alguna mujer. Nunca me había tomado el tiempo de besar algunas manos o admirar a la dueña de ellas.
Sus manos eran pálidas y delicadas. Frágiles, como ella.
Una vez que nos detuvimos frente a la puerta supe que algo tramaba, porque no la abrió de inmediato.
-perdón.
Dijo y no entendí. Iba a responder pero abrió la puerta y su vestido hizo juego con todo el lugar. Todo cobró sentido menos la disculpa.
-¿perdón? -cuestioné sorprendido. - Esto es mucho mejor que la película que estaba viendo. -comenté.
En el centro del observatorio se hallaba una mesa. Tenía dos platos servidos e insisto, la decoración era increíble.
Entonces que Rosa me pidiera hacer la compra del supermercado aún sabiendo lo peligroso que era salir para mí tuvo sentido.
Más porque la despensa de la casa siempre estaba llena.
Una botella de vino muy costosa decoraba el centro de la mesa.
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Prometo Olvidarte ©| Completa
Romance*Esta historia es un borrador, por lo tanto tiene errores de distintas índoles.* Celeste Black es una chica adinerada de veintiséis años. A lo largo de su vida nunca tuvo mayor sufrimiento hasta que sus padres quebraron. Fue desde entonces que toda...