9.Sábado que sola estoy.

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Joel ya no estaba, lo  busque por todo el departamento y al parecer me había dejado sola en el lugar.

Aproveche toda la comida que había  en el refrigerador del jefe de Joel y me prepare un buen desayuno, y al terminar me fui a mi casa, ya que yo ya no quería ver a Pimentel ni un segundo más, realmente estaba enojada con él.

Normalmente yo acostumbraba a salir a pasear los sábados con mis amigos o con mi familia, pero como desde la fiesta de ayer me había quedado oficialmente sin amigos,decidí preguntarle a mi familia si quería hacer algo conmigo.

-Oye, hermanito precioso.

-¿Qué quieres? -Dijo Chris algo fastidiado mientras se echaba dos litros de perfume.

-¿A donde vas? y ¿si me llevas? para convivir más como hermanos -hice un puchero.

-No -contesto cortante.

-¡Pandita por favor!

-No me vas a convencer con eso -soltó una risita-  Nat, voy a salir con una chica, ¿Quieres ver como nos besamos?

-Pero... -No me dejo terminar de hablar y se salió del cuarto en dirección a su estúpida cita.

-¡Papi! -Jamás le había pedido a mi papá que saliera conmigo, así que estaba cien por ciento segura de que aceptaría- ¡Papá! -Volví a gritar mientras entraba a su habitación.

-¿Qué quieres? -respondió haciendo el mismo gesto que Christopher, ellos dos eran bastante parecidos.

-¿Vamos a pasear? -solté de golpe.

-¿Quieres ir a la feria?

-¡si! -dije emocionada.

-Te llevo, si tu terminas con Joel.

-Mejor saldré con mi mamá -entre cerré los ojos.

-Tu mamá está trabajando -me miro con una sonrisa victoriosa.

-Bien -fruncí el ceño y azote la puerta.

Camine hacia la sala derrotada ya que nadie había  querido salir conmigo, me tumbe en el sillón para ver televisión durante horas, tenía la esperanza de que mi hermano o mi mamá llegaran pero jamás lo hicieron.

-Me voy a la feria -murmuró mi padre y salió de la casa dando un portazo.

Genial, tenía la casa sola, pero yo estaba más sola que la casa, así que me volví a recostar para seguir viendo la televisión.

Comencé a escuchar mucho ruido proveniente de la calle, apague el televisor para poder escuchar que era, sonaba como... ¿balazos?

Cada vez estaba más segura de que eran balazos por que se escuchaban más cerca conforme pasaban los minutos. Estaba a punto de subirme al segundo piso cuando los balazos se escuchaban muy cerca, tan cerca que parecía que estaban disparando  directamente a mi casa  y al mismo tiempo tocaban la puerta con mucha desesperación.

-¡Natalia, ábreme por favor! -escuche la voz de Joel por el otro lado de la puerta.

Mi estomagó me dolía de los nervios.

Intente correr hacia la puerta pero el miedo hacia que no pudiera mover las piernas tan rápido.

Abrí la puerta para que Joel entrara y me asuste al ver que los armados le apuntaban a él.

Joel cerro la puerta con seguro y me llevo corriendo hacia el jardín diciéndome que me tirara en el piso hasta que el tiroteo terminara.

Cuando todo acabó, nos sentamos en el pasto y me abrazo con todas sus fuerzas.

-¿Estás bien? -me miró asustado.

Soló asentí, pero tenía muchas preguntas en mi mente.

-Joel... ¿Por qué te querían matar? -mis ojos comenzaron a cristalizarse.

Lo único que pude ver fue que sus ojos cafés se fueron apagando mientras me quitaba la vista de encima.

-N-no -contesto nervioso- Yo venía a verte y cuando llegué ellos ya estaban aquí -levanto las manos queriendo decir que el no tenía nada que ver.

Se acercó a mi boca intentando darme un beso pero yo lo esquive, sentía que me estaba mintiendo.

-Nat -tomó mi mano- ¿recuerdas cuando te quejabas por que no podías ver las estrellas con la luz de la ciudad?

-¿Qué tiene? -lo mire confundida.

-Espera -se paro en dirección a la casa y apagó todos los focos incluyendo los del jardín, yo ya no veía nada pero seguía escuchando su voz- Mira arriba.

Alce la vista y el cielo se veía realmente hermoso lleno de millones de estrellas, las pude ver gracias a que Joel había apagado todos los focos.

-Es...

-¿Precioso? -completó Joel.

Iba a morir de la felicidad.

-Merezco un beso ¿no? -su mano acarició mi mejilla aunque no sabía como lo hacia si realmente no se veía nada.

-¿Cómo te lo doy si no te veo? -solté una risita.

-Yo me encargó -tomó mi rostro y sentí sus suaves y grandes labios sobre los míos, me besaba con dulzura, no quería que ese beso terminará nunca, pero alguien prendió los focos e interrumpió el beso, mi papá.

-¡Papá! -me levanté asustada.

-Te largas, tu no eres bienvenido en está casa -miró a Joel con odio.

-Papá no le hables así -grite.

-Tu no te metas, estás castigada.

-Señor, entiendo que me odie, pero tiene que aceptar que Natalia es mi novia, ya vamos a cumplir un año juntos -lo tomó del hombro.

-No me interesa, te largas -Jalo a mi novio del brazo hasta la puerta de la salida.

-¡Te amo Natalia! -escuche que alcanzo a gritar antes de que mi papá le cerrara la puerta en su cara.

[...]

Domingo, otro día aburrido, y mientras mis papás y mi hermano desayunaban, yo veía el noticiero.

Y en otras noticias, hubo una bala-cera en la colonia Roma, el problema se dio por que los armados perseguían a un vendedor de droga que pertenece al grupo de delincuentes más buscado del país, el vendedor fue identificado por el nombre de...

Apagué la tele los más rápido que pude, mientras escuchaba como mi corazón se partía en miles de pedazos, Joel me había mentido, el si era un vendedor de drogas, era uno de los delincuentes más buscados del país.

-Natalia, ¿por qué la apagaste? -Dijo mi papá con la boca llena- había una noticia que paso donde vivimos.

Eres tú | Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora