Capítulo veintiuno |Editado

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Antes de leer:

Hola nuevamente, solo quiero advertir que este capítulo contiene escenas un tanto subidas de tono, advierto porque seguir leyendo o no queda a consentimiento de cada uno.

que disfruten su lectura, besitos.


***

Al despertar sentí sus brazos rodeándome. No abrí los ojos porque no era necesario, sabía perfectamente quién estaba a mi lado.

Sonreí aún sin despegar mis ojos y sentí el contacto de sus labios con mi rostro. Finalmente los abrí.

-Buenos días, preciosa. -susurró con voz ronca.

Daniel se veía radiante, realmente nunca lo había visto tan feliz desde que lo conocí y yo correspondía su felicidad.

-Buenos días. -respondí dándole un corto beso en los labios, y escondiendome entre las sábanas.

-¿quieres jugar, Celeste Black? -dijo en tono juguetón.

De pronto me vi en una guerra de cosquillas contra Daniel.

Él intentaba quitarme las sábanas y yo me escondía cada vez más. Admito que desde hace mucho tiempo en mi vida no reía de esta forma, hace tiempo que no compartía con alguien.

No podía dejar de reír, ya no aguantaba las cosquillas.

-¡ya! -grité -¡está bien! ¡me rindo! ¡Duele mi estómago! -exclamé riendo -¡ya!

-Dime que me quieres -dijo mirándome fijamente mientras se detuvo unos segundos.

-Mhmm... -balbucee a propósito y lo miré pensativa.

Daniel frunció el ceño haciendo un puchero y yo me arrepentí.

De pronto otra vez lo tuve haciéndome cosquillas.

-¡Dime que me quieres! -insistió y luego se subió sobre mí cuidando de no aplastarme.

-¡está bien! -no podía dejar de reír -¡lo diré! ¡ya! ¡TE QUIERO! -grité casi sin respiración.

Dejó de hacerme cosquillas satisfecho y mientras intentaba recuperarme pude ver un destello en los ojos de Daniel.

Uno que lamentablemente no pude descifrar hasta unos minutos más tarde, cuando comenzó a besarme apasionadamente.

Pensé detenerme, pero creí necesitarlo tanto como él, entonces solo me deje llevar por lo que sentía.

Daniel siguió besándome de una forma distinta a las otras veces, me vi perdida cuando enredo sus dedos por mi pelo y comenzó a acariciarlo aún sobre mí.

Sentir su cuerpo tan cerca de mí no ayudó a poder controlarme. Me aferré a su torso desnudo y comencé a trazar caminos con mis manos como si nunca hubiese acariciado a nadie.

Aferré mi agarre cuando sus besos comenzaron a descender por mi cuello, era la primera vez que lo hacía y vaya que se sentía bien.

Solté un pequeño gemido en su oído mientras el mordía suavemente mi cuello, al mismo tiempo enrede mis manos en su suave cabello.

Sus manos comenzaron a explorar lugares de mi cuerpo que yo misma había olvidado, la temperatura comenzó a elevarse y de pronto sentí que mi pijama estaba sobrando.

La mano de Daniel me acariciaba por debajo de mi camisa de pijama trazando suaves caricias de abajo hacia arriba y viceversa, tentandome por sobre todas las cosas.

Prometo Olvidarte ©| CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora